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La censura nunca será igual; Un recorrido por tres siglos de libros perdidos

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Agencias.- Empecemos con una buena noticia: la Inquisición española nunca se preocupó mucho por la obscenidad.

—Ah, ¿no?

—No, no. El concepto de mal libro es tramposo, cambia con los siglos y los lugares, no es lo mismo un mal libro en el XVI que en el XVII, ni en España que en Roma, pero en principio son malos los libros herejes, los libros de magia y de adivinación y los libros que defienden ideas de otras religiones. Los moralistas intentaban meter en esa lista los libros obscenos, pero la Inquisición española nunca se ocupó demasiado por eso. Era una cuestión que ocupaba a los confesores, no a los inquisidores y censores.

María José Vega lleva años estudiando la censura dentro del proyecto Prueba de Concepto, del que es directora, y ahora su trabajo se ha convertido en una exposición. Se llama, claro, ‘Malos libros’, podrá verse en la Biblioteca Nacional hasta el 11 de febrero y viene a ser una ‘masterclass’ de la censura desde 1544, fecha del primer índice de libros prohibidos, hasta la Constitución de 1812, con la abolición de la Inquisición. Entre medias, hechizos, rezos paganos, pensamientos heterodoxos, instrucciones para leer la fortuna en una mano, religiones lejanas, noticias incómodas, borrones de tinta, gente enfadada, gente con miedo y obras mutiladas con más o menos cuidado.

—Y otra curiosidad: los índices de libros prohibidos, que son el instrumento capital de la censura, no nacieron en la Iglesia, sino en la universidad. Tienen un origen académico y universitario, porque es a los teólogos a quienes concernía mantener la ortodoxia. Luego ya pasaron a la Inquisición.El primer índice se completó en la Universidad de París en 1544, y no era un documento que ordenaba la prohibición sino que la pasaba a limpio: recogía los títulos que ya estaban prohibidos aquí y allá, para armonizar el señalamiento. Con el paso de los años se fueron haciendo más gruesos (es fácil cogerle el gusto al poder de silenciar, y si no miren sin pestañear por ahí) y complejos, y así llegamos al severísimo índice paulino de 1559, que es la obra maestra del género, el Quijote de los censores, un prodigio del vituperio. Se ideó como un cortafuego del protestantismo, que había que frenar como se frenaba la peste, según dictó el cardenal Michele Ghislieri. «Cuando empieza una peste se la descubre primero en dos o tres casas y, para que no se extienda a la ciudad, se manda quemar todo lo que hay en ellas, sin reparar en el quebranto de los particulares», sostenía, como si aquello fuera la Doctrina Truman. El hombre inventó la censura a futuro, nada menos. Se redactó una lista de seiscientos ‘auctores damnati’, peligrosísimos ellos, de los que se prohibían todos sus textos independientemente de su naturaleza o calidad; se prohibían, incluso, lo que aún no habían escrito. También cancelaban cualquier idea que saliera de una imprenta que hubiera publicado una obra herética. Juntaban el autor y la obra y la imprenta. ¿Se puede aspirar a una censura mejor, más eficiente?

«Son unas cifras desproporcionadas comparadas con las de los índices anteriores. Hubo mucha gente que se inhibió, que dejó de escribir, pero eso no lo podemos medir», explica Vega.

Las consecuencias de aquel índice llegaron hasta el siglo XX. En 1992, durante las obras de rehabilitación de una vivienda en Barcarrota (Extremadura), encontraron tras un tabique un atadijo de once libros del siglo XVI: todas prohibidas, por supuesto, por nuestro querido índice paulino, y todas escondidas por su dueño para salvar el pellejo o el patrimonio. Ahí había textos de sátira social, oraciones prohibidas, nigromancias, libelos filoprostestanes y un diálogo pornográfico de orientación homosexual, entre otras joyas.

Lo de prohibir libros, sin embargo, no era muy buen negocio. Los libreros presionaron en contra por eso del pan y del comer, y al final se acabó llegando a una solución salomónica: los índices expurgatorios. Ya no se cancelaba el libro, sino un pasaje que se tachaba con más o menos violencia para después devolver a circulación la obra. «Se prohíbe un pasaje en el que se menciona a un hereje, o una escena que no es conveniente por algún motivo, normalmente religioso. Roma nunca vio bien esta política, pero España la convirtió en política propia. Aquí tenemos grandes índices expurgatorios».

Hay libros tachados con mimo, como las obras completas de Gil Vicente, consideradas irreverentes con lo sagrado, y otras donde el censor se gustaba y convertía el borrón en obra de arte: así ocurrió con el ‘Diálogo del amor’ de León Hebreo, que fue expurgado con un pincel de trazo grueso, dejando ríos negros que nos impiden disfrutar del conocimiento del poeta. Ocurrió algo similar con el ‘Malei Maleficorum’ de Jakob Sprenger: dan ganas de colgarlo en un salón con un título intenso en la cartela. Lo esencial es invisible a los ojos, por ejemplo.

La gente también reía en la época (seguimos en el siglo XVI). «Hubo un señor que empezó a hacer índices pirata en Italia. Los presentaba como una lista de libros recomendados y venía a decir: si ustedes quieren leer algo interesante, lean esto, y eran todos libros prohibidos», comenta la investigadora. ¿A qué se debía el éxito de la censura? «La multiplicación de índices es paralela a la multiplicación de los libros gracias a la imprenta. Y tiene que ver también con el inmenso impacto del luteranismo en la cultura europea, que había que contener. Hoy son obras monumentales. De hecho, hay libros que conocemos que han existido solo porque están ahí registrados, porque los hemos perdido».

Los límites de la herejía se rompieron, y ya la censura alteró la historia, la ficción, la ficción y demás deformaciones de la imaginación. Ocultaban pasajes de la ‘Divina comedia’ de Dante por criticar la avaricia de los papas, también mutilaban folletos propagandísticos de la rebelión en Cataluña (1640-1652) por «sediciosos» y una obra de Ciro Spontone que explicaba cómo leer el futuro en las arrugas de una frente. Y por cierto: en 1572 le secuestraron a Bartolomé de las Casas los ejemplares de su ‘Brevísima relación de la destruición de las Indias’, aunque solo en América. Fue una orden de Felipe II.

Al final del recorrido expositivo se vuelve a la lujuria y la obscenidad. Hay una reproducción de los ‘Dieciséis modos’, una recopilación de dieciséis posturas sexuales dibujadas por Giulio Romano y con sonetos de acompañamiento de Pietro Aretino, que se murió con la etiqueta de pornógrafo en la frente. Fue un libro escandaloso que se destruyó por obsceno. Del siglo XVI solo sobrevivió un ejemplar, propiedad de un tal Toscanini. En el XVIII se recuperó y fue bandera del libertinaje. No se tradujo al castellano hasta 1933. «Hemos puesto las imágenes más castas por si venían niños a la exposición», remata Vega.


Fuente: ABC.

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Cultura

“Historia Viva de Cancún” un libro para conocer en letra la voz del municipio

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Cancún.- Se llevó a cabo la presentación del libro “Historia Viva de Cancún” en la Biblioteca Nacional de la Crónica, en el marco de los eventos conmemorativos por los 54 años de la ciudad y los 50 años de Quintana Roo.

Con la presencia de la gobernadora Mara Lezama Espinosa, acompañada de protagonistas de esta historia de Cancún, entre ellos los ex gobernadores David Gustavo Gutiérrez, último del entonces territorio; Pedro Joaquín Coldwell, también ex diputado federal, ex senador y ex secretario de Turismo y de Energía; Miguel Borge Martín, y otras personalidades que escribieron la historia del destino turístico más importante de América Latina.

El cronista de la ciudad y autor del libro, Fernando Martí, explicó que este libro reúne un total de 24 conferencias que fueron impartidas durante la celebración del 50 aniversario de Cancún.

La gobernadora Mara Lezama recordó que cuando fue presidenta municipal de Benito Juárez se trabajó mucho en la celebración del 50 aniversario de Cancún, pero la sorpresiva pandemia por covid 19 lo frenó. “Sin embargo, ahora me da gusto ver la historia viva de nuestra ciudad”.

Destacó como una idea extraordinaria plasmar este libro que, reiteró, contiene la historia viva de quienes, en un privilegio, permiten escuchar su voz.

Mara Lezama puntualizó que hoy vivimos una nueva era del turismo, justo cuando Quintana Roo cumple 50 años de creación como Estado, en el que los 12 destinos turísticos se unen como uno solo para ofrecer experiencias extraordinarias a los visitantes y turistas, y mejor calidad de vida a quienes hacen posible que el turismo esté satisfecho y quede enamorado para regresar de nuevo.

Invitó a todas y todos a adquirir el libro para tenerlo en sus manos, que contiene la historia viva de Cancún, integrada por hombres y mujeres de diversas partes del país y del mundo. “Cancún es un crisol de gente extraordinaria” afirmó al destacar que es la primera mujer gobernadora y también la primera de Cancún.

Como participantes en esta presentación estuvieron el periodista Jorge González Durán; el ex presidente municipal Joaquín González Castro; la periodista corresponsal Ernestina Mc Donald; el último gobernador del territorio, David Gustavo Gutiérrez; Miguel Borge Martín; la ex diputada federal, ex senadora y ex secretaria de Turismo, Silvia Hernández, quienes compartieron sus experiencias y contribuciones.

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Cultura

Visitantes de Cozumel atestiguan espectáculo arqueoastronómico en el “El Caracol”

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Cozumel.- La Fundación de Parques y Museos de Cozumel (FPMC) abrió las puertas del Parque Ecoturístico Punta Sur, para que la comunidad cozumeleña disfrutara del espectáculo arqueoastronómico de la alineación del sol durante el ocaso en el vestigio arqueológico “El Caracol”.

A partir de las cinco y media de la tarde, familias enteras se congregaron en las inmediaciones de “El Caracol”, para contemplar el espectáculo natural del astro rey que se alineó con la ventana superior del edificio que data del periodo postclásico tardío (1200-1500 d.C.) y que se distingue por su singular cúpula, característica poco común en la arquitectura mesoamericana.

Las y los asistentes fueron recibidos por el director de Punta Sur, Jesús Benavides Andrade, quien les explicó que el edificio, que posee dos fases constructivas, se utilizó como un marcador y señalamiento prehispánico de navegación para los antiguos mayas que viajaban por la costa oriental.

Como actividad adicional, las familias cozumeleñas pudieron visitar el mogote X’tacún y conocer el manantial que da nombre a esta laguna, acompañados por el personal del parque, que les explicó la importancia medioambiental del ecosistema de manglar.

Este evento, representa un acercamiento a la valoración del patrimonio biocultural de Cozumel y una mirada a la grandeza de la civilización maya y su profunda conexión con el cosmos, por lo que el director general de la FPMC, Alejandro Marchán Payán, invita a la comunidad a visitar Punta Sur y presenciar este fenómeno en los próximos meses de agosto y octubre, cuando el sol se alinea una vez más con la ventana del remate superior de “El Caracol”, al atardecer y al amanecer, respectivamente.

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