Por Carlos Águila Arreola

CANCÚN, 24 DE FEBRERO.- Pablo Careaga Córdova, enlace territorial del proyecto en el sur de Quintana Roo aceptó que habrá impacto a la naturaleza por el Tren Maya, pero justificó que “las medidas de mitigación van a ser muchísimo mayores”, mientras que Pedro Uc Be, de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya, expuso que el tren “sólo beneficiará a pudientes y extranjeros”, en respuesta a que cualquiera será socio si pone tierras o capital.

El proyecto del Tren Maya pondrá fin al modelo turístico depredador hacia el medio ambiente que hasta ahora ha prevalecido en Cancún y Playa del Carmen, que ya está en Tulum y va a Bacalar, acusó el funcionario, quien señaló que podrán ver el proyecto como dos grandes planes: uno es la construcción de las vías y la compra de trenes, donde habrá asociación con la iniciativa privada, y la otra, la que realmente es la razón de ser, es el reordenamiento territorial por medio de polos de desarrollo sustentables.

“Definitivamente es un reto que yo llamaría parteaguas, que no significa que no lo podamos resolver; afortunadamente, ya la ingeniería humana permite hacer prácticamente todo y si los chinos pueden hacer aeropuertos flotando en el mar, ni modo que nosotros no podamos hacer un tren bien hecho, como debe de ser”.

El fundador y director general de Travesías Pachamama –son experiencias adaptadas al aprendizaje experiencial de la naturaleza– señaló que uno de los objetivos principales de las razones de ser del proyecto, es hacer un ordenamiento ecológico en la región.

“Así como estamos, este modelo que hemos seguido en los últimos años en temas de desarrollo turístico, ha sido muy depredador hacia el medio ambiente, lo vemos en Cancún y Playa del Carmen, lo estamos viendo ahorita en Tulum, ya va para Bacalar.

“Este proyecto se trata de revertir por completo esa estrategia y hacer un verdadero modelo turístico sustentable, sostenible, que incorpore a las comunidades locales y que beneficie profundamente al medio ambiente.”

Pablo Careaga aceptó que habrá un impacto, “pero las medidas de mitigación van a ser muchísimo mayores y estoy convencido, y ese es el principal interés, que beneficie al medio ambiente porque estoy convencido de que después nuestras áreas naturales protegidas, y en general los ecosistemas del Sureste, van a estar mucho mejor que antes”.

Imposición
El activista Pedro Uc Be, por su parte, reiteró que “alrededor de 40 comunidades indígenas de la península recurrirán al amparo ante la imposición del ‘tren del atropello maya’ –como llama al proyecto ferroviario para el Sureste mexicano– y la ciudad de soporte en la región” para la construcción del polémico proyecto.

El pasado 2 de diciembre, durante el “Encuentro Maya Peninsular de Resistencia en Defensa de Territorios”, había adelantado la intención de decenas de comunidades que serían afectadas de recurrir a la protección de la justicia federal.

“Quizá el proyecto no sea malo, pero nos desagrada porque violenta los derechos indígenas; esperábamos que con el cambio de gobierno las comunidades originarias se hicieran visibles para la Federación y se reconsiderara el megaproyecto, pero con desagrado nos percatamos de que en esta nueva administración la justicia no llegará a los indígenas de México.”

Y “ni hablar de buena fe, porque no existe. Todo se ha llevado a nuestras espaldas, y para que sea culturalmente adecuada quisiéramos que cualquier decisión sea en presencia de nuestras representaciones y en nuestros territorios, no a cientos de kilómetros, en la Ciudad de México”.