EN LA OPINIÓN DE:
La política y su transición de la posmodernidad a la sociedad del rendimiento
Por.Hugo Alday Nieto
Desde el desarrollo del concepto de democracia y de sus elementos esenciales como el estado de derecho, el gobierno representativo y la división de poderes surgida a partir de la ilustración de Diderot, pasando por Montesqueu, Rousseau, Locke, Hobbes, Stuart Mill, Hamilton y Weber, entre otros, se comenzó a gestar la llamada posmodernidad a través de la cual se comenzó re-cuestionar el origen de todas las cosas y entre todas ellas, de la política y de la democracia.
Con el paso del tiempo y el desarrollo de hipercapitalismo en palabras de Byung-Chul Han, la sociedad del rendimiento en la que vivimos es una realidad que nos encadena a la explotación productiva del hacer, hacer, hacer, llevando a la humanidad a una hiperactividad mortal, lo que en palabras de Nietzsche se explica de la siguiente manera: “Por falta de sosiego, nuestra civilización desemboca en una nueva barbarie. En ninguna época se han cotizado más los activos, es decir, los desasosegados. Cuenta, por tanto, entre las correcciones necesarias que deben hacerse al carácter de la humanidad el fortalecimiento en amplia medida del elemento contemplativo.”
En este devenir histórico en el que cada vez más, el hombre se desidentifica de un sistema que lo explota y que lo hace cada día más lejano de la realidad material para acercarlo a la realidad virtual, en la que se muestra el mundo de lo que todos deben aspirar a ser, más ricos, más inteligentes, más guapos, más famosos, más viajeros, más bailadores, más exitosos con sus parejas; y del que sin saberlo nos convertimos en víctimas por la insatisfacción del nunca poder ser como quien aspiro a ser a través del entorno digital, es allí donde surge también la política de la post-posmodernidad, que explota a la sociedad del rendimiento a través de las redes sociales.
Partiendo de la ecuación nihilista de que si Dios está muerto, todo está permitido, surge el mito del hombre soberano y su confusión con el hombre libre, en la que el primero de ellos, es aquel que tiene la decisión suprema sobre sí mismo, y por lo tanto tiene la facultad suprema de suprimir el derecho y las reglas del mundo que lo rodea, del mundo en donde se encuentra inmerso y por ende, genera su propio orden jurídico.
Por su parte, el hombre libre es aquel que puede tomar sus decisiones dentro del marco poítico-jurídico-formal, que se ha establecido dentro del contrato social de que forma parte. Para este tipo de hombre que se debate en su subsistencia en la sociedad del rendimiento, Kant lo define como aquel que “tiene conciencia moral y un juez interno que lo observa, lo amenaza, lo mantiene en respeto, y este poder, que vela en él por las leyes, no es algo que en él se forja, sino que está incorporado a su ser”.
Es así que, en la sociedad del rendimiento el narcisismo del político comienza a crecer con el abuso de las redes sociales y a través de #Facebook nos dice Byung-Chul Han, parafraseando a Carl Schmit, el político explota al que comenzó como un ciudadano políticamente activo (Stuart Mill) generando crítica, participando con ideas disruptivas y poniendo a la filosofía en acción para generar una revolución del conocimiento y mover a las masas a una transformación; en un sujeto pasivo (Stuart Mill), al que se encasilla en la mera tarea de acumulación de amigos, de likes y de compartir las publicaciones de su líder, limitándolo de toda posibilidad de trascender a través de la generación de pensamiento crítico político, y encadenándolo al castigo de la depresión emanada de la democracia de la sociedad del rendimiento, en la que el político narcisista le exigirá cada vez mayor rendimiento y acumulación de amigos virtuales, pero sin la satisfacción de participar en el desarrollo de ideas y proyectos revolucionarios que mantengan la chispa y la vida que daban sustento al sujeto activo.
No cabe duda que la política como parte fundamental de la filosofía se encuentra en una total transformación, y seremos testigos de la definición que las conciencias tomen para decantarse entre ser ciudadanos activos y hombres libres, y aquellos que pretendan quedarse en la desgastante paradoja de ser ciudadanos pasivos y hombres soberanos. Mientras tanto, la vida sigue, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
Más sobre el autor. Hugo Alday Nieto.
Licenciado en Derecho con Mención Honorífica por la Universidad La Salle del Pedregal.
Maestro en Derecho por la Universidad de Mayab.
Master internacional en derecho de la propiedad industrial e intelectual por la Universidad de Alicante, España.
Especialista en arbitraje en Propiedad Industrial por la OMPI.
Doctorante en derecho por la Universidad Anahuac de Cancún.
EN LA OPINIÓN DE:
4T: CONGRUENCIA O DERROTA
“La Última Palabra”
Por: Jorge A. Martínez Lugo.
• Punto de inflexión: o la 4T corrige sus conductas internas o se viene una gran derrota en el 2027; ¿quién entenderá las señales?
• Por eso llegan gobiernos ultras como Milei; la sociedad prefiere votar por un loco que por un corrupto.
• La presidenta Claudia Sheinbaum parece estar sola y abandonada por las tribus internas que mantienen la rapiña por el poder, los presupuestos y los negocios.
La corrupción que no se detiene y no hay señales de querer acabar con ella.
Al contrario, hay mucha basura política incorporada a la 4T después de la derrota electoral de 2021, cuando se generó ese pragmatismo salvaje por Andrés Manuel López Obrador, para ganar la mayoría constitucional en el Congreso de la Unión.
Sin embargo, aún hay un amplio “bono electoral” después del hartazgo social que sacó del Palacio Nacional a la corrupción neoliberalista en 2018.
En la marcha de este sábado 15 de noviembre hubo mucha manipulación mediática y porril, pero también está creciendo otro tipo de hartazgo que se tiene que escuchar y atender.
No se puede seguir mirando hacia otra parte sin dar señales de estar escuchando al pueblo, cuando prevalece la corrupción en gobiernos morenistas-verdes, que con toda impunidad actúan como en el viejo régimen prianista, de lo cual aquí en Quintana Roo tenemos ejemplos.
Otro tema son los fraudes electorales implementados por la 4T, igual que en el pasado, como son los casos del municipio de la capital, Chetumal, donde reeligieron con trampas a una alcaldesa foránea que reprobó como gobernante, pero aún así la volvieron a imponer.
Igual en Felipe Carrillo Puerto, a otra “fundadora” incongruente con los principios de no mentir, no robar y no traicionar, le tuvieron que encarcelar a su principal oponente para que pudiera ganar a duras penas ante una candidata suplente. Además, el Congreso está lleno de sumisos incompetentes, salvo excepciones, por decir lo menos, que ganaron por la ola obradorista. Y el Poder Judicial, secuestrado en la ilegalidad constitucional; ni siquiera hubo fraude, simplemente no hubo elección de Heyden. Como si el pueblo fuera tonto. ¡Sigan así!
Lo único que puede salvar a Claudia Sheinbaum y su proyecto 4T es que ofrezca muestras de querer acabar con la corrupción, tanto la de antes que sigue incrustada en el sistema, como la actual, alojada en el interior de su propio movimiento.
Congruencia es la palabra clave. Si persisten en derrochar el “bono democrático” -que se les está escurriendo como el agua-, van a recibir una dura lección en 2027, ni siquiera van a esperar hasta el 2030, cuando pueden perder la Presidencia de la república. Por mucho fraude, no les va alcanzar -no leen las señales-, si continúa la imposición de “candidaturas indeseables” en todos los niveles.
Ya tienen un primer aviso: la caída de Claudia Sheinbaum en el ranking internacional, del 2° al 9° lugar, misma encuesta que gustaba presumir a López Obrador.
Incongruencia, en el caso a nivel nacional del senador Miguel Ángel Yunes Márquez, representante de una familia icónica de la corrupción del pasado, a quien por un voto le entregaron nada menos que la Comisión de Hacienda en el Senado (¡!).
Y se siguen acumulando. No quieren escuchar que el problema no son las marchas ultras, con mucha violencia manipulada, como la del 15 de noviembre pasado, sino la corrupción interna y la lucha de poderes que desde dentro socavan a un gobierno que ahora está acorralado y necesita un plan para recuperar el paso.
Restablecer o mantener la confianza que poco a poco se va desgastando, está bastante difícil, ya que la presidenta Claudia Sheinbaum parece estar sola y abandonada por las tribus internas que mantienen la rapiña por el poder, los presupuestos y los negocios, tanto a nivel nacional, estatal y municipal.
¿Por qué llegan al poder gobiernos ultras como Milei? Precisamente, porque la gente prefiere votar por un loco que por otro corrupto. Usted tiene la última palabra.
ooOoo

EN LA OPINIÓN DE:
EN DEFENSA DEL PODER LEGISLATIVO
En opinión de
Dr. Hugo Alday Nieto.
Para quienes conocemos un poco acerca de teoría del Estado, la importancia del Poder Legislativo es fundamental para poder entender a los estados nación en los que vivimos hoy en día. Pero para ello, hay que retomar desde el origen, la concepción del Estado, principalmente, del Estado, represor quien es el único ente que, en teoría, puede hacer uso de la violencia en nombre del derecho.
Para ello es importante definirnos jurídica y políticamente, como lo advierte el doctor Juan Antonio García Amado de la Universidad de Leon, España, quieren reciente entrevista en la UNAM, urgió a todos a definirnos entre hobbesianos y rousseaunianos, esto es, entre aquellos que consideramos que el origen del pacto social es el establecimiento de un Estado fuerte, con facultades represivas para ejercer la violencia e imponer la Ley, tal como lo señala Thomas Hobbes en el Leviatán como única alternativa para evitar que el hombre siga siendo el lobo del hombre; o ser del grupo de los optimistas que consideran que el pacto social, a través del cual surgen los estados se dirime de la voluntad de las personas, confiando en que todos deseamos el bien de todos, y mayormente apegados a la teoría de Juan Jacobo Rousseau.
Lo anterior nos llevaría, sin duda, a definirnos con posterioridad en el papel que debe representar un Poder Legislativo, como ente político único y sólido emanado del ejercicio democrático decisorio de las masas, y cuya función principal, es la de redactar las reglas del juego. Esto es, el de crear el marco jurídico, a través del cual el Estado compuesto de tres poderes, como son el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, pueden hacer o no hacer de acuerdo a las facultades que ese mismo marco jurídico les asigne. Y, por otro lado, la sociedad en su conjunto pueda tener la certeza de qué las reglas del juego emanadas de los representantes populares que ellos mismos eligieron, se tienen que cumplir por el Estado en su conjunto, para que sólo exista posibilidad de ejercer la violencia en defensa de ese marco jurídico, creado con la voluntad de todas las personas.
Sin embargo, en la especie no funciona así, ya que desde hace décadas, los poderes legislativos en casi todo el planeta, nacionales y locales, han sucumbido, por un lado, cediendo la facultad exclusiva de creación de normas al Poder Ejecutivo; y por otro, cediendo al Poder Judicial la facultad material para legislar en materia constitucional, y últimamente, en las demás materias con base en principios axiológico, muchas veces alejados de la realidad, normativa y jurídica que se dirime, o debería dirimirse, en los cuerpos legislativos.
Esto nos lleva a regresar un poco en la historia, y recordar la tragedia del constitucionalismo alemán, que, después de adelantarse a su tiempo con la Constitución de Weimar, sucumbió ante el nacionalsocialismo, de donde emano esa famosa y lamentable frase, que dice: “la fuente máxima del derecho, es la voluntad del Führer “que se convirtió en un principio fundamental del sistema jurídico entre 1933 y 1945 en ese país. Con este brutal ejemplo, es con el que queremos llamar la atención del legislador actual, para retomar su papel trascendental en la construcción del marco normativo del Estado mexicano.
Pero para ello, es importante definirse como también lo ha mencionado el doctor Garcia Amado, entre Carl Schmitt y Hans Kelsen, y a partir de entonces, poder definir la verdadera naturaleza del proceso legislativo actual, porque la realidad, dista mucho de lo que se encuentra plasmado en la norma constitucional.
Por otra parte, considero que es muy importante retomar la función legislativa, arrebatándole al Poder Judicial, esas facultades que se auto asignó al momento de generalizar el control constitucional a todas las materias. Si bien es cierto, la función de control constitucional tiene la firme misión de evitar que las normas emanadas de los distintos poderes legislativos, es decir, el federal y los locales, transgredan lo dispuesto en la Constitución General de la República. Pero esta función es específica a ciertos casos de acuerdo a lo plasmado por la misma Constitución; sin embargo, hoy en día, el Poder Judicial Federal, intenta, a través de la teoría de los vasos comunicantes o de la capilaridad de las sentencias judiciales, llevar esta interpretación normativa a otros campos del derecho.
Considero que, todo esto no sería posible, si el legislador moderno pudiera definirse nuevamente, pero ahora entre legislar para crear un juez desde la visión de Herbert Hart o un juzgador desde la perspectiva de Ronald Dworkin, ya que, partiendo de allí, el mismo legislador tendría las herramientas para poder ampliar o limitar las facultades del el Poder Judicial, decidiendo de manera consciente si se autolimita o no.
Sin embargo, para ello se requiere que los partidos políticos de manera responsable realicen las cribas correspondientes para poder llevar a los representantes del sector popular más aventajados en la materia para ocupar esos cargos de elección, y con ello, evitar que, sean los mismos legisladores quienes por desconocimiento, cedan sus propias facultades a los demás poderes, quedándose como meros espectadores del proceso legislativo mexicano como sucede hoy en día.
De no ser así, la construcción del derecho en este país seguirá, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
HAN




















