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Opinión

Las dos caras de la moneda

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Por: Hugo Alday Nieto

Nos encontramos en una línea de tiempo en la que coexisten en el mismo espacio un titular en funciones del ejecutivo y la titular electa de dicho poder, previo ya a su toma de protesta en poco más de un mes. Las señales de la misma moneda, es decir del poder ejecutivo de México, han empezado a mostrar dos caras muy distintas la una de la otra.Y mientras recibimos con agrado las propuestas de personas que habrán de formar parte del gabinete del gobierno de México por los siguientes seis años, con personajes de gran experiencia laboral en sectores públicos y privados, en México y el extranjero, incluso con participaciones relevantes representativas en la ONU, la CEPAL o en la OCDE, también recibimos con gran sorpresa los curriculums académicos de la gran mayoría del próximo gabinete en el que al igual de la presidenta electa, cuentan con estudios de maestría y doctorado, e incluso con más de un doctorado en instituciones mexicanas y extranjeras.

Por otro lado, recibimos con sorpresa, la noticia de eliminar requisitos para ser personas juzgadoras en la reforma al Poder Judicial que se encuentra en este momento en discusión.

Eliminar requisitos de experiencia en materia judicial o de litigio, así como de especialidad en la materia jurídica que corresponda al juzgado. Como si se tratara ahora de señalar que todos los abogados con experiencia y con posgrados son corruptos, cuando en realidad, creo que el Estado ha adolecido de especialistas en derecho que desde el Congreso y desde el propio gobierno central sirvan para estructurar acciones legales claras y contundentes como sucedió en la primera mitad del sexenio actual con Julio Scherer, Santiago Nieto y Olga Sánchez Cordero, quienes trabajando juntos lograron posicionar al país en niveles nunca alcanzados en combate a  la corrupción y en la construcción institucional.

Sin duda, una propuesta que puede abonar más a la justicia es precisamente la especialización de los tribunales, requisito al que México se ha comprometido a través diversos tratados internacionales como puede ser el acuerdo ADPIC que obliga a nuestro país a contar con tribunales especiales en materia de propiedad industrial y en derechos de autor, y que en la especie y de acuerdo a lo manifestado en los últimos días, no se daría con la selección de alumnos de derecho recién egresados poniendo en riesgo el sistema internacional de que formamos parte, simplemente porque la mayoría de las universidades públicas o privadas de este país no cuentan con ambas materias en su programa de estudio.

Por ello, resulta atractiva la propuesta de voltear hacia la academia en donde se encuentran una diversidad de especialistas en derecho desde la UNAM, ANAHUAC, COLMEX, ITAM, ITESM y diversos centros de posgrado e investigación de universidades estatales que pueden nutrir el sistema de justicia.

Son dos formas muy diferentes, la que busca la profesionalización a través de la experiencia y el conocimiento, y la del que busca impulsar el ímpetu y el deseo antes del KnowHow (saber cómo). Dos visiones en las que México se encuentra hoy transitando en este período de tiempo ambivalente, pero del que seguramente saldremos poco a poco en septiembre hacia lo que será en segundo piso de la cuarta transformación. Me gusta más la de la experiencia y las competencias académicas. A ustedes?  

 

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Opinión

NOMÁS MILANDO…

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Por Hugo Alday Nieto

La soberanía, según cita el doctor Raúl Contreras en el Diccionario Jurídico se encuentra en la clásica definición de Jean Bodin en su obra Los seis libros de la república es “el poder absoluto y perpetuo de la república“. De igual forma citando a Rousseau “establece que la soberanía consiste esencialmente en la voluntad general, pero ésta no puede ser enajenada ni puede ser representada más que por sí misma. El carácter inalienable de la soberanía va acompañado de la indivisibilidad”.

La soberanía se manifiesta claramente en la capacidad del Estado para dictar sus leyes, dirigir su política interna y externa, y en el reconocimiento de su autonomía y autodeterminación en el ámbito internacional, siempre buscando el bienestar y desarrollo de la sociedad. La soberanía se refiere al poder supremo y absoluto dentro del territorio de un Estado por sus raíces SUPER-OMNIA. Este poder supremo permite al Estado organizar su gobierno, administrar justicia, promulgar leyes, y ejercer autoridad sobre su población y territorio.

En tal virtud existen dos facetas de la soberanía: la interna y la externa. La primera se identifica con la soberanía popular, que hace residir el poder originario, máximo y esencial de una nación, y la segunda, es el poder que tiene el Estado para tomar sus propias decisiones en el concierto internacional de forma autónoma.

Desde las más altas tribunas del poder y las más abultadas transmisiones en Facebook, se han esgrimido una diversidad de mensajes y discursos pro-soberanía por si osare cualquier enemigo, limitar nuestra decisión como Estado, señalando en varias ocasiones al embajador norteamericano como un intervencionista.

Sin embargo, el concepto de soberanía en su fase externa como tal, pareciera no ser ciento por ciento aplicable en nuestra nación, ya que hace unos meses los Estados Unidos llevaron a México a exigir visados a los nacionales brasileños bajo el argumento de que dichos ciudadanos del vecino país se internaban a México con la finalidad de trasladarse a Estados Unidos como indocumentados, y a pesar del gran hueco económico que la falta de turismo e inversión brasileña ha ocasionado en Quintana Roo, y en otros estados del país, las restricciones por mandato del vecino no solo se han mantenido, sino que parecen extenderse a ecuatorianos y colombianos.  ¿Y la autodeterminación de los pueblos?

Por si fuera poco, el concepto de la soberanía interna que tanto desgaste como nación nos ha costado con la reforma al Poder Judicial, sin duda tendrá repercusiones en lo exterior, ya que, a raíz de la intervención de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, pareciera que impactará de forma directa en los tratados internacionales comerciales que reivindican derechos humanos, o que nos compromete a contar con tribunales especializados para darle certeza a la inversión extranjera.

De momento, al primer llamado de Canadá y de Estados Unidos, México ya se dio cuenta que debe alinearse al sistema comercial internacional y dejar de coquetear tanto con China, ya que el TMEC puede ser condicionado y México es el más necesitado debido a que en promedio el 90% de sus exportaciones dependen de ello.

Así pues, en el mundo posmoderno la soberanía pasa de fronteras y de lenguajes, para centrarse en el consumo. Y si las autoridades nacionales no han llegado a esa deducción bajo el discurso de la soberanía de los 70 que se sigue representando por los caricaturistas de antaño, seguramente vamos a sufrir más descalabros como los recientemente recibidos y estaremos como Penelope en “La Odisea”, de Homero, hilando y deshilando ideas que ya no pertenecen al escenario actual.

Hoy, la soberanía se rige por el comercio de mercancías tangibles e intangibles. Como dice Slavoj Zizek en “El sublime objeto de la ideología”, que “hemos de dar el paso crucial de concebir el significado oculto tras la forma-mercancía, la significación de eso de forma expresa. Hemos de penetrar en el misterio del valor de las mercancías”, para determinar el verdadero papel de los elementos del Estado en este juego, ya no de tronos, sino de consumo. Y mientras no entendamos que el Estado posmoderno tiene reglas nuevas sobre todo cuando se trata de geopolítica, difícilmente podremos transmutar a ser un país desarrollado, y nos quedaremos como el chinito después del jalón de orejas de Trudeau…nomás milando.

Nota:Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores son responsabilidad de quienes las emiten.

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Carta de CLaudia a Trump:

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“La Última Palabra”}

Por: Jorge A. Martínez Lugo

  • • No es con amenazas ni con aranceles como vamos a atender el tema migratorio y el consumo de drogas en Estados Unidos

Contundente, elegante y diplomática, la carta de Claudia Sheinbaum a Donald Trump, hoy en la mañanera, en respuesta a sus declaraciones de ayer 25 de noviembre.

La presidenta de México fue capaz de ponerle el cascabel al gato. Mientras el canadiense Justin Trudeau, entregado a Estados Unidos, ha permanecido en silencio, cuando la amenaza fue para ambos países.

Sea cual sea el desenlace, Claudia Sheinbaum está sumando un punto a su favor y seguramente su presencia internacional crecerá y su aceptación en México aún más de lo que ya está. Como decía Jesús Reyes Heroles: “lo que resiste apoya”.

“El diálogo es el mejor camino para el entendimiento, la paz y la prosperidad en nuestras naciones” afirmó. ¿Qué podrá responder Trump ante esta respuesta, con el riesgo de que su imagen se derrumbe al interior de Estados Unidos y a nivel global? Cachetada con guante blanco, sin duda.

En el aspecto económico, planteó razones de peso: “Se requiere cooperación y entendimiento recíproco a estos desafíos. La fortaleza económica de Norte América radica en mantener nuestra sociedad comercial” y mencionó algunas de las grandes empresas estadunidenses que se verían afectadas de inmediato.

Una carta de Claudia Sheinbaum a Donald Trump, que marcará agenda en los próximos días y catalizará, de alguna manera, el tono prepotente del presidente electo de Estados Unidos, que seguirá demostrando la decadencia económica y moral de Estados Unidos y la entrada a un mundo multipolar. Usted tiene la última palabra.

Nota:Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores son responsabilidad de quienes las emiten.

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