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Opinión

El ocaso de Acacio

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Opinión / Cicuta del Caribe LXXXIV

• ¡Albricias!, Semarnat aún existe; clausura hotel en Bacalar

• Alerta en QR para fin de año ante la reactivación de Europa
• Fraudes turísticos ya afectan a cuatro de cada 10 usuarios
• Prevén caída de casi 40% en tarifas aéreas en EU para otoño
• Desaparecerá un par de hoteles de abolengo de Cancún
• Sinsentido el AIFA; puras pérdidas mes tras mes: Zozaya

Por: Carlos Águila Arreola

Poderosa y omnipotente durante el último sexenio, parece que el ocaso de Verónica Gloria Acacio Trujillo empezó el pasado viernes 5 de agosto, justo durante la votación mediante la que en forma unánime se eligió a Heyden Cebada Rivas como magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) para el periodo del 1 de septiembre de 2022 al 31 de agosto de 2027.

Dos eventos parecen haber marcado el Sino de la aún magistrada del Consejo de la Judicatura del tribunal del estado de Quintana Roo: el primero, la reunión por más de una hora de Heyden Cebada con representantes del Frente Nacional de Mujeres capítulo Quintana Roo, de la Red Feminista Quintanarroense (RFQ) y del Colectivo Xtabay, en su primer acto como presidente electo-.

El segundo episodio, que otrora ajonjolí de todos los moles, la noche del viernes no fue requerida a la cena de celebración de Heyden Cebada en la ciudad de Chetumal, lo que decidió tras ese encuentro. Algunos asistentes al festejo comentan que, en petit comité, el nuevo dirigente de los juristas quintanarroense pretende desde un principio marcar territorio respecto de lo que representa Acacio Trujillo.

Empero, Verónica Gloria aún tiene esperanzas de ser ratificada para otros seis años; sin embargo, dicen quienes la conocen… y más quienes la han padecido, que “no hay mal que dure 100 años, ni Caribe mexicano que los soporte”. La ratificación de magistrada le corresponde únicamente al Congreso estatal, en este caso a la XVII Legislatura que es de mayoría morenista.

Los integrantes del Congreso quintanarroense —13diputadas y 12 legisladores— tienen como máximo la primera semana de noviembre para decidir si Acacio Trujillo se mantiene o no, y a juzgar por los primeros escarceos tras la elección de Heyden Cebada parecería que la suerte está echada para la licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La abogada fue designada en forma polémica junto con Luis Gabino Medina Burgos y Dulce María Balam Tuz en noviembre de 2016 como magistrada de número para completar los 12 miembros de Poder Judicial. El meteórico ascenso de la abogada solo se explica por el doble apadrinamiento del que gozó prácticamente desde el arranque de la administración estatal por fenecer.

Dicen los versados en el tema que su ingreso a las “grandes ligas” de la abogacía lo debe al ex tesorero de Quintana Roo, Juan Melquiades Vergara Fernández, con quien posteriormente habría mantenido un romance, y posteriormente apoyada, hasta la fecha, por el Fouché mexicano: Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, el señor de la oscuridad, súper asesor y prácticamente vicegobernador del Estado.

Hace tres meses, a finales de mayo pasado, una presunta víctima de violencia familiar promovió un juicio político contra la magistrada del Tribunal Superior de Justicia por supuestas irregularidades en el desempeño de sus funciones, al favorecer a un particular en un litigio El procedimiento incluyó a la juez de lo Familiar en el municipio de Solidaridad, Citlalli Padilla Zúñiga, cercana a la indiciada.

El presunto agresor es el ex dirigente en Cancún de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Sergio L. C. , quien fue separado del cargo tras las acusaciones de la supuesta afectada, Catalina Castro Meneses, colombiana ya nacionalizada, quien adujo ser víctima de amenazas de muerte y acudió al Congreso del estado a interponer la solicitud de juicio político contra la funcionaria judicial.

Colofón: el día de la votación en la que resultó triunfador Heyden Cebada, la abogada Verónica Gloria perdió el paso, e incluso se le cayó la boleta en la que emitió su sufragio cundo a la distancia vio a sus colegas Araceli Andrade Tolama y su clienta Catalina Castro, así como a Ariadne Song Anguas, quienes la vieron dicen que “se descolocó” ante el síndrome de la pérdida de poder.

Menudencias
Aún existe Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), que canceló la construcción del hotel Chukum por daño ambiental a la laguna de Bacalar, pues el proyecto sería a la orilla, pero lo más inaudito es que es una empresa local que incluso posee otro en el centro de la ciudad. El 14 de diciembre pasado, la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) inició el estudio del proyecto; hallando argumentos para no permitir construirlo, y hasta el 27 de julio presentó los resultados, más de siete meses después

Jesús Almaguer Salazar si sabe de algo es de turismo, y lo advirtió: el boom que detonó el sempiterno triunfalismo en el Caribe mexicano fue “prestado” y es que con la reapertura de destinos europeos, el viajero estadunidense va a preferir ir a lugares a los que no pudo ir por la pandemia, y los primeros destinos afectados serán mexicanos, señaló Francisco Madrid Flores, director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur): “Esos datos que vemos nos llaman la atención y son una alerta para la temporada de fin de año”.

Los fraudes aumentan y ya representan 40 por ciento de los compradores de paquetes turísticos en alguno de los servicios, de acuerdo con la Asociación M4xicana de Agencias de Viajes (AMAV), qie asegura qie las ofertas se hacen por redes sociales y a muy bajos precios. “Si vemos un anuncio de un paquete para cuatro personas por cinco días a Cancún en 15 mil pesos, seguro es un fraude”, y aconseja de ser posible acercarse al establecimiento físico para verificar que existe y que es una empresa seria.

La plataforma de reserva de viajes Hopper prevé una reducción de hasta 38 por ciento en las tarifas de las aerolíneas de Estados Unidos desde sus precios máximos de verano para los meses de septiembre y octubre, la próxima temporada de otoño, y “al planificar vacaciones internacionales, reservé con al menos un mes de anticipación y consideré vuelos a mitad de semana y estadías en hoteles para ahorrar dinero en comparación con las reservas de fin de semana.”

Hoteles de abolengo desaparecerán en Cancún durante las próximas semanas: el primero será el l Ritz-Carlton que pasará a Kempinski con el nombre de Grand Hotel Cancún a inicios de septiembre, y una vez que se completen las mejoras a sus 363 habitaciones, a fin de año, pasará a llamarse Kempinski Hotel Cancun. Y el 1 noviembre abrirá el primer Wyndham Grand en México, el Cancun All-Inclusive Resort & Villas, de 364 habitaciones; se trata del que era el Omni, que se unirá a 65 propiedades en regiones clave como China, Vietnam, Turquía, Alemania y Estados Unidos, informó Abelardo Vara Rivera, presidente del Grupo Cancún.

Alejandro Zozaya Gorostiza considera que las obras promovidas por Andrés Manuel López Obrador “son deseables, el problema es el costo”, y en ese sentido habló del aeropuerto de Tulum y del de Santa Lucía: “Si el costo es eliminar la inversión de promoción y endeudar a la población, no tiene sentido. El mejor ejemplo es el Felipe Ángeles, que está generando pérdidas todos los meses”; en cuanto al otro estimó que se justifica “no solo porque el aeropuerto de Cancún está saturado, sino porque incrementa la conectividad”.

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Extorsión: violencia económica que se vuelve trauma emocional 

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Aunque es un delito del que mucho se habla, pocos toman en cuenta la factura a la salud mental que significa no resolverlo.


Conciencia Saludablemente

Por: Psicol. Alex Barrera

La reciente aprobación en el Congreso de la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar los Delitos en materia de Extorsión marca un antes y un después jurídico en México: la reforma aspira a homogeneizar criterios, perseguir el delito de oficio y endurecer sanciones frente a una práctica que se ha disparado en los últimos años. La votación responde a una urgencia tangible: la extorsión ya no es un daño sólo económico, es una máquina de erosionar vidas. 

Los números lo confirman y, a la vez, ocultan realidades. Según la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE) del INEGI, en 2023 se cometieron 747 mil delitos de extorsión contra unidades económicas, cifra que ilustra la magnitud del fenómeno entre negocios formales.  Cabe señalar que las estadísticas oficiales de carpetas de investigación son mucho menores por no decir engañosas, precisamente es por la altísima “cifra negra” (cantidad de delitos que no se registran en las estadísticas oficiales) que la mayoría de las víctimas no denuncia, es decir las víctimas tienen miedo o desconfianza institucional.  

El impacto económico también aparece con cifras contundentes. Coparmex y diversas estimaciones señalan pérdidas multimillonarias: sólo en 2025, hasta septiembre, las extorsiones han significado una erogación que supera los 21 mil millones de pesos para empresarios, además de multiplicar costos en seguridad privada y obstaculizar la inversión. 

El daño no se limita a lo material. La extorsión induce estrés crónico, ansiedad, insomnio y sensación de indefensión tanto en propietarios como en trabajadores. Pequeños comerciantes describen la extorsión como un “perdón a cambio de sobrevivir”: pagar para continuar operando. Esa lógica genera culpabilidad, vergüenza y un desgaste emocional que se transmite al núcleo familiar y comunitario. Estudios sobre victimización muestran que la repetición del ataque y la impunidad fomentan trastornos de estrés postraumático, depresión y paranoia colectiva, los cuales han sido publicados por ENVE/INEGI y reportes de victimización.  

Las consecuencias secundarias son palpables: zonas enteras ven cerrar negocios ante la imposibilidad de sostener pagos extorsivos o por la pérdida de clientes ante la percepción de riesgo. En Sinaloa, por ejemplo, Coparmex reportó el cierre de alrededor de 2 mil empresas en el primer semestre de 2025 atribuible al clima de inseguridad local; sin embargo, no existe aún una cifra nacional homologada sobre cierres empresariales exclusivamente por extorsión.  

Ese silencio la llamada la cifra negra agrava el golpe psicológico. No denunciar porque temes represalias o porque “las autoridades no harán suficiente” es una doble privación: económica y emocional. La persona queda aislada, sin redes de apoyo formales, normalizando el temor y enquistando el daño. A nivel comunitario, esa normalización mina la confianza social y la capacidad de resiliencia colectiva, además activa un mecanismo de defensa en el cerebro sobre todo porque como miembro de una comunidad el miedo se agrava pues ya no tienes libertad de acudir a lugares recreativos, esto se convierte en una viciosa cadena, que impacta también la economía, pues la extorción desmotiva la inversión, reduce fuentes de ingreso y atemoriza a la comunidad, es decir que el daño es sistémico. 

Frente a este panorama, la ley y las acciones policiales son necesarias pero insuficientes por sí solas. Es imprescindible integrar respuestas que atiendan la salud mental de las víctimas: protocolos de contención, orientación jurídica y fundamentalmente atención psicológica especializada.  

La terapia ayuda a procesar el trauma, recuperar la calma y volver a sentir que se tiene control sobre la propia vida. También permite desarrollar estrategias para manejar el miedo y evitar que este se vuelva permanente. Intervenciones breves, apoyo psicoeducativo y programas comunitarios de resiliencia pueden reducir la ansiedad, mejorar el sueño y favorecer decisiones más seguras, ya sea sobre denunciar o reestructurar la actividad económica. 

La extorsión ataca hogares y tejido económico, pero también hiere la confianza que sostiene la vida cotidiana. Por eso la política pública debe ir más allá de la cárcel para extorsionadores: debe contemplar la reparación integral del individuo y la comunidad, incluida la salud mental para que las personas y comunidades recuperen no sólo su patrimonio, sino su confianza. Si la ley ayer fortaleció la respuesta penal, hoy la prioridad es que la respuesta humana, psicológica y social. llegue al mismo ritmo. Buscar ayuda profesional no es solamente una medida individual: es un acto de reconstrucción colectiva. 

Te interesan los temas de desarrollo humano y bienestar intégrate a https://bit.ly/Kumaneko-SaludyBienestar es Gratis.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App.


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La criatura que nos mira: identidad, mirada ajena y el espejo psicológico en Frankenstein de Guillermo del Toro 

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En un entorno donde tantas voces compiten por definirnos, el acto más radical es elegir seguir siendo más allá del juicio ajeno

Conciencia Saludablemente

Por: Psicol. Alex Barrera**

Como fiel seguidora del cine sobre todo como una gran admiradora de la visión fantástica del director Guillermo del  Toro no podía perder la oportunidad de compartir con usted mi estimado lector un breve análisis sobre Frankenstein, la reciente entrega de uno de los directores más queridos de México. 

Y es que, al revisar sus más emblemáticas películas, no podemos dejar de lado que además del gozo increíble que significa la obra visual de quien me permito llamar maestro, se encuentra una marcada tendencia del creador a resaltar siempre temas profundamente filosóficos en sus producciones.  

En Frankenstein, una reinterpretación visualmente poderosa y emocionalmente compleja, la historia clásica de Mary Shelley recupera su esencia original: no es un relato de monstruos, sino una meditación profunda sobre lo que significa ser visto, nombrado y definido por otros. Del Toro coloca el foco en uno de los conflictos humanos más estudiados: la identidad que construimos, y en aquella que otros construyen de nosotros. 

La criatura, construida a partir de fragmentos, ensamblada desde lo roto, encarna una verdad psicológica tan vigente hoy como en la época de Shelley: somos el resultado de muchas manos, voces y expectativas que moldean nuestra forma de vivirnos. El “monstruo” no nace monstruoso; se vuelve tal cuando descubre que el mundo lo mira sin posibilidad de redención, añadiendo además que el monstruo no eligió ser así, sino que es creado por una figura incapaz de mirar en él otra cosa que su propio abismo personal, el creador sufre de igual forma por el deseo de una confirmación externa que no llega. Ese choque entre la autoimagen y la mirada ajena es, quizá, uno de los dilemas más profundos de la psicología contemporánea. 

La mirada del otro como espejo 

En psicología, la identidad se construye de manera relacional. Desde Cooley y su concepto del self reflejado, hasta los aportes más recientes sobre autoimagen y validación social, como los de Zygmunt Bauman y Judith Butler; sabemos que los seres humanos aprendemos a ser en función de cómo creemos que los demás nos perciben. Esa dinámica se intensifica cuando la mirada ajena es hostil, reduccionista o violenta, y no deja paso a lo diferente. 

Del Toro enfatiza este punto: la criatura experimenta el mundo con asombro y curiosidad, pero la sociedad le responde con miedo, miedo que se trasforma en violencia. Ante cada gesto de rechazo, él aprende una lección: “no soy quien creo, soy lo que ellos temen”. Y cuando esa enseñanza se repite, cuando la identidad se edifica con ladrillos de desprecio, el resultado es inevitable: una fractura psicológica profunda. 

La psicología clínica lo observa en múltiples ámbitos: personas que crecen bajo etiquetas dañinas, niños a quienes se les llama “problemáticos”, adolescentes que reciben rechazos por su cuerpo, su voz, su forma de ser, hasta llegar a la forma más violenta, personas que son rechazadas por su mera existencia. Como en la película, no es la naturaleza sino la experiencia social la que siembra el conflicto. Y entonces la idea queda implícitamente expresada, quien entonces engendra al monstruo, no es sino otro monstruo.  

Del Toro y la compasión como respuesta estética 

Guillermo del Toro, fiel a su visión humanista y con una inefable belleza, no demoniza a la criatura, sino que la convierte en el concepto de la dualidad, un ser que a pesar de sus características grotescas, despierta en el espectador un sentimiento de ternura representado con maestría en la bondadosa Elizabeth quien no sólo encuentra la gracia en el monstruo sino que identifica la verdadera fealdad en su creador Frankenstein, y pone al descubierto el gran fallo estructural de la sociedad que rechaza todo aquello que es diferente; así del Toro denuncia la crueldad de una sociedad que no sabe mirar desde la comprensión sino que lo hace desde el prejuicio.  

En su versión, la cámara se detiene en los ojos del monstruo, no para exhibirlo sino para invitarnos a reconocer su dolor. Es un recordatorio estético de una idea psicológica fundamental: la identidad se estabiliza solo cuando alguien nos mira con benevolencia. 

En terapia, y en la vida real, esto se traduce en el poder transformador de una mirada que valida, que reconoce y que acompaña. La criatura de Del Toro sufre esa transformación de la mano de quien no le juzga desde la apariencia, y así tiene la oportunidad de experimentar una conexión auténtica, descubriendo la verdad absoluta que nos lleva a la verdad, el deseo más profundo, que probablemente se encuentra en todo ser humano, y es: ser visto con amor por otro que es como “yo”. 

El rechazo como herida fundacional 

La película subraya un patrón: cada rechazo alimenta la narrativa interna de no pertenencia. Esto resuena con estudios actuales sobre trauma relacional, los cuales muestran que la marginación, el abandono y la deshumanización tienen efectos comparables a heridas físicas. La criatura aprende que su valor depende del juicio externo; aprende a temerse a sí misma porque teme a los otros. 

En términos psicológicos, esta es una condición ideal para la fragmentación de la identidad: cuando lo que somos y lo que se nos permite ser se contradicen, surge el conflicto interno. Del Toro lo muestra con una sensibilidad casi clínica: la criatura oscila entre la búsqueda de afecto y la ira desesperada de quien ha sido quebrado. 

¿Y si fuéramos el doctor Frankenstein? 

La película también sugiere que, como espectadores y como sociedad, ocupamos el lugar del creador. Somos quienes definimos qué merece ser aceptado y qué merece ser repudiado. Todos hemos sido, en algún momento, Frankenstein: creadores de expectativas imposibles, constructores de etiquetas, emisores de juicios que dejan cicatrices. Y en esa triada simbólica que Del Toro construye, el científico, la criatura y Elizabeth, aparece una metáfora poderosa sobre la identidad.  

La criatura, hecha de fragmentos y marcada por el abandono, se convierte en un espejo incómodo: revela lo que otros proyectan sobre ella. Elizabeth, con su mirada compasiva, es la única capaz de ver belleza allí donde otros ven monstruosidad; para ella, aquello que la sociedad desecha adquiere dignidad, humanidad e incluso ternura.  

En cambio, cuando mira al doctor Frankenstein, no encuentra brillantez ni nobleza, sino una forma más profunda de monstruo: el ser que, incapaz de empatía y preso de su propia ambición, destruye lo que crea y luego huye de las consecuencias. En esa inversión moral, la criatura como lo bello inesperado y su creador como lo verdaderamente oscuro, la película nos confronta con un dilema ineludible: ¿somos Elizabeth cuando miramos a los otros con apertura, o somos Frankenstein cuando solo vemos defectos, desviaciones y amenazas? 

La pregunta que subyace a esta analogía es profundamente ética: 
¿qué identidades estamos “creando” o deformando con nuestra forma de mirar? 

En la era digital, todos somos criaturas bajo escrutinio 

Si la criatura de Shelley sufría por la mirada directa, nuestra época añade un espejo más complejo: el digital. Redes sociales, filtros, opiniones al instante, la necesidad perpetua de ajustar quién somos para encajar con una audiencia invisible… La lógica es la misma: permitimos que la mirada del otro determine nuestro valor. Cambia el contexto; permanece la vulnerabilidad. Porque al final la autoimagen se deteriora, se fractura, se desestabiliza, cuando el de afuera devalúa a nuestro propio ser y pone en duda nuestras creencias sobre el “yo” 

Del Toro no habla explícitamente de redes sociales, pero su versión de Frankenstein dialoga con nuestra era: identidades que se modifican para sobrevivir y subjetividades que se fragmentan bajo la presión del juicio público. 

La psicología como espacio para reconstruirnos 

En medio de esa tensión, entre lo que somos y lo que creemos que debemos ser, la psicología ofrece un camino. El trabajo terapéutico ayuda a desmontar identidades construidas desde el miedo, la culpa o la vergüenza. Permite resignificar la mirada ajena, construir una voz interna propia y comprender que nuestra identidad no depende únicamente de lo que los demás interpretan. 

Porque, a diferencia de la criatura de Del Toro, nosotros podemos en conciencia, abrazar nuestras carencias, conocer y entender lo que nos hace diferentes y modificar aquello que nos causa malestar, en un espacio donde seamos vistos sin el peso del juicio: la consulta psicológica. 

Al final el monstruo vive 

La historia de Frankenstein sigue viva porque habla de nosotros: de las veces que hemos sido criaturas, rechazadas o incomprendidas; y de las veces que hemos sido Frankenstein, incapaces de mirar con compasión, dejando en otros un poco del monstruo que a veces somos. La versión de Guillermo del Toro nos recuerda que la identidad es un territorio construido entre muchas miradas, pero que merece ser reclamado. 

“Mientras permanezcas vivo, ¿qué más puedes hacer sino vivir?”

Del Toro cierra con maestría con una frase que no sólo es conmovedora, sino que invita a la resiliencia y al perdón, no hacia el que nos hizo monstruos sino a nosotros mismos por convertirnos en aquello que no es genuino y que nos separa de la bondad. “Mientras permanezcas vivo, ¿qué más puedes hacer sino vivir?” Esa pregunta, sencilla y contundente, que termina de cerrar con la única orden verdadera que un padre puede ofrecerle a su hijo “VIVE”, ofreciendo un final, que nos recuerda que la existencia sigue siendo un gesto de apuesta, incluso cuando el mundo, o la mirada de los otros, parezca negarnos un lugar.  

Vivir implica resistir las narrativas que nos reducen, cuestionar las identidades que nos impusieron y recuperar, con paciencia y valentía, la posibilidad de reescribirnos. En un entorno donde tantas voces compiten por definirnos, el acto más radical es elegir seguir siendo, seguir explorando quiénes somos más allá del juicio ajeno. Porque mientras hay vida, hay margen para la transformación; mientras respiras, existe la oportunidad de regresar a ti, de reconstruir tu historia y de reclamar una identidad que, aun frágil, sigue siendo tuya.  

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo, Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano, y especialización en neurobiología de los trastornos mentales, enfocada a la psicología.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque biopsicosocial.

Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje

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