Opinión
Desilusionó Andrés
Opinión / Cicuta del Caribe LXXIV
• “López está poseído por el odio, el resentimiento y el revanchismo”
• Activistas piden terminar tren hasta Cancún y eliminar tramos 5,6 y 7
• México, séptimo del mundo con 24 mil hoteles y 854 mil habitaciones
• Hito mundial: reservas por encima de 2019, según datos de Amadeus
• Preocupación hotelera ante verano por falta de personal capacitado
• Litiga Aeroméxico favoritismo para AIFA; desafía a “ya saben quién”
Por: Carlos Águila Arreola
Hace ya casi cuatro años que Palacio Nacional está convertido en el escenario de un drama televisado: cada mañana, de lunes a viernes, el histrión usa su púlpito para promover su agenda y arremeter contra sus enemigos. Responde preguntas de reporteros “a modo”, de medios de comunicación poco conocidos, y selecciona a periodistas independientes e irritantes para condenarlos.
Diversos analistas políticos ya están dando la alarma sobre la preocupante retórica autoritaria de Andrés Manuel López Obrador y su retórica divisiva que ha definido su presidencia: intenta moralizar y engatusar al país, pero se esfuerza por diseñar reformas políticas cuestionables, y cuando los periodistas críticos cuestionan su historial, los ataca y socava su credibilidad.
No posee el valor de la dignidad: día con día despotrica, agrede, insulta, acusa, descalifica, demoniza, denosta, humilla y ultraja a quienes simplemente no comparten sus ideas. El señor López no es un hombre bueno, no es honesto; se comporta como un hombre frustrado, poseído por el odio y la amargura, el resentimiento y el revanchismo, sin importarle dañar a terceros o a la nación.
El discurso estridente y sus soluciones simples tienen rato de irritar. En 2021 criticó al Departamento de Estado de Estados Unidos por entrometerse en los asuntos internos de México —a él le sale requetebién, como con Colombia—, y luego menospreció al respetado grupo defensor de la libertad de expresión y de prensa Artículo 19 cuando reclamó por los asesinatos de periodistas.
Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch, tuiteó: “Se nota que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador tiene problemas de derechos humanos cuando resucita la doctrina troglodita de no comentar sobre los derechos humanos de otros países. Ese es el recurso de los dictadores”.
López Obrador no se ve a sí mismo como un autócrata, sino como un salvador que, por sí solo, está llevando a cabo una transformación histórica del gobierno, la economía y la sociedad de México… la mayoría de mexicanos creía lo mismo en 2018; tres años después, hoy, cada vez más personas de mi entorno se arrepienten de haber votado por el tabasqueño… las motivaciones son obvias.
Decepcionó por mentiroso: no acabó con la pobreza; en vez de eso, da dádivas y aplica políticas clientelares para obtener beneficios políticos; tampoco acabó con la corrupción… su entorno son unas arenas movedizas que quien se acerca termina atascado, pero sigue oponiéndose testarudamente a que su gobierno rinda cuentas sobre el uso particular del dinero público.
En la izquierda hay mucho descontento con la deriva autoritaria del gobierno, con su carácter autocrático, la fractura del principio de la división de poderes, con la militarización, con la política de odio que ha dividido a México y que, inevitablemente, dejará hondas heridas en el cuerpo social.
“Me equivoqué y nos equivocamos quienes pensamos que López Obrador era de izquierda. Hoy es perfectamente visible que su inspiración principal proviene del viejo PRI: de allí sus políticas clientelistas, sus ideas nacionalistas, su proteccionismo económico, su autoritarismo, sus ideas estatistas y su pragmatismo egocéntrico”, contó un amigo cercano.
En retrospectiva, es fácil ver que las ideas esenciales de la conducta política obradorista las extrajo de sus años de militancia priista y que su vinculación con la izquierda fue producto de un afán oportunista jaloneado por intereses políticos concretos; “Nunca ha mostrado los valores éticos que inspiran a la izquierda socialdemócrata”, vierte el mismo personaje.
Intolerable
En su libro “El mesías mexicano”, el historiador George Grayson explica: “Si bien los elementos del populismo aplican a López Obrador, él es de hecho un «mesías» político (que cree que) la justicia de su causa lo inmuniza del escrutinio y los ataques”, justo eso es lo que cree respecto a sus caprichos: el aeropuerto de Santa Lucía, Dos Bocas y el polémico Tren Maya.
La trágica ironía para López Obrador, es que son los periodistas de Animal Político, Nexos, Proceso y otros sitios, revistas y periódicos los que ayudaron a desvelar una conciencia sin precedentes sobre corrupción política, desigualdad, violencia y otros problemas, investigaciones de las que es tan cauteloso ahora, y que fomentaron la ola de frustración popular que empujó a elegirlo.
Transparencia Internacional ubica a México entre los países con peores problemas de corrupción —bandera preferida de su alteza pequeñísima—, en el lugar 124 detrás de Bolivia, Pakistán, Ucrania y Sierra Leona. El mexicano se ha vuelto cada vez más consciente y frustrado por los tratos corruptos entre la estrecha oligarquía de multimillonarios mexicanos y la clase política.
Desafortunadamente para México, a la mitad de su mandato de seis años, López Obrador se ha centrado más en la autopromoción que en abordar los problemas que prometió acabar. En promedio, sus peroratas matutinas contienen 80 mentiras, hace relaciones públicas para sus proyectos y nuevamente busca establecer relación directa con los votantes.
Como otros populistas, sigue un libro de jugadas autoritario cuando adopta un severo discurso de “con nosotros o contra nosotros” que sofoca el debate y marca a todos los disidentes no solo como incorrectos, sino ilegítimos e indignos de participar en el discurso público. López
No tolera las críticas de feministas, ambientalistas, activistas de derechos humanos y medios. Después de todo, solo un mesías puede afirmar que tiene el control de la verdad; algunas, o muchas de sus luchas se pueden atribuir a la arrogancia, la incompetencia, ignorancia o inexperiencia, pero lo preocupante es que exige adulación y conformidad de sus aliados y simpatizantes.
Muestra poco interés en aprender de sus errores. Como líder, tiene un enfoque implacable e inquebrantable en la consolidación del poder y poca ambición por ejercer el poder que ya tiene, y elige enfurecerse en lugar de comprometerse. Tres años y medio después de que fue elegido para una histórica presidencia, sigue en campaña en lugar de gobernar.
México descubrirá si su fanfarronada autoritaria es simplemente una táctica retórica, o una advertencia sobre sus ambiciones antidemocráticas. México comenzará a ver si Andrés Manuel López Obrador aspira a ser el próximo autócrata de América Latina, o simplemente se contenta con seguir interpretando a uno en la televisión.
Mientras tanto, durante la videoconferencia “La verdadera seguridad nacional es cuidar nuestro patrimonio biocultural”, científicos, académicos, activistas, abogados y sociedad civil reiteraron que no están contra el proyecto, sino como se realiza por la destrucción de la selva maya y su acuífero
El movimiento “Sélvame del Tren” y decenas de colectivos que lo conforman dicen a Tartufo “que continúe con el tren pero hasta Cancún, no el tramo cinco, ni el seis ni el siete… inaugúralo hasta ahí presidente, pero que no continúen los otros tramos porque será un tren sin destino que obligará a migrar porque no va a haber agua en el corto plazo, y hay evidencia científica.
“Esto es una preocupación legítima por la preservación de la selva, el acuífero maya, la belleza de toda la península y sin duda la calidad de vida de la gente que habita la región porque depende del turismo, que viene por los cenotes, que están riesgo si se sigue construyendo ese megaproyecto, que además no cumple con la ley ambiental, la está destrizando”, sostienen los denunciantes,

Menudencias
La hotelería es como la columna vertebral del turismo en México por la inversión, las divisas y el empleo que genera, pero además el país ocupa la séptima posición en infraestructura a nivel mundial con 24 mil hoteles y 854 mil cuartos, de acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur); el porcentaje de ocupación total de 70 destinos monitoreados de enero a abril fue de 52.8 por ciento, 22.7 por encima de 2021 durante el mismo periodo, según los resultados del monitoreo hotelero del sistema DataTur.
Todo hace prever que habrá un verano turístico similar al de 2019 a nivel mundial, según los datos del software Amadeus —programa informático para gestionar y facilitar reservaciones de vuelos—, las reservas hoteleras están por previo a la pandemia, con cifras de ocupación de 63 por ciento en mayo, tres puntos más respecto al mismo periodo prepandemia. Los meses de junio, julio y agosto están a uno por ciento de los niveles de 2019.
El sector hotelero del Caribe mexicano aún no resuelve la falta de personal suficiente y capacitado para atender la alta ocupación que se espera para verano, incluso con sobreventas, y la hotelería organizada de la región ya prepara dos ferias de empleo para reclutar colaboradores, principalmente personal de cocina, camaristas, mantenimiento, administración y seguridad. Recientemente se realizó una oferta de 400 vacantes.
Aeroméxico impugnó la reducción de 61 a 49 operaciones por hora en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), ordenada por “ya saben quién” tras la apertura de su aeropuerto. La orden es llevar más vuelos a su terminal. La aerolínea también impugnó la Declaratoria de Saturación de las dos terminales, publicada por la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) el 3 de marzo, 18 días antes de la inauguración del Felipe Ángeles.
EN LA OPINIÓN DE:
Cuando el trabajo quema: el costo humano y empresarial del Burnout
El burnout agota a las personas, y cuesta millones a las empresas
Conciencia Saludablemente
Por: Psicol. Alex Barrera**
En los últimos años, el burnout o síndrome de desgaste profesional ha dejado de ser una molestia temporal para convertirse en una amenaza silenciosa para la salud mental, física, y la productividad de empresas y empleados. Desafortunadamente la iniciativa privada ha decidido que las necesidades de productividad sean ponderadas sobre las necesidades de bienestar humano, afectando a la sociedad de una manera que aparentemente nadie quiere ver, pero todos resentimos.
En México, cifras recientes reflejan un panorama de urgencia: según el informe Burnout Laboral 2025 de la plataforma Buk (plataforma tecnológica líder en gestión de capital humano), 72 por ciento de los colaboradores ha experimentado burnout al menos alguna vez durante el último año; de estos, 16 por ciento lo vive ocasionalmente y un 12 por ciento lo padece de forma frecuente.
Por otro lado, la consultora Betterfly estima pérdidas por hasta 16 mil millones de pesos anuales para las empresas mexicanas derivadas del ausentismo, la baja productividad y otros efectos del agotamiento laboral, estos datos no son secreto, pues se pueden encontrar publicados en diferentes medios de comunicación, y ocupan espacio en medio de las miles y miles de noticias que, aunque están ahí a nadie parecen alertarle.
Sin embargo, estos números no son meras estadísticas; tienen rostro, cuerpo, mente. El burnout se manifiesta primero como un agobio emocional: ansiedad constante, irritabilidad, dificultad para desconectarse del trabajo. A nivel mental puede dar paso a trastornos más serios como depresión, alteraciones del sueño, falta de concentración, pérdida de sentido de logro y despersonalización (sentir que el trabajo es alienante, que uno se vuelve “un engranaje”).
Y con los trastornos mentales, vienen también los desórdenes biológicos, el cerebro no está bien, ¿cómo el cuerpo lo estaría? El desgaste crónico también pasa factura. El estrés laboral prolongado se asocia con aumento de cortisol, lo que puede desencadenar efectos como hipertensión arterial, problemas del ritmo cardíaco, insomnio, migrañas, disfunciones digestivas (gastritis, colon irritable), debilitamiento del sistema inmune, e incluso alteraciones hormonales. Estas manifestaciones físicas se vuelven una alarma temprana de que el cuerpo ya no tolera más la presión.
Y como en casi la mayoría de los casos, acudimos al médico, quien tiene la solución en la palma de la mano, sintetizada en 100 mgs de algo químicamente probado para solucionar de manera rápida los dolores de tu cuerpo de manera artificial, porque claro está que la vida no puede parar, engaña a tu cerebro, y sigue, sin importar los costos a largo plazo para tu cuerpo que en algunos casos aprende a resistir y en otros colapsa colosalmente, dejando en tu cabeza la pregunta, “¿Cuándo y por qué me pasa esto a mí?”. Por su puesto en la empresa ya tendrán un remplazo, por que como dicen por ahí, “El show debe continuar” o la muy celebre “Nadie es indispensable”. Y entonces nos convertimos en esas máquinas orgánicas cuya principal meta es “Aguantar, aguantas hasta el final”
El impacto económico: pérdidas palpables
Pero no, hay que molestarse en odiar a las empresas o a quienes las encabezan, pues de ese lado las cosas no son mejores; para las empresas, el burnout represente un problema económico de gran escala, pues impacta en la operatividad y producción algunos ejemplos son:
Rotación de personal: las pérdidas de empleados de manera frecuente significan costos de reclutamiento, capacitación e integración de nuevos recursos. En el caso de empresas grandes mexicanas, los reportes indican que la salida anual de decenas de empleados les puede costar hasta 2 millones de pesos por año, lo anterior publicado por Wellhub (plataforma de bienestar corporativo)
Baja productividad y presentismo: cuando un empleado está presente pero desgastado, realiza el mínimo esfuerzo, comete errores, baja la calidad del trabajo. Según un estudio citado por OCC a través de El Economista, el 38 por ciento de los trabajadores reconoce que su productividad baja debido al burnout; el 40 por ciento que la calidad de su trabajo disminuye; el 45 por ciento señala que su compromiso y motivación decaen; y entonces ¿Por qué sigue pasando?
Costo global: a nivel mundial la OMS estima que la depresión y la ansiedad (que con frecuencia conviven o se desencadenan con burnout) representan pérdidas en productividad por aproximadamente 1 billón de dólares al año, sin embargo, las empresas ignoran este tipo de alertas, porque claro, aparentemente es mejor la solución rápida, la sustitución del elemento dañado, como si la empresa fuera un reloj, y el talento humano los engranajes que fácilmente pueden ser sustituidos por piezas nuevas que ayuden a continuar con la operación, porque ¿cuántos millones de engranajes vivientes pululan en el mundo? Sin embargo, como pasa con los mecanismos de verdad las piezas de desecho también ocupan un lugar, peor aún los engranajes humanos se convierten en materiales con los que la sociedad tendrá que lidiar. Porque los seres humanos no somos piezas y la sociedad no es un basurero, donde se puede reciclar u olvidar desechos. Los humanos no se desechan las personas y sus problemas impactan en la sociedad y las patologías mentales tienen un alto costo social que en algunas ocasiones desconocemos y en otras ignoramos.
El futuro ideal, empresas responsables y consientes.
¿Qué pasaría si las empresas jugaran en favor de la humanidad y no la productividad? Los datos también muestran que hay retornos concretos cuando las organizaciones se hacen cargo del bienestar emocional de sus trabajadores.
Programas de salud mental bien diseñados pueden reducir el ausentismo hasta en un 30 por ciento, mejorar la productividad en aproximadamente un 10-12 por ciento según lo publicado por la Revista Zona Libre en donde se mencionan Estudios de la Asociación Americana de Psicología.
Otro beneficio está en la retención de talento: empleados que sienten que su empresa se preocupa por su salud mental tienen menos probabilidad de irse, menor rotación, mejor clima laboral. Esto implica menores costos de contratación, capacitación e indemnizaciones, así como mayor conocimiento institucional retenido en la organización.
Además, hay beneficios indirectos: mejora del ambiente laboral, menos conflictos internos, menores errores, menos accidentes laborales, mayor innovación si las personas están mentalmente sanas y creativas.
Lo que empresa considera un gasto debería ser considerado una inversión ya que, en comparación, lo que las empresas invierten en programas de atención psicológica (por ejemplo, asesoría, terapia breve, talleres, mindfulness, pausas activas, capacitación en manejo de estrés) suele ser mucho menor que lo que pierden por rotación, errores, bajas laborales y disminución de productividad. El retorno de inversión puede ser alto: hasta 4 dólares de retorno por cada dólar invertido en algunos estudios internacionales; lo anterior publicado en lhh.com
Somos humanos no engranes
Mientras la empresa ve pérdidas cuantificables, la persona afectada sufre consecuencias que van más allá del trabajo, muchas de las cuales no tienen una justificación biológica y por tanto no serán tomadas en cuenta como riesgo de trabajo por los seguros médicos, y mucho menos si estos últimos son del orden gubernamental, por ejemplo, IMSS o ISSSTE.
Mentales: ansiedad, depresión, trastornos del sueño (insomnio, dificultad para dormir), deterioro en la autoestima, sensación de inutilidad, distanciamiento emocional de familiares y amigos, dificultad para concentrarse o disfrutar de actividades que antes eran gratificantes.
Físicos: fatiga crónica, dolores de cabeza, migrañas, malestares gastrointestinales, problemas como gastritis, hipertensión, alteraciones inmunológicas, trastornos hormonales. A largo plazo, un burnout no tratado puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas, e incluso daño cognitivo por el peso del estrés mantenido.
Las personas también pagan con calidad de vida: relaciones personales deterioradas, ocio reducido, insatisfacción general y, en casos extremos, riesgo de otros trastornos psiquiátricos o ideas suicidas; a fin de cuentas, todo se convierte en un círculo sin salida en el que individuo y por ende la sociedad porque el individuo con Burn Out no es un miembro funcional de la sociedad lo cual desencadena malestar en su círculo social, el estrés que no es bien manejado puede incluso provocar en las personas secuestros emocionales que a menudo terminan en escenas violentas, la depresión tiene fuerte impacto en la familia de quien la sufre y ya ni hablar de los efectos del suicidio a nivel comunidad.
Cuando la psicología encuentra su uso en medio de la vida
La psicología no solo diagnostica, también ofrece herramientas concretas para prevenir, identificar y tratar el burnout. Un buen psicólogo o una intervención psicológica empresarial ayuda en varios frentes:
En el tema de la psicología organizacional representa una de las herramientas más poderosas para fortalecer el bienestar y la productividad dentro de las empresas. Su enfoque permite comprender cómo piensan, sienten y actúan los colaboradores en el entorno laboral, ayudando a crear climas organizacionales saludables, mejorar la comunicación interna y prevenir conflictos. Además, mediante estrategias de selección, desarrollo y motivación, la psicología organizacional favorece la retención del talento y el compromiso, incrementando la eficiencia y reduciendo el ausentismo.
Por la parte clínica la psicología enseña habilidades de regulación emocional, manejo del estrés, estrategias de afrontamiento reales, trabajando la conciencia de los límites (saber cuándo decir no, priorizar y delegar).
Acompañamiento psicológico combinando en sus dos ramas, permite que la persona reconecte con sus motivaciones, valores, y recupere un sentido de propósito en su trabajo; ayuda a reconstruir autoestima dañada por la exigencia constante y el agotamiento.
En lo biológico, técnicas psicológicas como la terapia cognitivo-conductual, mindfulness, relajación y otras prácticas ayudan a reducir cortisol, mejorar patrones de sueño, disminuir la tensión física, disminución de síntomas psicosomáticos.
Para las empresas, ofrecer servicios psicológicos) no solo es un gesto humanitario sino una inversión estratégica. Al cuidar la mente de sus colaboradores, cuidan la productividad, reducen costos y construyen organizaciones más sostenibles.
En definitiva, si como sociedad aceptamos que trabajar hasta quemarse no es sinónimo de eficacia sino de desgaste, estamos reconociendo nuestro derecho a cuidarnos. El éxito no debe tener como costo la salud del individuo, la abundancia económica ni la efectividad productiva deberían ser indicadores de una vida valiosa, porque ningún KPI (Indicador de desempeño) vale más que la salud integral de quienes hacen posible la empresa: mente y cuerpo incluidos, no somos engranes en una máquina, somos seres humanos cuya finalidad en la vida no debería ser el éxito de la empresa a la que pertenecemos, sino el bienestar integral de la sociedad a la que pertenecemos, la cual tampoco debe depender de la industria sino de lograr una ecología social donde el humano pueda sentirse en equilibrio.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App
EN LA OPINIÓN DE:
El 10 de octubre: un llamado urgente en favor de la salud
Salud Mental el talón de Aquiles de la sociedad
Conciencia Saludablemente
Por:Psicol.Alex Barrera**
La salud mental se ha convertido en nuestros días en uno de los temas que poco a poco toma la relevancia que se merece, y si sin miedo a ser señalada de exagerada, y es que para quien esto escribe, el cuidado de la salud mental es sin lugar a duda la llave que reduciría en un alto porcentaje los dos grandes problemas de la época, las enfermedades cronicodegenerativas y la violencia.
Así pues, aprovecho el espacio para recordar que cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha instituida en 1992 por la Federación Mundial de Salud Mental (World Federation for Mental Health) para sensibilizar sobre las enfermedades mentales, reducir el estigma y promover el acceso a servicios de atención psicológica y psiquiátrica. Esta jornada no es una simple efeméride: es un recordatorio de que la salud mental —tan crucial como la salud física— exige atención colectiva y políticas concretas.
En 2025, la temática propuesta para el Día Mundial de la Salud Mental enfatiza “Acceso a servicios: salud mental en catástrofes y emergencias”. Con ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus organismos aliados pretenden poner foco en la resiliencia colectiva, especialmente en contextos de crisis —pandemias, desastres naturales, desplazamientos y guerras—, donde el bienestar psicológico se vuelve aún más frágil como lo aclara el ya mencionado organismo mundial.
Pero ¿por qué hacer tanto énfasis en esta fecha? Porque no es marketing, ni un invento, mucho menos es una moda. Los números nos dicen que el riesgo está aquí, ahora, y para muchos expertos se encuentra en incremento.
El pulso inquietante de las estadísticas
En México, los datos más recientes desnudan una emergencia silenciosa. En 2022 se registraron 8 mil 123 suicidios, frente a los 6 mil 494 de 2017 —una tasa que pasó de 5.3 a 6.3 muertes por cada 100 mil habitantes en ese lapso según datos proporcionados por el Inegi
Para 2023, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) apuntó que se registraron 8 mil 837 suicidios, lo que representa el 1.1 % del total de muertes del año. En 2024, la cifra alcanzó los 8 mil 856 suicidios, manteniendo una tasa nacional de 6.8 por 100 mil habitantes.
La brecha de género también es alarmante: para 2023, el 81.1 % de las muertes por suicidio correspondió a hombres y solo 18.9 % a mujeres. En este sentido, los hombres se enfrentan a presiones culturales que muchas veces inhiben su acceso al apoyo emocional.
Para los jóvenes no es diferente: en México, el porcentaje de adolescentes entre 10 y 19 años que alguna vez pensaron en suicidarse pasó de 5.1 % en 2020 a 7.6 % en 2022, según datos publicados por el propio gobierno de México. Las niñas adolescentes destacan por su vulnerabilidad, con tasas casi dobles frente a los varones del mismo rango.
Asimismo, en México se estima que 3.6 millones de personas adultas padecen depresión, con al menos 1 % de los casos considerados severos según los servicios de atención psiquiátrica del gobierno. Esto significa que la depresión no es una excepción: es un rostro cotidiano que muchos viven sin ser vistos.
Terrible es poner en la mesa el tema sobre los propios especialistas de la salud quienes también enfrentan niveles elevados de desgaste, angustia y suicidio en comparación con la población general y entonces: ¿Quién podrá salvarnos?
Estas cifras no deben leerse como estadísticas frías: son vidas que gritan por ayuda, comunidades donde el silencio se convierte en prisión.
¿Qué busca visibilizar el 10 de octubre?
- La urgencia del problema: romper el tabú de la salud mental y reconocer que muchos sufren en soledad.
- Promover acciones concretas: no basta con discursos; hace falta inversión en atención psicológica accesible, capacitación de personal de salud y protocolos de emergencia.
- Generar solidaridad comunitaria: apoyar a quienes viven dificultades, enseñar herramientas preventivas y fomentar redes de escucha.
- Presionar políticas públicas: que el derecho a la salud mental quede inscrito en políticas estatales, municipales y nacionales con presupuestos adecuados, y que se exija por medio de la legislación a la iniciativa privada establecer protocolos para cuidar la salud mental de sus colaboradores.
En regiones afectadas por desastres climáticos, conflictos sociales o migraciones forzadas, el Día Mundial se convierte en una herramienta crucial para atender no solo el trauma físico, sino el impacto psicológico prolongado.
La urgencia de cuidarse más
Cuando hablamos de salud mental, la prevención no es un cliché: es esencial. No es suficiente saber que es urgente atenderla, es necesario pasar del pensamiento colectivo a la acción individual, en el que exista una narrativa en la que se deje de lado el sólo pensar para poner en práctica, y lo que es mucho más importante abandonar la doble moral en la que aceptamos que la salud mental es importante, pero evitamos el existir socialmente como “anormales” por acudir a los servicios de psicología o psiquiatría.
En ese orden de ideas una buena salud mental no necesariamente habla de una enfermedad grave que debe ser atendida, por el contrario, habla de la responsabilidad de mantenernos adecuadamente para evitar un problema de índole mayor como el burn out, la depresión o algún tipo de neurosis. Así pues para cuidar la salud mental se pueden abordar tres áreas fundamentales:
- Autocuidado diario: hábitos de sueño, ejercicio, alimentación equilibrada, desconexión digital, momentos de ocio y contacto con personas queridas.
- Atención temprana: detectar signos tempranos como el desinterés persistente, alteraciones de sueño, irritabilidad, aislamiento o pensamientos negativos constantes. Pedir ayuda o acompañamiento cuando estos síntomas duren semanas.
- Apoyo profesional: psicoterapia, atención psiquiátrica o terapia de apoyo pueden marcar la diferencia entre una crisis temporal y una enfermedad crónica.
En un contexto donde los suicidios aumentan, los síntomas depresivos y la ansiedad se hacen cotidianos en jóvenes, y muchas zonas no cuentan con profesionales suficientes, el mensaje del Día Mundial de la Salud Mental retumba con urgencia: no se vale descuidarse.
Un llamado colectivo
El 10 de octubre no conmemoremos ignorando la herida, sino iluminándola. Que no sea solamente un cartel con “Salud mental importa”, sino un punto de partida para una transformación real: que escuelas integren educación emocional, que empresas cuiden el bienestar psicológico de sus trabajadores, que gobiernos destinen recursos para la red de apoyo psicológico comunitaria.
Cada vez que alguien decide no hablar, no buscar ayuda o callar su dolor, construimos una cultura silente que mata. Pero cada vez que rompemos el tabú, abrazamos al otro, ofrecemos un espacio seguro, abrimos la puerta a un camino de sanación.
El 10 de octubre es más que una fecha: es una invitación a vernos, escucharnos y cuidarnos con la urgencia que nos reclama la estadística, la experiencia y la dignidad humana. Porque la mente no puede seguir siendo el terreno sin defensa de la salud pública y mucho menos ignorada por la sociedad.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App
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