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Internacional

Cuba estremecida, pero sin daños, tras sismo en el mar Caribe

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CUBA, 29 DE ENERO DE 2020.- Como el terremoto más fuerte registrado de forma instrumental en la historia del servicio sismológico cubano, fue calificado por los especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), el sismo de magnitud 7.1 en la escala de Richter, ocurrido a las 2 y 10 minutos de la tarde de ayer martes.

Según explicó a Granma el doctor Bladimir Moreno Toirán, presidente del consejo científico del Cenais, con sede en Santiago de Cuba, desde el surgimiento en 1964 de estaciones sismológicas en el país, este movimiento sísmico solo había estado precedido en magnitud por el de 6.9 acaecido en 1991 en la misma zona, pero un poco más cercano a Cabo Cruz.

De acuerdo con el reporte oficial el de ahora fue perceptible en todo el territorio nacional, debido a su gran magnitud de 7.1 en la escala de Richter, y estuvo localizado a unos 125 kilómetros al suroeste de Cabo Cruz y a 145 kilómetros al suroeste de Niquero (provincia de Granma), con epicentro localizado en el mar a unos 20 kilómetros de profundidad.

Respecto a su ocurrencia Moreno Toirán añadió que realmente fue muy fuerte, pero profundo en el mar y bien alejado, tanto de Cuba como de Jamaica, nación vecina donde también se sintió considerablemente, y muchas agencias extranjeras lo han ubicado allí, aunque realmente fue a casi igual distancia entre una y otra isla.

Además, precisó que como es lógico, donde más se sintió fue al sur de oriente, pero hay reportes de perceptibilidad en toda Cuba y, como se comenta, en La Habana, sobre todo en edificios altos, ya que por su magnitud y la lejanía las ondas de baja frecuencia son las que viajan a más distancias, y precisamente las que más se hacen sentir en los niveles tres y cuatro de las edificaciones altas.

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El especialista aclaró que muchas agencias están reportando peligro de tsunami para Cuba y Jamaica, pero no debe haber preocupación al respecto, debido a que el tipo de mecanismo de ruptura horizontal de la falla, donde tuvo lugar el epicentro, que es en la falla Oriente (localizada muy profundo al sur de Cuba, entre isla Caimán y el norte de Haití), no genera tsunami.

Luego del terremoto se han registrado réplicas propias de estos eventos de magnitud 7.1, que continuarán por algunos meses, con menor magnitud y sin peligro para el país, cuyo servicio sismológico seguirá monitoreando la situación, pues tan fuerte terremoto puede activar nuevas zonas muy cercanas a Cuba, como las pegadas a la costa en la parte suroriental, de ahí la importancia de mantenerse alerta.

Al cierre de esta edición no se reportaban daños humanos ni materiales en la provincia santiaguera, cuya población vivió lógicos momentos de alarma, y según señaló el jefe del órgano de la Defensa Civil en el territorio, Gustavo Álvarez Matos, es menester mantener las medidas ejercitadas, ya que hasta hoy no es posible  pronosticar estos eventos.

La Nota Informativa No. 1 del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil de este 28 de enero, entre los elementos que ofreció señala que el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas y el Instituto de Ciencias del Mar mantienen vigilancia permanente, y se recomienda a la población estar atenta a la información oficial de las instituciones nacionales.

EN TODA CUBA PUEDEN OCURRIR SISMOS

Contrario a lo estimado por muchas personas, la tierra puede temblar en cualquier parte de nuestro archipiélago.

Según datos ofrecidos a este diario por el doctor en Ciencias Tomás Chuy Rodríguez, especialista del Cenais, la zona de mayor peligrosidad se localiza en la porción suroriental del territorio cubano, vinculada al sistema de la falla Oriente (Bartlett-Caimán). Históricamente han ocurrido allí los eventos más fuertes, pero la cronología correspondiente al periodo 1528-2015 registra movimientos telúricos fuera de esa área de la geografía nacional, algunos de ellos notables.

Tal es el caso del reportado en el poblado de San Cristóbal, perteneciente en la actualidad a la provincia de Artemisa, el 23 de enero de 1880, que alcanzó una magnitud estimada de 6.0 en la escala de Richter y una intensidad de 8.0 en la escala MSK.

La primera mide la energía liberada por el sismo, en tanto la segunda toma de referencia los daños ocasionados a la infraestructura.

Dicho evento ocasionó considerables pérdidas materiales, y llegó a sentirse con cierta fuerza en algunos lugares de La Habana, para sorpresa de sus habitantes no acostumbrados a esos vaivenes de la tierra.

Otros casos significativos no acaecidos en el oriente cubano son el de Remedios-Caibarién, el 15 de agosto de 1939, con una magnitud de 5.6 y 7.0 de intensidad, y los de Alonso de Rojas, Pinar del Río, el 11 de junio de 1981, y Jagüey Grande, Matanzas, el 16 de diciembre de 1982, que produjo la rajadura de paredes en centros escolares.

Estudios realizados por el también investigador titular del Cenais sitúan al del 20 de agosto de 1852, en Santiago de Cuba, a la cabeza de los más notables acontecidos durante el siglo XIX. Tuvo una magnitud  estimada de 7.3 en la escala de Richter y 9.0 de intensidad.

Testimonios de la época dan cuenta del derribo de más de mil viviendas, mientras hubo afectaciones considerables en las iglesias e inmuebles de la administración colonial.

Provocó, asimismo, deslizamientos de grandes piedras en la zona de la Sierra Maestra, la aparición de largas y anchas grietas en el terreno, y sus potentes estremecimientos llegaron hasta las ciudades de Baracoa, Gibara, Holguín y Camagüey, extendiéndose incluso a las vecinas islas de Jamaica y La Española.

Sobresalen en la pasada centuria  el de Santiago de Cuba con una magnitud de 6.75, reportado en la madrugada del 3 febrero de 1932 y causante del derribo total o parcial de numerosas edificaciones de la ciudad, y el de Cabo Cruz, Granma, el 25 de mayo de 1992, con  7.0  en la escala de Richter, y sentido, además, en ocho provincias.

Resulta interesante recordar la actividad telúrica anómala ocurrida básicamente en la provincia de Santiago de Cuba entre el 17 de enero y el 4 de febrero de 2016, etapa en la cual hubo un total de 38 sismos perceptibles por la población, de los cuales varios tuvieron magnitudes mayores de 4 en la escala de Richter.

PRECISIONES:

  • Con cerca de 3 000 terremotos, de ellos solo seis perceptibles, cerró la sismicidad de 2019 en Cuba, según informó la Vicedirección Técnica del Cenais.
  • De acuerdo con el resumen anual de esa institución científica, se sigue bajo el comportamiento de esos fenómenos, al igual que ocurrió en el año anterior y en una tendencia decreciente iniciada desde 2017.
  • Por otra parte, el primer sismo perceptible del presente año fue registrado el 24 de enero por la red de estaciones del Servicio Sismológico Nacional, a 37 kilómetros al sureste del poblado de Caimanera, en la provincia oriental de Guantánamo. El temblor tuvo una magnitud calculada inicialmente en 4.2 en la escala de Richter, sin reportarse daños humanos o materiales.
  • Desde hace más de tres lustros el país trabaja en la modernización de la red sismológica nacional.
  • El Cenais tiene la misión de contribuir a la mitigación del riesgo sísmico, mediante los estudios sismológicos y geodinámicos fundamentales y aplicados.
  • También monitorea y evalúa la actividad sísmica en Cuba, junto con dirigir y operar la red de estaciones del Servicio Sismológico Nacional.
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Internacional

El eco de la guerra: Israel y Líbano en una espiral de violencia sin retorno

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La noche en Beirut ya no es solo un reflejo de la vida nocturna y el bullicio de la ciudad. Ahora, el cielo se ilumina con explosiones y el sonido de los aviones de combate retumba en las calles. La frontera entre Israel y Líbano ha dejado de ser una línea imaginaria y se ha convertido en un campo de batalla donde la diplomacia parece haber sido enterrada bajo los escombros de los últimos bombardeos.

El ataque que encendió la mecha

Ayer, una ofensiva aérea golpeó los suburbios del sur de Beirut, apuntando a un almacén de misiles guiados de precisión. La explosión sacudió la ciudad, dejando edificios destruidos y vehículos calcinados. Aunque no se reportaron víctimas mortales, el impacto psicológico en la población ha sido devastador.

En respuesta, una serie de cohetes fueron lanzados hacia el norte de Israel, activando los sistemas de defensa antimisiles y obligando a la población a buscar refugio. La tensión ha alcanzado niveles críticos, con enfrentamientos esporádicos en la frontera y un aumento en la movilización de tropas.

La diplomacia en ruinas

Mientras los bombardeos estremecen la frontera, los intentos por desescalar el conflicto han sido insuficientes. Se han realizado llamados a la calma, pero la falta de consenso entre las potencias mundiales ha impedido una respuesta contundente. Mientras unos instan a la moderación, otros defienden el derecho a la seguridad nacional como prioridad absoluta.

En Beirut, las calles se llenan de protestas exigiendo una respuesta más firme. La presencia de fuerzas de paz en la región es cada vez más frágil, y el temor de un conflicto regional mayor se convierte en una posibilidad inquietante.

El costo humano

Más allá de los bombardeos y las declaraciones políticas, la gente común es la que paga el precio más alto. Familias desplazadas, hospitales desbordados y niños que han aprendido a distinguir el sonido de un dron de ataque antes que el de la lluvia. En Líbano, los refugios improvisados comienzan a escasear, mientras que en Israel, los sistemas de defensa trabajan sin descanso.

A pesar de los llamados a la calma, todo parece indicar que la crisis no está cerca de resolverse. La pregunta que muchos se hacen no es si la guerra llegará, sino cuánto falta para que el mundo la reconozca oficialmente.

Fuente: 5to Poder Agencia de Noticias.

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Internacional

“La Península Ibérica en la Oscuridad: El Apagón Más Grande de la Historia Reciente”

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Este lunes 28 de abril de 2025, la Península Ibérica vivió un evento sin precedentes: un apagón masivo que dejó sin electricidad a millones de personas en España, Portugal y partes del sur de Francia. Este incidente, calificado como “absolutamente excepcional” por las autoridades, paralizó infraestructuras clave, afectó servicios esenciales y generó caos en la región.

El apagón comenzó a las 12:32 hora local, cuando un fallo en la red eléctrica ibérica provocó un “cero energético”, una desconexión total del sistema eléctrico. La Red Eléctrica Española y Redes Energéticas Nacionales (REN) de Portugal confirmaron que la interrupción afectó a toda la península, mientras que en Francia las regiones fronterizas experimentaron cortes parciales. Aunque las causas exactas aún están bajo investigación, se descartó un ciberataque como origen del incidente.

El impacto fue devastador. En las principales ciudades como Madrid, Lisboa y Barcelona, el transporte público quedó completamente paralizado. Los metros dejaron de operar, los semáforos no funcionaban y las calles se llenaron de vehículos atrapados en atascos interminables. En los aeropuertos, cientos de vuelos fueron cancelados o retrasados, mientras que los hospitales dependieron de generadores de emergencia para mantener operativos los quirófanos y las unidades de cuidados intensivos.

La vida cotidiana se transformó en un desafío. Los ciudadanos se apresuraron a los supermercados para abastecerse de agua, alimentos no perecederos y baterías, recordando escenas de preparativos de emergencia. Las redes de telecomunicaciones también se vieron afectadas, dejando a muchas personas incomunicadas. En el sector empresarial, las pérdidas económicas fueron significativas, afectando desde la industria manufacturera hasta el comercio minorista.

El gobierno español activó un gabinete de crisis liderado por el presidente Pedro Sánchez, mientras que en Portugal, el primer ministro coordinó las acciones desde el puesto de mando central. Ambos países trabajaron en conjunto con operadores europeos para restablecer el suministro eléctrico. La recuperación comenzó de manera gradual, priorizando las zonas más afectadas, pero se estimó que la normalización total tardaría entre seis y diez horas.

Este apagón masivo no solo puso a prueba la resiliencia de las infraestructuras y los servicios de emergencia, sino también la capacidad de adaptación de la población. Las imágenes de calles oscuras iluminadas únicamente por las luces de los teléfonos móviles y las largas filas en los supermercados se convirtieron en símbolos de una crisis que será recordada como uno de los mayores desafíos energéticos de la región en la historia reciente.

Fuente: 5to Poder Agencia de Noticias

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