Opinión
Cancún, ¿mariguano?
Opinión / Cicuta del Caribe
• Turismo de mariguana o cannaturismo, ¿opción para Quintana Roo?
• En ciernes, ya “se cocina” el decimoquinto tipo de turismo en el país
• Si no frena la violencia contra periodistas, no la aliente: SIP a AMLO
• Grupo Vidanta vetó a Xcaret para tener una estación del Tren Maya
• Advierten de serios” riesgos tras la militarización de los aeropuertos
Por: Carlos Águila Arreola
Todo empezó en 1971, aunque el consumo de mariguana se remonta a tiempos prehispánicos; sin embargo, hace 35 años ver forjar un churro era ofensivo, y si sucedía a la luz del día era “aterrador”. Para mis padres y los de mis amigos —tenía 15-16 años, los benditos tiempos de secundaria—, eran “mariguanos”… lo que es la vida, ahora quieren un Cancún mariguano.
Y después de todo, tenían razón —la definición de la Real Academia Española (RAE) de la Lengua sobre quien fuma mariguana, también llamada Mary Jane, marijuana, juanita, juana, mota, mafu, hierba y un sinfín de términos callejeros más es esa—: hace poco más de medio siglo hacer un porro con una sábana de papel-arroz, era deplorado por la sociedad de aquel tiempo.
Cada 20 de abril se celebra el Día Internacional de la Mariguana, a las 16:20. ¿Y por qué para los aficionados a la mota son sagrados ese día y la hora? Según la revista Time, el 420 se remonta a 1971, cuando cinco alumnos de la secundaria San Rafael, en el condado (municipio) Marin, California, empezaron a reunirse a esa hora para fumar, justo cuando solían terminar la tarea.
Con el tiempo, uno de los miembros del grupo consiguió un empleo como ayudante de Phil Lesh, bajista de Grateful Dead —grupo de rock y folk rock estadunidense influido por la sicodelia; también conocido como The Dead—. En 1990, según la revista, un grupo de seguidores difundió ese ritual distribuyendo folletos en los que se invitaba a fumar “420” el 20 de abril a las 16:20.
El magazine High Times imprimió una copia de ese folleto al año siguiente, y a partir de ahí la asociación entre 420 y fumar hierba se extendió por todo el planeta, convirtiéndose en una pieza icónica de la cultura estadunidense., El miércoles, al grito de “la mota legal eleva la moral” y “la ley tiene un hueco, derechos al pacheco”, miles de jóvenes celebraron en la Ciudad de México.
El llamado cannaturismo o turismo de mariguana es un fenómeno que está emergiendo a raíz de la legalización de la mariguana en varios estados de la Unión Americana, y en Canadá. En México se aprobó un proyecto de ley para legalizar esa droga para consumo recreativo, pero aún hay muchas preocupaciones sobre sus posibles efectos en la sociedad.
La buscan
Actualmente hay 14 tipos de actividad turística en México, a saber: el turismo convencional (sol y playa); el de reuniones o negocios; el de salud; el ecológico o alternativo; el de aventura; el gastronómico; el arqueológico; el astrológico; el deportivo; el rural; el cultural; el religioso o espiritual; el negro o narcoturismo, y el lento (para ir puebleando), según el Atlas Turístico de México de la Sectur.
Resulta que, según un estudio realizado por la Journal of Destination Marketing & Management (Revista de Marketing y Gestión de Destinos), Cancún y Los Cabos tendrían un boom de turistas mariguanos si México legaliza el uso lúdico de la mota, y es que “la falta de permisos y reglas frena el potencial de esa industria”… sería el decimoquinto tipo de turismo en el país
“México podría ser el paraíso de ese mercado, que va en auge. Sin embargo, falta una reglamentación para su siembra, cosecha e incluso el desarrollo de productos derivados, como textiles”, según Eda Myrna Martínez Pazarán, presidenta del Consejo Mexicano de Cannabis y Cáñamo.
“La aprobación de la Ley Federal para la Regulación del Cannabis ya se ha convertido en una carrera de resistencia, más que de velocidad. El Senado puso en pausa una legislación que, además, podría fortalecer el camino para una industria que en México comienza a tomar impulso y derivarse hacia otros campos como el turismo”, coincide la especialista.
Según varios estudios hechos en Estados Unidos, el turismo de mariguana se incrementó después de la legalización en 18 estados y Washington, lo que hace pensar que destinos como Cancún y Los Cabos tendrían un boom de turistas si México aprobara el uso lúdico o recreativo; es decir, que se podrá consumir de manera personal y libre, siempre y cuando sean mayores de 18 años.
“El análisis reveló lo positivo que ha sido la legalización para los residentes de Colorado por la llegada del turismo de cannabis. Cada aspecto de la industria de viajes vería un aumento en las ventas”, comentó la experta en agencias de viajes Tammy Levent, quien añade que “se venden más paquetes, el transporte aumentó, los restaurantes tienen más clientes”.
Por otra parte, un estudio de Kayak encontró que casi 33 por ciento de los viajeros estadunidenses mayores de 21 años están interesados en visitar un dispensario de cannabis mientras viajan. y una cuarta parte de los encuestados de entre 21 y 34 años ya han viajado a un destino donde la mariguana es legal.
El estudio Turismo Canábico: Oportunidades, Problemas y Estrategias —Cannabis Tourism: Opportunities, Issues and Strategies—, de MMGY Travel Intelligence, en tanto, arrojó que a 29 por ciento de todos los viajeros de ocio, y 18 de todos los estadunidenses, les interesan las actividades que tengan que ver con la mariguana durante las vacaciones.

“Inicialmente visto como un simple paseo por algunas granjas de mariguana y otra razón para drogarse, la industria del turismo de cannabis está comenzando a abrir el telón y el misterio que la rodea. El turismo de cannabis ha recorrido un largo camino, las más de las veces satanizado, durante los últimos cinco a 10 años”, cita el mismo documento.
“Ha sido un impacto positivo porque las personas pueden acceder a la cannabis fácilmente y no temen infringir las leyes, y pueden alojarse en hoteles aptos para el consumo y comercio de la mariguana, con la tranquilidad de saber que no serán multados, o en el peor de los casos arrestados, por salir a fumar en el balcón”. Indicó por su parte la agencia Higher Way Travel.
En Cancún parece que la suerte está echada: previo al periodo vacacional de Semana Santa, el gobierno del estado y las asociaciones de hoteles del Caribe mexicano lanzaron una campaña antidrogas para los springbreakers; a su ingreso a los hoteles firmaron un documento que informaba que el consumo y transporte de sustancias ilícitas son delitos que en México se penalizan.
Menudencias
Si no puede frenar la violencia contra los medios y reporteros, al menos no la aliente, pidió desde Miami la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a Andrés Manuel López Obrador durante su reunión de medio año, en la que “le decimos una vez más afronte la verdad, frene todo ataque. Suspenda ya todo discurso estigmatizante y burlón”. La SIP ya había hecho un posicionamiento previo; sin embargo, “no se recibió una respuesta favorable”.
El Tren Maya no solo afronta problemas legales por sus trazos, que literalmente se hicieron “con las patas”; resulta que también la lucha de intereses y egos se vieron involucrados: Daniel Chávez Morán, dueño del Grupo Vidanta, habría dejado mal a Miguel Quintana Pali, presidente del consorcio Xcaret, cuando hace alrededor de cinco meses se ofreció a construir la estación cercana a Xibalbá, su nuevo parque en Valladolid, Yucatán.
Por supuesta corrupción, la Estrategia de Seguridad Aeroportuaria Integral sustituyó a personal con más de 30 años de experiencia por personal militar o naval, por su supuesta confiabilidad. El personal castrense y marinos carecen de preparación académica y profesional en aviación; tienen experiencia en administración militar, no pública. Es preocupante porque se está perdiendo una generación de especialistas aeronáuticos.
EN LA OPINIÓN DE:
El lado oscuro de la navidad: una mirada psicológica a la depresión invernal
Detrás de la mercadotecnia de la época de paz en el mundo, la cifra de suicidios se eleva
Conciencia Saludablemente
Por Psicol. Alex Barrera**
Cada año, cuando el invierno comienza a instalarse y los días se acortan, noto un cambio sutil pero profundo en muchas de las personas, lo cual inevitablemente a mi parecer crea una bruma en todo el ambiente, y es que mientras la gran maquinaria de la mercadotecnia nos vende un espacio de amor, familia y entornos diseñados a modo para fomentar el espíritu de dar y recibir, la realidad es que muchas veces esto es la máscara que oculta, lo que no queremos saber, pero que nuestro cerebro ya sabe. Y no es otra cosa sino la reacción biológica natural que nos alinea con la naturaleza, invierno significa el final.
Y no, no es fatalismo, es la naturaleza terminando un ciclo, es por eso que durante el invierno muchos animales se retiran a descansar, los arboles desojados esperan pacientes para poder reverdecer, la luz del día es menos, y por supuesto los seres humanos experimentamos cambios que desafortunadamente intentamos ignorar debido a que cada día nos alejamos más y más de lo natural, pensando con la soberbia que solo el razonamiento nos puede dar, que si la luz del sol se va, nosotros podemos llenarla con pequeñas luces artificiales, que se venden en aquellos puestos que ocupan miles de esquinas en el país.
Pero dejemos el romanticismo y la filosofía de lado y para no abrumarle entremos de lleno a lo que quiero en este espacio, comentarle a usted, que se toma el tiempo de leer estas líneas y es que, si hablamos de los síntomas del invierno, incluso yo, como especialista en salud mental debo confesar que experimento cierta variación en mi nivel de energía y claridad emocional.
Así pues, le hablaré de las cosas por su nombre, lo que muchas personas experimentamos no se trata simplemente de “mal humor por el frío”, sino de un fenómeno ampliamente documentado: la depresión invernal, también conocida como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Aunque a veces se percibe como una exageración o un invento moderno, la ciencia ha demostrado que es una condición real y prevalente, estrechamente vinculada a los ciclos de luz y a la respuesta biológica de nuestro organismo.
La American Psychological Association (APA) explica que el TAE aparece cuando la disminución de luz solar altera nuestros ritmos circadianos, los cuales funcionan como un reloj interno que regula funciones tan esenciales como el sueño, el apetito, la energía y el estado de ánimo. Cuando ese reloj se desajusta, aumentan la melatonina —la hormona del sueño— y disminuyen los niveles de serotonina, vinculada al bienestar. El resultado es una combinación de fatiga, desmotivación, tristeza persistente, irritabilidad, dificultades de concentración y, en algunos casos, un fuerte deseo de aislamiento social.
Observando desde un ángulo clínico, lo más complejo de la depresión invernal no es sólo la sintomatología, sino la forma en que suele ser minimizada. Muchas personas que pasan por este tipo de situaciones se expresan diciendo: “Debe ser flojera”, “Solo necesito echarle ganas”, “Es normal, a todos nos cae pesado el invierno”. Y aunque es cierto que los cambios estacionales influyen en nuestro ánimo, no debemos normalizar un malestar que interfiere en la vida cotidiana. Reconocer que algo no está bien permite atenderlo y evitar que el evento evolucione hacia formas más severas por ejemplo caer en depresión.
Es importante señalar que algunas personas tienen mayor vulnerabilidad biológica a este trastorno. Investigaciones del National Institute of Mental Health (NIMH) indican que quienes viven lejos del ecuador, en regiones donde el invierno tiene menor exposición solar, presentan tasas más altas de TAE. Además, quienes tienen antecedentes de depresión mayor suelen ser más sensibles a las variaciones de luz. Esto no significa que sea inevitable, sino que debemos prestar especial atención a los primeros síntomas.
En terapia, he observado que uno de los desafíos más grandes es el impacto en la percepción personal: quienes viven depresión invernal suelen sentirse “culpables” de no rendir igual, de no tener la misma energía o motivación que en otras épocas. Explicarles el componente biológico, ese juego de hormonas, luz y ritmos internos, les ayuda a comprender que no se trata de una falla personal, sino de un proceso fisiológico que puede regularse con estrategias adecuadas. Probablemente es por ello que muchas personas no son capaces de aceptar que están pasando por un mal momento, incluso ni siquiera lo reconocer, y tapan este tipo de sentimientos con conductas dañinas que curiosamente son fomentadas con el falso espíritu de la navidad, por ejemplo las compras excesivas, o el descontrol en los hábitos alimenticios.
Aun cuando se supone que la temporada enaltece virtudes como la paz, el amor, y la fraternidad, resulta preocupante observar que la disminución de luz natural y la carga emocional invernal coinciden con un aumento sostenido de suicidios en México, en donde para 2023 se registraron 8 mil 837 suicidios, lo que representa una tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes, una cifra más alta que la de años previos, según el INEGI. Estos datos sugieren que la temporada de oscuridad, soledad o desánimo puede agravar la vulnerabilidad psicológica (especialmente en personas predispuestas) y transformar la tristeza estacional en crisis profundas.
Sobre esto existen métodos que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecer TAE, ninguno de ellos tan efectivo como la atención psicológica profesional. Un especialista de la salud puede evaluar el nivel del problema además el acompañamiento terapéutico brinda herramientas para detectar pensamientos suicidas, regular el estado de ánimo y reconstruir el bienestar emocional en los meses más oscuros del año.
Algunas acciones cotidianas contribuyen significativamente a reducir el impacto del TAE. Por ello, aquí te comparto tres recomendaciones basadas en evidencia para prevenir o disminuir la depresión invernal:
1) Exponte diariamente a la luz solar entre 5 y 10 minutos, siempre con la protección adecuada.
Salir por la mañana, abrir cortinas, caminar un poco o simplemente recibir la luz directa del gran astro ayuda a regular la serotonina y el reloj biológico. Puede parecer un gesto mínimo, pero su impacto es notable cuando se vuelve parte de la rutina, eso sí, no olvides el bloqueador solar y los lentes con filtro UV.
2) Mantén horarios regulares de sueño y actividad física.
Tu cuerpo necesita estabilidad cuando la luz es escasa. Dormir a horas similares y realizar ejercicio —aunque sea ligero— mejora la energía, la regulación emocional y el descanso nocturno. Aun si la noche dura más tiempo que el día es importante mantener la rutina.
3) Cultiva espacios de conexión social, incluso si la apatía te invita al aislamiento.
El invierno tiende a encerrarnos, pero el contacto humano funciona como un amortiguador emocional. Conversar con alguien, compartir actividades o participar en grupos de apoyo contribuye a mejorar el estado de ánimo.
Y, sobre todo, recuerda que la terapia psicológica es un acompañamiento fundamental durante esta temporada. No solo ofrece un espacio seguro para explorar lo que sientes, sino que te brinda herramientas para comprender tus ciclos internos, reorganizar rutinas, manejar pensamientos negativos y fortalecer tu resiliencia. En los meses más fríos del año, cuando el mundo parece apagarse un poco, la terapia se convierte en un punto de luz que ayuda a atravesar el invierno con mayor claridad y bienestar. Y no olvides que el invierno es el final que marca el inicio de algo nuevo, la navidad no sólo es época de dar y recibir, sino que también amerita un tiempo de introspección para disminuir el ritmo y reflexionar sobre lo que finalizamos y como queremos comenzar el nuevo ciclo.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo Humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App
Para más información del tema puede consultar:
Textos de Interes
American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5.ª ed.). Washington, D.C.: Author.
(Para la definición clínica del Trastorno Afectivo Estacional como especificador del trastorno depresivo mayor.)
Rosenthal, N. E., Sack, D. A., Gillin, J. C., Lewy, A. J., Goodwin, F. K., Davenport, Y., … & Wehr, T. A. (1984). Seasonal Affective Disorder: A description of the syndrome and preliminary findings with light therapy. Archives of General Psychiatry, 41(1), 72–80.
(Estudio pionero que define la depresión invernal y su relación con la luz.)
Melrose, S. (2015). Seasonal Affective Disorder: An Overview of Assessment and Treatment Approaches. Depression Research and Treatment, 2015, 1–6.
(Revisión general sobre causas, síntomas y tratamiento del TAE.)
Partonen, T., & Lönnqvist, J. (1998). Bright light improves vitality and alleviates distress in healthy people. Journal of Affective Disorders, 46(1), 175–181.
(Evidencia científica del impacto de la luz en el estado de ánimo.)
Rohan, K. J., Roecklein, K. A., & Haaga, D. A. F. (2009). Cognitive-behavioral therapy for seasonal affective disorder: A randomized controlled trial. American Journal of Psychiatry, 166(5), 503–510.
(Estudio que valida la efectividad de la terapia psicológica para el TAE.)
Lewy, A. J. (2007). Circadian misalignment in mood disturbances. Current Psychiatry Reports, 9(6), 517–522.
(Base científica sobre ritmos circadianos y trastornos del estado de ánimo.)
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2023). Estadísticas a propósito del día mundial para la prevención del suicidio.
(Fuente de la cifra: 8,837 suicidios y tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes en México.)
Lam, R. W., & Levitt, A. J. (1999). Canadian Consensus Guidelines for the Treatment of Seasonal Affective Disorder. Clinical & Academic Publishing.
(Guía clínica que respalda intervenciones terapéuticas para depresión invernal.)
EN LA OPINIÓN DE:
Extorsión: violencia económica que se vuelve trauma emocional
Aunque es un delito del que mucho se habla, pocos toman en cuenta la factura a la salud mental que significa no resolverlo.
Conciencia Saludablemente
Por: Psicol. Alex Barrera
La reciente aprobación en el Congreso de la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar los Delitos en materia de Extorsión marca un antes y un después jurídico en México: la reforma aspira a homogeneizar criterios, perseguir el delito de oficio y endurecer sanciones frente a una práctica que se ha disparado en los últimos años. La votación responde a una urgencia tangible: la extorsión ya no es un daño sólo económico, es una máquina de erosionar vidas.
Los números lo confirman y, a la vez, ocultan realidades. Según la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE) del INEGI, en 2023 se cometieron 747 mil delitos de extorsión contra unidades económicas, cifra que ilustra la magnitud del fenómeno entre negocios formales. Cabe señalar que las estadísticas oficiales de carpetas de investigación son mucho menores por no decir engañosas, precisamente es por la altísima “cifra negra” (cantidad de delitos que no se registran en las estadísticas oficiales) que la mayoría de las víctimas no denuncia, es decir las víctimas tienen miedo o desconfianza institucional.
El impacto económico también aparece con cifras contundentes. Coparmex y diversas estimaciones señalan pérdidas multimillonarias: sólo en 2025, hasta septiembre, las extorsiones han significado una erogación que supera los 21 mil millones de pesos para empresarios, además de multiplicar costos en seguridad privada y obstaculizar la inversión.
El daño no se limita a lo material. La extorsión induce estrés crónico, ansiedad, insomnio y sensación de indefensión tanto en propietarios como en trabajadores. Pequeños comerciantes describen la extorsión como un “perdón a cambio de sobrevivir”: pagar para continuar operando. Esa lógica genera culpabilidad, vergüenza y un desgaste emocional que se transmite al núcleo familiar y comunitario. Estudios sobre victimización muestran que la repetición del ataque y la impunidad fomentan trastornos de estrés postraumático, depresión y paranoia colectiva, los cuales han sido publicados por ENVE/INEGI y reportes de victimización.
Las consecuencias secundarias son palpables: zonas enteras ven cerrar negocios ante la imposibilidad de sostener pagos extorsivos o por la pérdida de clientes ante la percepción de riesgo. En Sinaloa, por ejemplo, Coparmex reportó el cierre de alrededor de 2 mil empresas en el primer semestre de 2025 atribuible al clima de inseguridad local; sin embargo, no existe aún una cifra nacional homologada sobre cierres empresariales exclusivamente por extorsión.
Ese silencio la llamada la cifra negra agrava el golpe psicológico. No denunciar porque temes represalias o porque “las autoridades no harán suficiente” es una doble privación: económica y emocional. La persona queda aislada, sin redes de apoyo formales, normalizando el temor y enquistando el daño. A nivel comunitario, esa normalización mina la confianza social y la capacidad de resiliencia colectiva, además activa un mecanismo de defensa en el cerebro sobre todo porque como miembro de una comunidad el miedo se agrava pues ya no tienes libertad de acudir a lugares recreativos, esto se convierte en una viciosa cadena, que impacta también la economía, pues la extorción desmotiva la inversión, reduce fuentes de ingreso y atemoriza a la comunidad, es decir que el daño es sistémico.
Frente a este panorama, la ley y las acciones policiales son necesarias pero insuficientes por sí solas. Es imprescindible integrar respuestas que atiendan la salud mental de las víctimas: protocolos de contención, orientación jurídica y fundamentalmente atención psicológica especializada.
La terapia ayuda a procesar el trauma, recuperar la calma y volver a sentir que se tiene control sobre la propia vida. También permite desarrollar estrategias para manejar el miedo y evitar que este se vuelva permanente. Intervenciones breves, apoyo psicoeducativo y programas comunitarios de resiliencia pueden reducir la ansiedad, mejorar el sueño y favorecer decisiones más seguras, ya sea sobre denunciar o reestructurar la actividad económica.
La extorsión ataca hogares y tejido económico, pero también hiere la confianza que sostiene la vida cotidiana. Por eso la política pública debe ir más allá de la cárcel para extorsionadores: debe contemplar la reparación integral del individuo y la comunidad, incluida la salud mental para que las personas y comunidades recuperen no sólo su patrimonio, sino su confianza. Si la ley ayer fortaleció la respuesta penal, hoy la prioridad es que la respuesta humana, psicológica y social. llegue al mismo ritmo. Buscar ayuda profesional no es solamente una medida individual: es un acto de reconstrucción colectiva.
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**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
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