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Opinión

De gandallismos y estatuas majadas

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“El Minotauro”

Por: Nicolás Durán de la Sierra

Dos serán los temas que glose este comentario. Ambos están en el escaparate público, aunque uno destaque en el panorama nacional, el del sepelio del PRI y el otro, el de la posible construcción de una costosísima cafetería legislativa, resalte en el escenario de la capital estatal. Los dos son ejemplares hijos del gandallismo que suele engendrar nuestro sistema político.

Curiosa palabra es gandalla, mexicanismo equivalente a alevoso, que tan bien califica a los casos. Por lo que toca a la cafetería, su instalación se hace cada vez más difícil y no por falta de afán de la dirigencia legislativa, que va, sino porque el poder ejecutivo del Estado, con el sentido común por bandera, no avala el costoso proyecto. Claro, es la imagen de todo el gobierno la que se empaña.

Luego de meses de protestas civiles, hace unos días casi por sorpresa, el Instituto de la Cultura y las Artes indicó que la dependencia, garante del patrimonio estatal, no había dado su permiso para el efecto y que el edificio del congreso no debía ser modificado. Otra pifia más del ya frágil amago legislativo por entrar en el comercio formal. Se soñaban con voto en la cámara de restauranteros.

Sin embargo, con permiso o sin permiso, el daño ya está hecho pues la efigie del héroe epónimo del Estado, léase don Andrés Quintana Roo, fue desarmada y según fotos de un diario local, el rostro de la histórica estatua fue dañado: le majaron la nariz, por no abundar en que sus partes se hayan bajo un cobertizo y con cristiano pudor, tapadas con una lona. Lo que mal empieza, mal acaba.

En el gran teatro, al abrirse el camino para la reelección de Alejandro “Alito” Moreno por doce años, el PRI inicio el sepelio de sus siglas. Devino, según el exgobernador y exlíder priista Pedro Joaquín Coldwell, en el partido de un dueño, no de un dirigente. Bueno, lo era desde hace años, pero ahora este quiere envejecer en el cargo, pues mil 200 millones de pesos anuales en prerrogativas de partido no son despreciables.

El gandallismo en pleno.

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Opinión

NOMÁS MILANDO…

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Por Hugo Alday Nieto

La soberanía, según cita el doctor Raúl Contreras en el Diccionario Jurídico se encuentra en la clásica definición de Jean Bodin en su obra Los seis libros de la república es “el poder absoluto y perpetuo de la república“. De igual forma citando a Rousseau “establece que la soberanía consiste esencialmente en la voluntad general, pero ésta no puede ser enajenada ni puede ser representada más que por sí misma. El carácter inalienable de la soberanía va acompañado de la indivisibilidad”.

La soberanía se manifiesta claramente en la capacidad del Estado para dictar sus leyes, dirigir su política interna y externa, y en el reconocimiento de su autonomía y autodeterminación en el ámbito internacional, siempre buscando el bienestar y desarrollo de la sociedad. La soberanía se refiere al poder supremo y absoluto dentro del territorio de un Estado por sus raíces SUPER-OMNIA. Este poder supremo permite al Estado organizar su gobierno, administrar justicia, promulgar leyes, y ejercer autoridad sobre su población y territorio.

En tal virtud existen dos facetas de la soberanía: la interna y la externa. La primera se identifica con la soberanía popular, que hace residir el poder originario, máximo y esencial de una nación, y la segunda, es el poder que tiene el Estado para tomar sus propias decisiones en el concierto internacional de forma autónoma.

Desde las más altas tribunas del poder y las más abultadas transmisiones en Facebook, se han esgrimido una diversidad de mensajes y discursos pro-soberanía por si osare cualquier enemigo, limitar nuestra decisión como Estado, señalando en varias ocasiones al embajador norteamericano como un intervencionista.

Sin embargo, el concepto de soberanía en su fase externa como tal, pareciera no ser ciento por ciento aplicable en nuestra nación, ya que hace unos meses los Estados Unidos llevaron a México a exigir visados a los nacionales brasileños bajo el argumento de que dichos ciudadanos del vecino país se internaban a México con la finalidad de trasladarse a Estados Unidos como indocumentados, y a pesar del gran hueco económico que la falta de turismo e inversión brasileña ha ocasionado en Quintana Roo, y en otros estados del país, las restricciones por mandato del vecino no solo se han mantenido, sino que parecen extenderse a ecuatorianos y colombianos.  ¿Y la autodeterminación de los pueblos?

Por si fuera poco, el concepto de la soberanía interna que tanto desgaste como nación nos ha costado con la reforma al Poder Judicial, sin duda tendrá repercusiones en lo exterior, ya que, a raíz de la intervención de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, pareciera que impactará de forma directa en los tratados internacionales comerciales que reivindican derechos humanos, o que nos compromete a contar con tribunales especializados para darle certeza a la inversión extranjera.

De momento, al primer llamado de Canadá y de Estados Unidos, México ya se dio cuenta que debe alinearse al sistema comercial internacional y dejar de coquetear tanto con China, ya que el TMEC puede ser condicionado y México es el más necesitado debido a que en promedio el 90% de sus exportaciones dependen de ello.

Así pues, en el mundo posmoderno la soberanía pasa de fronteras y de lenguajes, para centrarse en el consumo. Y si las autoridades nacionales no han llegado a esa deducción bajo el discurso de la soberanía de los 70 que se sigue representando por los caricaturistas de antaño, seguramente vamos a sufrir más descalabros como los recientemente recibidos y estaremos como Penelope en “La Odisea”, de Homero, hilando y deshilando ideas que ya no pertenecen al escenario actual.

Hoy, la soberanía se rige por el comercio de mercancías tangibles e intangibles. Como dice Slavoj Zizek en “El sublime objeto de la ideología”, que “hemos de dar el paso crucial de concebir el significado oculto tras la forma-mercancía, la significación de eso de forma expresa. Hemos de penetrar en el misterio del valor de las mercancías”, para determinar el verdadero papel de los elementos del Estado en este juego, ya no de tronos, sino de consumo. Y mientras no entendamos que el Estado posmoderno tiene reglas nuevas sobre todo cuando se trata de geopolítica, difícilmente podremos transmutar a ser un país desarrollado, y nos quedaremos como el chinito después del jalón de orejas de Trudeau…nomás milando.

Nota:Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores son responsabilidad de quienes las emiten.

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Opinión

Carta de CLaudia a Trump:

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“La Última Palabra”}

Por: Jorge A. Martínez Lugo

  • • No es con amenazas ni con aranceles como vamos a atender el tema migratorio y el consumo de drogas en Estados Unidos

Contundente, elegante y diplomática, la carta de Claudia Sheinbaum a Donald Trump, hoy en la mañanera, en respuesta a sus declaraciones de ayer 25 de noviembre.

La presidenta de México fue capaz de ponerle el cascabel al gato. Mientras el canadiense Justin Trudeau, entregado a Estados Unidos, ha permanecido en silencio, cuando la amenaza fue para ambos países.

Sea cual sea el desenlace, Claudia Sheinbaum está sumando un punto a su favor y seguramente su presencia internacional crecerá y su aceptación en México aún más de lo que ya está. Como decía Jesús Reyes Heroles: “lo que resiste apoya”.

“El diálogo es el mejor camino para el entendimiento, la paz y la prosperidad en nuestras naciones” afirmó. ¿Qué podrá responder Trump ante esta respuesta, con el riesgo de que su imagen se derrumbe al interior de Estados Unidos y a nivel global? Cachetada con guante blanco, sin duda.

En el aspecto económico, planteó razones de peso: “Se requiere cooperación y entendimiento recíproco a estos desafíos. La fortaleza económica de Norte América radica en mantener nuestra sociedad comercial” y mencionó algunas de las grandes empresas estadunidenses que se verían afectadas de inmediato.

Una carta de Claudia Sheinbaum a Donald Trump, que marcará agenda en los próximos días y catalizará, de alguna manera, el tono prepotente del presidente electo de Estados Unidos, que seguirá demostrando la decadencia económica y moral de Estados Unidos y la entrada a un mundo multipolar. Usted tiene la última palabra.

Nota:Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores son responsabilidad de quienes las emiten.

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