Opinión
Diálogos Nacionales para el debate de las Reformas Constitucionales de AMLO
“La Última Palabra“
Por: Jorge A. Martínez Lugo
La aspiración es lograr desencadenar una argumentación, discusión y deliberación de altura que eleve la calidad del debate: diputada Guerra Castillo (Morena).
Existe voluntad de dialogar las reformas que son de importancia extrema para el país: diputado Romero Herrera (PAN).
El miércoles 21 de febrero, la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados inauguró los “Foros de Diálogo Nacional. Súmate al debate de las reformas por la libertad, el bienestar, la justicia y la democracia”, en el Palacio Legislativo de San Lázaro.
Durante el evento, la presidenta de la mesa directiva, Marcela Guerra Castillo, afirmó que se trata de poner en marcha un proceso caracterizado por la tolerancia y la más amplia disposición para escuchar y ponderar las distintas opiniones a tratar.
La aspiración es lograr desencadenar una argumentación, discusión y deliberación que, asimismo, eleve la calidad del debate. Esta Presidencia, dijo, “tiene el compromiso de contribuir a que así sea y, en ello, pondremos nuestro mejor esfuerzo”.
“El reto es poner en pie el proceso de consulta y análisis que sea referente y positivo para la sociedad y que le sirva a la gente, así como que en él se encuentren las diversas voces, puntos y contrapuntos, con posibilidades genuinas de expresión para influir con los argumentos y los razonamientos de sus opiniones”.
VOLUNTAD DE DIÁLOGO: PAN
Al declarar formalmente inaugurados los diálogos, el presidente de la Junta de Coordinación Política, diputado Jorge Romero Herrera (PAN), reconoció la disposición que existe en la Cámara de Diputados y por parte de todos los grupos parlamentarios, de que en esta última recta de la LXV Legislatura exista la voluntad de dialogar las reformas que son de importancia extrema para el país.
Refirió que la esencia misma de estos foros deriva de un paquete de iniciativas que mandó el Ejecutivo Federal a la Cámara de Diputados a principios de febrero, pero también es producto de la Jucopo, que para estos diálogos no solo se habrá de hablar de las iniciativas del Ejecutivo sino también se profundizará sobre las iniciativas que son importantes para el resto de los grupos parlamentarios.
“Podemos tener todas las diferencias”, pero “el diálogo es lo que no podemos demeritar” porque es donde se demuestra en qué coincides y en qué no; “dialogar no es conceder, dialogar es el espacio en donde dejas claro con qué estamos dispuestos a avanzar por el país y con qué no, pero en el diálogo”, subrayó.
SE SUMA EL SENADO: (MORENA)
El coordinador de Morena, diputado Ignacio Mier Velazco, expuso que el Senado de la República se sumó a este esfuerzo del Congreso mexicano por promover un diálogo abierto, franco, directo, explícito sin renunciar a las convicciones y valores. “Vamos a debatir e incorporar todas las iniciativas de los grupos parlamentarios y lo haremos de cara a la nación y no es simulacro; este es un espacio para hablar”.
Indicó que propuso a la Jucopo conjuntar no solo las 18 iniciativas de reforma constitucional del titular del Ejecutivo, sino las que tenían los diferentes grupos parlamentarios para que se agruparan conforme a la estructura que tiene la Constitución en la parte dogmática, orgánica y funcional. “En la parte dogmática es donde estriban básicamente la mayoría de las diferencias en los dos proyectos de la nación: la libertad, justicia, democracia y el bienestar”.
OPORTUNIDAD PARA CONSTRUIR: PAN
El diputado José Elías Lixa Abimerhi (PAN) destacó que este diálogo es la oportunidad “de demostrar que somos capaces de construir, de discutir, de contrastar y debatir”. Señaló que las coincidencias permiten discutir las propuestas del Ejecutivo y las de otros grupos. “Hay mucho en qué coincidir si entendemos que no hay circunstancia por encima del bienestar de las y los mexicanos”.
Expresó que apoyará las reformas que sean “buenas para México, pero lo haremos diciendo la verdad”, como pensiones al 100 por ciento verdaderamente, actualizar el salario mínimo a los costos de la canasta básica, dar pensión a las personas adultas mayores desde los 60 años y a personas con discapacidad, así como la atención medica integral y un sistema universal de salud. Refrendó su postura “invariable” para no dar ni un voto para militarizar el país, debilitar al Poder Judicial, eliminar los órganos autónomos o desmantelar el juicio de amparo.
HAY DISPOSICIOÓN DE DIALOGAR: PRI
El coordinador del grupo parlamentario del PRI, diputado Rubén Ignacio Moreira Valdez (PRI), subrayó que las iniciativas del Ejecutivo son entregadas “justo en el ocaso de un sexenio” y “justo cuando está un proceso electoral en el cual la población debe estar observando las diversas alternativas políticas”. No obstante, expresó su disposición a debatir, dialogar y participar en este proceso. “Yo no claudico a discutir porque es una oportunidad para poner sobre la mesa grandes problemas nacionales”.
Estimó que un tema que se debe debatir es el de seguridad, “porque si no reconocemos que el gran problema que tiene el país es el crimen organizado” en cualquier versión violenta, “un día se va a apoderar de los poderes públicos”. Es momento que la clase política y el Estado mexicano reconozcamos que el mayor enemigo de la democracia de este país es el crimen organizado y que tomemos una decisión para enfrentarlo todos”. Aclaró que su grupo parlamentario no está de acuerdo en los temas relativos a la Corte, los órganos autónomos y organismos descentralizados.
SIGNO DE NUEVOS TIEMPOS: PEM
Del PVEM, el coordinador Carlos Alberto Puente Salas consideró que esta convocatoria demuestra los nuevos tiempos que se están viviendo en nuestro país, en donde los diferentes coordinadores parlamentarios tienen la voluntad para construir este debate nacional. “Tenemos la oportunidad de venir a escuchar e invitar a expertos de cada uno de los temas; unos estarán a favor, otros en contra, pero también haciendo esto de manera abierta y transparente de cara a la nación”.
Comentó que hay más coincidencias que diferencias en el paquete de iniciativas enviadas por el Ejecutivo Federal, por lo que es necesario analizar y debatir para construir en favor de México. “Me propongo que construyamos en favor de la nación y que sean un éxito estos diálogos nacionales en donde, más allá de las diferencias, podamos construir en favor de nuestro país y abonar”.}
TOTAL APOYO A INICIATIVAS: PT
El diputado Gerardo Fernández Noroña (PT) externó que apoyará absolutamente las iniciativas enviadas por el Ejecutivo, pues es un paquete legítimo que busca aumentar la justicia social, tratar con equidad al pueblo y generar mejores oportunidades de desarrollo.
Manifestó su disposición a entablar un debate serio sobre estas iniciativas, su bonhomía, fortaleza, importancia, necesidad y pertinencia, que pondere con toda objetividad la valía de esas propuestas. Añadió que el periodo de sesiones ordinaras termina en abril, “pero podemos irnos a un extraordinario, porque tenemos hasta agosto y es pertinente este debate y esta discusión”.
NO A LA SIMULACIÓN: MC
El diputado Braulio López Ochoa Mijares (MC) aclaró que su grupo parlamentario siempre ha estado dispuesto a deliberar con seriedad y argumentos sobre cualquier tema de la agenda nacional y “por eso nosotros no vamos a prestarnos a los diálogos que consideramos diálogos de la simulación” porque el Ejecutivo presentó una serie de iniciativas a cuatro meses de las elecciones y a siete meses de un nuevo gobierno.
Externó que existe una agenda social que están dispuestos a discutir y a votar, “una serie de derechos sociales que no pueden estar a expensas de su uso electoral”. Por ello, planteó “discutir con seriedad, arrastremos el lápiz y veamos cómo construir” un nuevo régimen de pensiones para el país, de vivienda, de bienestar animal, de reconocimiento de pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes, trenes para pasajeros, salario mínimo conforme a la inflación y apoyo a jóvenes.
ENRIQUECER PROPUESTAS: PRD
El coordinador del PRD, diputado Francisco Javier Huacus Esquivel, apuntó que acuden a esta sesión con la convicción de participar y abonar en la discusión para enriquecer aquellas propuestas que tengan viabilidad y representen un beneficio para la nación. Agregó que pugnarán para que estas posibles reformas sean un marco que limite la corrupción, ya que en el país más del 60 por ciento de la población tiene la percepción de la corrupción en las instituciones.
Mencionó que estarán al pendiente y serán muy participativos en las tareas referentes a esta discusión: sin lugar a duda este ejercicio será una oportunidad para abonar al compromiso de la población con el voto libre y ciudadano. “Estos foros serán una oportunidad para el debate que permitirán que la ciudadanía construya elementos para que en unos meses emita su voto en plena libertad y con conciencia”.
EN LA OPINIÓN DE:
“Vivir con miedo: la huella psicológica de la inseguridad en México”
Los Mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad…
Conciencia Saludablemente
Psicol. Alex Barrera
¡Mexicanos al grito de guerra! Esta es una de las estrofas más fuertes de nuestro himno nacional, cualquier mexicano conoce esta frase, pero cuantos de los habitantes de este país repara en el significado de esta frase que pareciera ser una realidad en estos días, cuantos de verdad se dan cuenta que la violencia en México si indiscutiblemente se ha convertido en una guerra, una que enfrentamos día a día y que se ha enraizado en nuestra sociedad.
Peor aún, ¿cuántos mexicanos si quiera se dan cuenta lo que le hace a su salud mental? La percepción de inseguridad, más allá de cifras, opera como un reflejo trastornador en el bienestar psicológico de la ciudadanía. En México, cuando los titulares de prensa retumban con asesinatos públicos, atrocidades y organismos de seguridad incapaces de contener el escalamiento criminal, lo que se resquebraja no es únicamente la confianza en las instituciones: se fractura la sensación de habitar un entorno protector, lo que repercute directamente en el ánimo, la salud mental y la capacidad de resiliencia de las personas.
Mientras el gobierno actual culpa a los anteriores gobiernos de la herencia de violencia, poco se ocupa de comunicar sus propias estrategias para brindar la certeza que la gente necesita hoy, y es que, si vamos al pasado inmediato, tan sólo en octubre se registraron un par de episodios que ilustran a la vez la crudeza de la violencia y su potencia simbólica.
La violencia ya no solo es violencia, sino que está plagada de un claro mensaje “NO HAY TREGUA”, porque no es solo el hecho de que en el estado de Michoacán, se registrara el asesinato de siete presidentes municipales en menos de cuatro años, si no que el último de ellos haya sido el de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, ejecutado el 1 de noviembre durante un evento público en pleno centro de la ciudad, y no cualquier evento, sino la celebración de Día de Muertos, uno de los eventos más significativos para los mexicanos. ¿Y entonces, no es este un atentado contra la misma sociedad, como podemos no entender esto como un mensaje, no para una persona, no para un estado, sino para un país entero? ¿Cómo puede no ser esto una agresión directa a la sociedad?
Este mismo mes en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, se vivió una semana de “limpieza” entre cárteles cuyo resultado fueron 41 muertos en seis días, 12 solamente el 22 de octubre, estos eventos inundan las páginas de los medios de comunicación locales e internacionales, que detallan enfrentamientos sangrientos entre bandos criminales.
Cuando la violencia se vuelve espectáculo —y aún más cuando el blanco son eventos culturales o áreas urbanas frecuentadas—, la inquietud colectiva crece y se instala un estado de permanente alerta emocional. La población no sólo teme por su integridad física, sino por la certeza de que el espacio en el que habita ya no es predecible ni seguro. En este contexto, la evidencia señala que la percepción de inseguridad persiste pese a mejoras estadísticas en homicidios. Por ejemplo, en una nota de El País publicada el pasado 23 de octubre se señala que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que, en septiembre de 2025, el 34 % de los mexicanos consideraba que la inseguridad permanecería “igual de mal” en su ciudad los próximos doce meses, y el 23.9 % estimaba que “empeorará”.
Desde la psicología, esos datos no son únicamente indicadores sociales: son síntomas de un clima emocional colectivo afectado. La inseguridad percibida produce estrés crónico, desgaste emocional y una reducción progresiva de lo que se denomina “capital psicológico”. Las personas pueden volverse más reacias a participar, a salir o a confiar en su entorno; aparece la hipervigilancia, la ansiedad, la alteración del sueño, e incluso la evitación de actividades cotidianas. Cuando la amenaza parece constante (aunque en el sentido probabilístico no esté dirigida a cada persona en lo individual) el efecto se propaga y se torna comunitario.
Además, esta erosión de la confianza se reconoce también en la relación entre ciudadanía y Gobierno. Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum según publica en su sitio web PolíticoMX mantiene una aprobación del 74 % al cierre de octubre de 2025, mientras que la desaprobación ronda el 25 %, eso no sostiene la percepción sobre la inseguridad que la ciudadanía no aprueba pues el mismo medio publica que otra encuesta hecha entre abril-mayo de 2025 que señala que solo 21.6 % de los mexicanos afirmaron sentirse seguros viviendo en el país, lo que significa que ~78.4 % se siente inseguro.
Los mexicanos esperan seguridad, efectividad institucional y protección, cuando eso falla, también se quiebra el sentido de que “las cosas están bajo control”. Ese quiebre tiene consecuencias psicológicas: ¡el orden que sostiene la rutina y la confianza se vuelve frágil!
La percepción de que “nadie está a salvo” o que “las autoridades no se dan abasto” abre una fisura emocional que afecta la vida social: las personas se retraen, desconfían, se inhiben. En la práctica clínica, se puede observar cómo en zonas de alta violencia o alta percepción de riesgo, los pacientes presentan mayor vulnerabilidad ante trastornos de ansiedad, alteraciones del sueño, síntomas de hipervigilancia y menos recursos para enfrentar los imprevistos. Cuando se vive con la sensación de que el entorno se volvió hostil, el bienestar se vuelve una meta difícil.
Es imprescindible comprender que, aunque los índices de homicidio puedan bajar en ciertos meses, la experiencia subjetiva de inseguridad no cae de inmediato. El retraso entre la mejora real y la percepción ciudadana deja un vacío de tiempo en que la salud emocional queda expuesta. Y mientras tanto, la violencia, al ser tan visible y tan simbólica, sigue reforzando la sensación de vulnerabilidad.
¿Qué hacer ante este escenario? En primer lugar, desde lo comunitario, es necesario promover espacios de diálogo, reforzar lazos de vecindad, crear plataformas de resiliencia colectiva: porque la inseguridad emocional se enfrenta también socialmente. Pero, en segundo lugar, y no menos importante, desde el ámbito individual, no se puede trivializar el impacto psicológico que tiene vivir bajo la sombra de la violencia. Acudir a servicios de salud mental, recibir contención, comprender que la reacción emocional es lógica, constituye un acto de cuidado.
No solo “sobrevivir” a la inseguridad física, sino preservar el bienestar psicológico, es una tarea urgente, porque la constante percepción de peligro provoca estrés constante, y esto a su vez genera, malestar físico, y más allá de ello fragmenta el bienestar social. Las autoridades tienen la obligación de garantizar la seguridad, pero las personas también tienen el derecho y la necesidad de salvaguardar su salud emocional cuando la protección estatal se ve comprometida.
En un país donde la violencia arremete en plazas públicas, atenta contra autoridades, se infiltra en la vida cotidiana y deja huella en la percepción de la gente, el bienestar psicológico no es un lujo: es una condición para el mínimo sustento de la dignidad humana.
Los mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad, aceptarlo, afrontarlo y en su caso buscar ayuda profesional, hablar con un terapeuta, explorar las formas en que la inseguridad impacta nuestra mente, es tan importante como procurar cerraduras y alarmas. Porque al final del día, tenemos que reconstruir no solo ciudades más seguras, sino experiencias interiores donde no nos sintamos indefensos.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje
EN LA OPINIÓN DE:
Entre flores y recuerdos: la psicología del Día de Muertos
Colocar un altar nos lleva a encontrar un vinculo en el que se pude sanar la perdida
Conciencia Saludablemente
Por: Psicol. Alex Barrera
En México, la muerte no se esconde; se decora con flores de cempasúchil, se endulza con pan y se acompaña de risas y canciones. El Día de Muertos no es sólo una tradición; es una declaración cultural profundamente humana: la vida y la muerte no son opuestos, sino partes del mismo ciclo. Desde la psicología, esta visión ofrece una lección esencial sobre cómo enfrentamos la pérdida, el duelo y la memoria.
En muchas culturas occidentales, hablar de la muerte sigue siendo un tema prohibido. Se evita mencionar a los fallecidos, se apartan sus objetos, se oculta el dolor tras una aparente fortaleza. Sin embargo, la cultura mexicana, heredera de cosmovisiones indígenas y creencias sincréticas, ha desarrollado una relación distinta con la finitud. Aquí la muerte se sienta a la mesa. Se le invita, se le honra, se le ríe. En lugar de negar su existencia, se le integra como una compañera inevitable.
Esta actitud, lejos de ser una mera expresión folklórica, tiene profundas implicaciones psicológicas. Aceptar la muerte —propia y ajena— es aceptar la impermanencia de todo. Es reconocer que la pérdida forma parte de la vida, y que el dolor, cuando se vive con consciencia, puede transformarse en gratitud. Desde la psicología existencial, este reconocimiento no conduce a la desesperanza, sino a una mayor plenitud: saber que el tiempo es finito nos empuja a vivir con sentido, a cuidar los vínculos y a encontrar propósito en cada día.
Pero el Día de Muertos no solo nos enseña a pensar en la muerte; también nos enseña a recordar con amor. El altar, corazón simbólico de la celebración, se convierte en un espacio terapéutico. Al colocar una fotografía, una vela o el platillo favorito del ser querido, no solo evocamos su presencia: actualizamos el vínculo. Recordar no es aferrarse al pasado, sino mantener viva la conexión emocional que sigue existiendo más allá de la ausencia física.
En psicología del duelo, esto se conoce como el vínculo continuo. Lejos de promover el olvido, se alienta a las personas a encontrar formas sanas de mantener esa relación interior con quienes ya no están. El altar cumple exactamente esa función: da forma, color y orden al dolor. Permite hablar con los que se fueron, agradecerles, perdonarlos o simplemente compartir un instante simbólico de convivencia. Es, en términos terapéuticos, una representación externa del proceso interno de sanar.
Cada objeto en el altar cumple una función emocional: las flores representan el ciclo de la vida, la comida evoca el cuidado, las velas guían el camino y las fotografías preservan la memoria. A través de este acto ritual, la persona que recuerda también se reconstruye. Como en cualquier proceso terapéutico, el ritual ofrece estructura, contención y sentido: tres elementos fundamentales para elaborar el duelo.
La psicología contemporánea reconoce que los rituales —ya sean religiosos, culturales o personales— facilitan la transición emocional tras una pérdida. Funcionan como puentes entre el dolor y la aceptación, entre el caos y la calma. En ese sentido, el Día de Muertos puede entenderse como una forma colectiva de terapia: una jornada en la que la sociedad entera legitima el dolor, lo comparte y lo transforma en celebración.
Sin embargo, bajo el colorido de las ofrendas y la alegría de las calaveras, también laten silencios profundos. No todos los duelos son iguales ni todas las pérdidas se procesan del mismo modo. Hay quienes, tras la muerte de un ser querido, sienten que la vida pierde sentido, que el vacío es demasiado grande o que la tristeza se ha vuelto una compañera constante. En esos casos, el acompañamiento psicológico puede marcar una diferencia vital.
Hablar del duelo en terapia es un acto de valentía. Es reconocer que, aunque la cultura ofrezca rituales para honrar la muerte, a veces el dolor necesita otro espacio: un lugar donde ser escuchado, comprendido y trabajado con herramientas profesionales. La psicoterapia ayuda a darle forma a la ausencia, a integrar el recuerdo y a reconstruir la vida sin negarla, es iniciar el camino hacia una nueva forma de coexistir con el dolor y afrontarlo de manera que no se convierta en un trauma.
Así, el Día de Muertos no es sólo una tradición que mira hacia el pasado, sino una invitación a mirar hacia adentro. Nos recuerda que el amor y la pérdida son inseparables, y que recordar no duele: lo que duele es callar. Cada altar que encendemos es una forma de iluminar nuestra historia, de reconciliarnos con lo inevitable y de encontrar sentido en el recuerdo.
Quizás por eso, entre el aroma del copal y la luz de las velas, comprendemos que no se trata de vencer a la muerte, sino de aprender a convivir con ella, y entender que la vida es sólo el camino que nos lleva inevitablemente hacia el final. Y en ese aprendizaje, la psicología tiene mucho que aportar: ayudarnos a aceptar, a transformar y, sobre todo, a vivir con conciencia.
Porque así como los altares se llenan de flores cada noviembre, también nuestra mente y nuestro corazón pueden renovarse. A veces, solo hace falta dar el primer paso: hablar con alguien, pedir ayuda, acudir a terapia.
La vida como el altar, se enciende de nuevo cuando nos atrevemos a mirar la sombra y convertirla en luz en este ciclo cuya belleza se encuentra en tomar conciencia de que un día se va terminar.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje
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