Internacional
REELECCIÓN DE TRUMP SERÍA NOCIVA PARA LA DEFENSA DE LOS DERECHOS CIVILES EN EL MUNDO, ADVIERTEN

EU.- La reelección del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anticipa inestabilidad, crispación y un orden mundial imprevisible que podría ser nocivo para la defensa de los derechos civiles en todo el planeta, coinciden varios expertos consultados por Efe.
Durante décadas, Washington se jactó de ser el “faro de la esperanza” para los oprimidos y de mantener un compromiso “inalienable” con los derechos humanos, pero el Gobierno de Trump se ha caracterizado por un marcado populismo en el que, según la organización Human Rights Watch (HRW), prevalece “la atracción del líder autoritario y las voces de la intolerancia“.
Unos años oscuros para refugiados, minorías, inmigrantes o comunidades indígenas, pero también para quienes tratan de proteger la libertad de expresión o el derecho de reunión, argumentó a principios de 2020 esa organización.
Por contra, una victoria del candidato demócrata, Joe Biden, en los comicios del próximo 3 de noviembre podría suponer “un cierto regreso a la normalidad” en esta cuestión, anticipa el profesor Drew Fagan de la Escuela Munk de Asuntos Globales y Política Pública en la Universidad de Toronto (Canadá).
Fagan considera que, aunque el historial de Washington en la defensa de los derechos humanos es “cuando menos, imperfecto, especialmente en Latinoamérica“, la situación mundial que la covid-19 generó en todo el mundo hace necesario un renovado liderazgo estadounidense.
“Durante años, aunque el historial de Estados Unidos fue imperfecto, su perspectiva retórica y su ambición de estándares más elevados fue importante para evitar que se normalizara la violación de los derechos humanos“, explica.
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, incluso eso se perdió. “La falta de una perspectiva estadounidense hacia un mundo mejor es uno de los efectos más negativos de su presidencia“, asevera.
Paradójicamente, uno de los lugares donde más se ha notado esa falta de liderazgo ha sido en los Estados Unidos, golpeados por las protestas raciales de este año, recuerda el analista.
“El tratamiento a los inmigrantes, la división de las familias en la frontera, la militarización de la Policía…. son escenas que veíamos en televisión en lugares como Arabia Saudí o Turquía pero que ahora se producen en Estados Unidos“.
Asimismo, para el académico Jack Cunningham, doctor en Historia y coordinador de programas del Centro Bill Graham para Historia Internacional Contemporánea en la Universidad de Toronto, la reelección de Trump supondrá “que China y Rusia refuercen su creencia de la pérdida de imagen de Estados Unidos”.
“Van a ver la reelección de Trump como una aceleración de ese declive“, adelanta Cunningham.
El politólogo Joseph Cheng, de la Universidad de Hong Kong, cree que al mundo entero le gustaría ver un Gobierno estadounidense “comprometido” con el internacionalismo.
En ese sentido, el candidato Biden prestaría más atención a un asunto especialmente peliagudo en Pekín o Moscú: los derechos humanos, que hasta ahora, dice, han sido usados por Trump como mera moneda de cambio para alcanzar acuerdos comerciales.
Fagan cree que un gran número de líderes se han aprovechado de la retórica del republicano para justificar sus acciones, y que en capitales como Manila, El Cairo o Riad sus mandatarios no sólo no han sido cuestionados sino que han respirado hondo ante la dejadez de Washington en los últimos cuatro años.
“Biden estaría dispuesto a establecer normas internacionales junto a la Unión Europea (UE)“, indica Cheng, mientras que el investigador Tong Zhao, del Centro de Política Global Carnegie-Tsinghua, cree que el candidato demócrata buscaría “fortalecer la red de alianzas estadounidenses” para “unir a los países occidentales” y así poner coto a regímenes como el chino.
Los expertos ven con escepticismo “la operación de seducción china” a lo largo del mundo, en palabras del profesor español Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, y les preocupa “la desconfianza y el choque ideológico” que ha emergido entre China y Occidente, según Tong.
China ha mostrado asertividad en política exterior y exhibido cerrojo en la interior entre acusaciones de graves violaciones de los derechos humanos en Hong Kong, el Tíbet y la región de Xinjiang, así como de la supresión de información al inicio de la pandemia o de ataques contra activistas, periodistas y críticos del Gobierno.
Según Cheng, la mayor preocupación de sus líderes es “evitar que se considere a China débil“.
Ser temido es la máxima y un mundo con Trump seguiría dando vía libre a un Pekín que apela al “caos, la ansiedad y la división de la sociedad estadounidense y la pérdida acelerada de las ventajas de su sistema político“, en palabras del editorialista chino Hu Xijin, de Global Times, para aferrarse a su sistema.
LA ENCRUCIJADA EUROPEA
Hasta 39 países se unieron en octubre en Naciones Unidas para denunciar la situación de los derechos humanos en la región china de Xinjiang. Entre ellos, Alemania, España o el Reino Unido, quienes además llamaron la atención sobre la situación en Hong Kong y aseguraron que la citada ley de seguridad nacional incumple las obligaciones internacionales de China.
Ahora bien, ¿son meras palabras? ¿Mira Europa hacia otro lado mientras suspira por su vasto comercio con China? ¿Cómo afectaría a sus posiciones la reelección de Trump o una presidencia de Biden?
Algunos analistas aseguran a Efe que Biden concedería más importancia a trabajar con Europa en relación con China sobre temas delicados para Pekín, que pide una coexistencia ideológica pacífica.
“Europa ha llevado el liderazgo a la hora de denunciar los abusos de los derechos humanos porque se mueve en ese escenario de forma natural, con un enfoque motivado por valores“, indica el vicepresidente del German Marshall Fund de los Estados Unidos, Ian Lesser.
No obstante, con Rusia habría una diferencia sustancial.
“La administración Trump ha sido muy reticente para presionar a Rusia en muchos frentes. Esperaría que Biden fuera mucho más asertivo en sus críticas a Moscú“, añade, aunque, en cualquier caso, cree que la Unión Europea (UE) tiene que “mirar más hacia sí misma y buscar un papel geopolítico más activo“.
Según David O’Sullivan, embajador de la Unión Europea en EU entre 2014 y 2019, el Gobierno de Trump “es amable con países adversarios en los que los derechos humanos no son respetados“, mientras que “Biden proviene del centro del partido demócrata, donde los valores sí tienen un significado“.

Internacional
¡Infierno en el Cielo de Saná! Israel Pulveriza el Aeropuerto Principal de Yemen en Represalia sin Precedentes

La noche cayó sobre la capital yemení envuelta en el rugido ensordecedor de explosiones y el ominoso resplandor de incendios incontrolables. El Aeropuerto Internacional de Sana’a, la puerta de entrada vital para la asediada nación, yacía reducida a un paisaje apocalíptico de metal retorcido, hormigón pulverizado y llamas danzantes tras un ataque aéreo de una magnitud nunca antes vista, perpetrado por la implacable fuerza aérea israelí.
La incursión, ejecutada con precisión quirúrgica y una potencia devastadora, fue confirmada horas después por un comunicado oficial del ejército israelí, que la calificó como una “respuesta contundente e inequívoca” al lanzamiento de un misil hutí que, en la jornada anterior, había sembrado el pánico y la disrupción en el corazón de Israel, impactando directamente las instalaciones del Aeropuerto Internacional Ben Gurion de Tel Aviv.
Los relatos de testigos presenciales desde Saná pintan un cuadro dantesco de terror y destrucción. Residentes, despertados bruscamente por una serie de estruendos que hicieron temblar los cimientos de sus hogares, describieron cómo el cielo nocturno se iluminó con destellos cegadores seguidos de ondas expansivas que rompieron ventanas y desataron el caos en las calles.

“Pensé que el mundo se acababa”, sollozó Fatima Khalil, una enfermera que vive cerca del aeropuerto, un corresponsal local a través de una conexión de internet intermitente. “Las explosiones eran como truenos multiplicados por mil. Vi bolas de fuego elevándose hacia el cielo y el aire se llenó de un olor acre a quemado. La gente gritaba, corría sin rumbo, madres abrazaban a sus hijos con desesperación.”
Las primeras evaluaciones de los daños sugieren una devastación sistémica. Imágenes satelitales preliminares y testimonios de equipos de rescate que intentaban abrirse paso entre los escombros revelan la destrucción de las pistas de aterrizaje, dejándolas inutilizables y sembradas de cráteres. Las terminales de pasajeros, antaño bulliciosas con viajeros y trabajadores, ahora son esqueletos carbonizados. La torre de control, vital para la gestión del tráfico aéreo, parece haber sufrido un impacto directo, colapsando parcialmente. Los sistemas de radar y navegación, esenciales para la operación segura de cualquier aeropuerto, también habrían sido gravemente dañados o destruidos.
La justificación ofrecida por el gobierno israelí fue tajante: el ataque al aeropuerto de Saná fue un acto de legítima defensa contra una amenaza directa y creciente. En su declaración, acusaron al movimiento hutí, que controla gran parte de Yemen, de ser una marioneta de Irán, utilizada para desestabilizar la región y atacar objetivos israelíes. “No permitiremos que nuestro espacio aéreo y nuestros ciudadanos sean puestos en peligro impunemente”, aseveró un alto funcionario del Ministerio de Defensa israelí. “La infraestructura que permite a estos terroristas lanzar sus ataques debe ser neutralizada”.
Sin embargo, la magnitud y la naturaleza del ataque israelí han generado una ola de indignación y condena a nivel internacional. Numerosas organizaciones de derechos humanos y gobiernos han expresado su profunda preocupación por el potencial impacto humanitario de la destrucción del aeropuerto de Sana’a, que servía como un punto crucial para la entrada de ayuda humanitaria a un país devastado por años de conflicto y hambruna.
“Atacar una infraestructura civil de esta importancia, especialmente en un país ya al borde del colapso humanitario, es un acto de brutalidad inaceptable”, declaró un portavoz de la ONU en Ginebra, exigiendo una investigación exhaustiva y responsabilización por lo ocurrido. “Este acto podría exacerbar aún más la ya catastrófica situación humanitaria en Yemen, poniendo en riesgo la vida de millones de personas.”
La respuesta de los líderes hutíes no se hizo esperar. En un discurso televisado, un visiblemente enfurecido Abdul-Malik al-Houthi, el líder del movimiento, prometió una “venganza dolorosa y sin límites” contra Israel. “Este acto de agresión cobarde no quedará sin castigo”, bramó. “Convertiremos sus ciudades en cenizas y haremos que paguen un precio que nunca antes han imaginado.” Esta retórica belicosa ha encendido aún más las alarmas sobre la posibilidad de una escalada regional incontrolable, atrayendo a otros actores y potencias en un conflicto de consecuencias impredecibles.
La comunidad internacional se encuentra ahora en una encrucijada peligrosa. Las llamadas a la calma ya la desescalada resuenan en las capitales del mundo, pero la profunda desconfianza y la creciente hostilidad entre Israel y sus adversarios regionales hacen que cualquier intento de diplomacia parezca cada vez más frágil. El cielo sobre Sana’a, aún humeante y marcado por la violencia, se ha convertido en un sombrío recordatorio de la facilidad con la que la chispa de un conflicto puede encender una conflagración regional, con consecuencias devastadoras para la estabilidad y la paz en el Oriente Medio y más allá. El mundo guarda con tensa expectación el próximo movimiento en este peligroso juego de ajedrez geopolítico.
Fuente: 5to Poder Agencia de Noticias

Internacional
TRUMP VS. HARVARD: UNA BATALLA QUE PODRÍA CAMBIAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EE.UU.

La tensión entre la administración de Donald Trump y la Universidad de Harvard ha alcanzado un nuevo nivel. En un movimiento sin precedentes, el presidente de Estados Unidos ha reiterado su intención de retirar la exención de impuestos a la prestigiosa institución, acusándola de promover “enfermedades ideológicas” y de no combatir adecuadamente el antisemitismo.
El origen del conflicto
La disputa comenzó el 15 de abril, cuando Trump sugirió por primera vez que Harvard debería perder su estatus fiscal debido a lo que él considera una agenda política sesgada. Desde entonces, la controversia ha escalado rápidamente. La administración congeló 2,200 millones de dólares en fondos federales destinados a la universidad, una medida que Harvard calificó como un ataque directo a su autonomía y misión educativa.
La respuesta de Harvard
Lejos de ceder ante la presión del gobierno, Harvard ha respondido con firmeza. La universidad ha negado las acusaciones de Trump y ha dejado claro que no modificará sus programas de diversidad ni supervisará la ideología de sus estudiantes extranjeros, como exige la administración.
Un portavoz de la institución declaró que no existe base legal para revocar la exención de impuestos de Harvard y advirtió que una medida de este tipo podría poner en riesgo la capacidad de la universidad para cumplir con su misión educativa.
Implicaciones legales y políticas
El anuncio de Trump ha generado un intenso debate en el ámbito político y académico. Expertos legales han señalado que la revocación de la exención fiscal de Harvard podría enfrentar desafíos judiciales prolongados, ya que la ley federal prohíbe que el presidente solicite al Servicio de Impuestos Internos (IRS) que investigue o audite a una entidad específica.
Además, la medida ha sido criticada por legisladores demócratas, quienes han solicitado una investigación sobre los intentos de Trump de despojar a Harvard de su estatus fiscal. Según el senador Chuck Schumer, esta acción plantea preocupantes cuestiones constitucionales, incluyendo si el presidente está tratando de sofocar la libertad de expresión en los campus universitarios.
El futuro de Harvard bajo la administración Trump
Mientras la batalla legal y política continúa, Harvard enfrenta un futuro incierto. La universidad ha presentado una demanda contra el gobierno por la congelación de fondos y ha unido fuerzas con más de 200 presidentes de universidades en protesta contra las políticas de educación superior de Trump.
Por su parte, la Casa Blanca ha insistido en que cualquier acción del IRS se llevará a cabo de manera independiente del presidente, aunque la orden de iniciar el proceso de revocación del estatus fiscal de Harvard se produjo poco después de los comentarios públicos de Trump.
Conclusión
La amenaza de Trump contra Harvard no solo pone en juego el futuro financiero de la universidad, sino que también abre un debate más amplio sobre el papel del gobierno en la educación superior y la libertad académica. Con una batalla legal en el horizonte y una creciente oposición dentro del Congreso, el desenlace de este conflicto podría marcar un precedente histórico en la relación entre el poder ejecutivo y las instituciones educativas en Estados Unidos.

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