Por Cliserio E. Cedillo Godínez

El presidente Andrés Manuel López Obrador vertió elogios a Carlos Joaquín. Sin enumerar logros (que nosotros hemos visto y vivido), como el enfrentar la pandemia de la covid-19 con todo y carencia de recursos obligados por la Austeridad Republicana y su reacción inmediata ante los desastres naturales, le dijo públicamente que el gobernador de Quintana Roo “es decente, un hombre de bien” y que no hay discordancia para trabajar en torno a sus proyectos.

La verdad es que el ejecutivo estatal ha sabido manejarse en la política sin llegar al enfrentamiento ni con los secretarios de estado, ni con el presidente, que bien tienen zonas oscuras que un gobernador “debe apechugar” y que, finalmente es parte de su éxito, aunque en lo íntimo de su ser se truene los dedos.

Y sí que Carlos Joaquín lo ha hecho bien, tanto que una encuesta de D Investigaciones Digitales, publicada ayer lunes, lo coloca en el segundo sitio de Aprobación entre los 32 gobernadores de México con 69.2 por ciento, sólo dos décimas por debajo de Francisco Domínguez Servién, de Qurétero y 3.7 puntos por arriba de Mauricio Vila Dosal, que se había sostenido durante varios meses por arriba del Quintanarroense.

Esto es realmente satisfactorio para Joaquín González, como debe ser para sus gobernados, simplemente porque un presidente surgido de Morena reconoce el trabajo de un panista que “contra viento y marea” se enfrenta a los problemas y, quiérase o no, ha dado resultados, pese a los grandes problemas a los que se ha enfrentado, que no son pocos.

El presidente López Obrador sabe que el quintanarroense gobierna para todos, sin importar el color de los o las alcaldesas, sobre todo la de Solidaridad que ha demostrado ser aguerrida hasta la intolerancia, tanto que, por estar a la defensiva, ha descuidado importantes asuntos en su municipio que le han ganado las críticas en su contra, como el remozamiento de la 5ta Avenida, ahora enlodada y casi abandonada.

Pese a ello el gobernador está presente en ese municipio, razón por la cual López Obrador no puede decirle menos que: “no hay discordancia para trabajar en programas de regularización de la tierra, el Tren Maya y Mejoramiento Urbano”. Es cierto, Andrés Manuel llega a reafirmar sus proyectos y respaldar a sus correligionarios, sobre todo cuando se trata de una presidenta municipal muy especial, como lo es Laura Beristáin Navarrete, que con la complicidad de su hermana son capaces de armar grandes borlotes, aunque superados por las críticas de sus conciudadanos.

Es cierto, Andrés Manuel se está jugando su futuro político con sus obras insignias o sexenales, como lo son la Refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya. Y precisamente este último requiere no solo del apoyo del gobernador, sino de los diferentes líderes, sean campesinos, transportistas o vecinales y, claro, de los presidentes municipales que tienen que influir todos para que “el tren corra sobre rieles”, es decir sin interrupciones ni grillas políticas.

Esos son los motivos que orillaron, seguramente, al presidente de México a anunciar un presupuesto especial para Cancún, Chetumal, Bacalar y Felipe Carrillo Puerto, municipios todos con necesidades, aunque un tanto diferentes, como es el turismo para el primero de esta lista, del que asegura “en diciembre ya se tendrá una recuperación turística, similar a lo que se manejaba antes de la pandemia”.

Esperemos que su boca sea de profeta, porque la falta de turismo nos afecta a todos. Es empleo, es dinero para resolver necesidades básicas y seguridad social. Sin turismo, lo sabemos todos, no hay nada en Quintana Roo, ni pago de impuestos para reactivar y fortalecer la hacienda pública, como tampoco hay inversión productiva, que permita producir bienes.

Sí, decimos que Carlos Joaquín se ha enfrentado a todo con mínimos recursos y con poco o casi nada de apoyo por parte de la federación y peor aun cuando la mayoría de legisladores, afines al presidente de México, con una mano en alto deciden desaparecer el Fonden. Sin este fondo al que, de por sí, se accedía con muchas dificultades, ahora se deja a los gobiernos de la Península de Yucatán sin herramientas o recursos para enfrentar los huracanes y demás fenómenos meteorológicos. Ah, pero dice el secretario de Hacienda Arturo Herrera: “De todos modos habrá recursos para resolver los daños”. Esperemos que así sea