CIUDAD DE MÉXICO, 15 DE SEPTIEMBRE.- El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, afirmó que la ceremonia de toma de posesión del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, será austera y solemne ya que se trata de “la refundación de la República”.

Afirmó que el acto que se celebrará el 1 de diciembre en el Palacio Legislativo de San Lázaro será bien manejado y diferente a otros, por lo que representa.

El legislador federal de Morena indicó que ya se abordó la logística que se implementará en el evento, tomando en cuenta la entrada y salida de invitados, para que todo salga de la mejor manera.

Abundó que la seguridad al interior de la Cámara de Diputados la realizará con los medios del propio órgano legislativo y la que se implemente fuera de ella corresponderá a otras autoridades.

Muñoz Ledo indicó que desconoce los nombres y el número de jefes de Estado que asistirán a la toma de posesión de López Obrador como presidente constitucional de México, pues falta que confirmen su presencia y para el acto aún faltan más de dos meses.

Refirió que ya dialogó con Alfonso Durazo, próximo jefe de Seguridad Pública, sobre el tiempo que pudiera durar el evento, lo cual dependerá de la puntualidad de los legisladores y la duración de las intervenciones que tendrán los diferentes grupos parlamentarios antes de la entrega de la Banda Presidencial.

En este sentido reiteró que será un acto que corresponde a la “refundación de la República”, por lo que se están coordinando de la mejor manera “para que sea algo diferente y digno de lo que conlleva”.

Muñoz Ledo indicó que continuarán reuniéndose con funcionarios del próximo gobierno federal para afinar detalles de la toma de posesión, aunque no hay fecha para que de nueva cuenta sostengan una reunión de trabajo.

Respecto a lo que representa para él entregar la Banda Presidencial a Andrés Manuel López Obrador, el legislador destacó que es un gran honor y la culminación de su carrera, en la cual ha desempeñado diversos cargos.

Fuente El Economista