CANCÚN, 30 DE MAYO.- El interés de los visitantes por conocer y estar más cerca del pez más grande del mundo -tiburón ballena- ha crecido de manera exponencial, indicó José Juan Pérez Ramírez, director de la Reserva de la Biosfera del Tiburón Ballena, quien resaltó que tan solo entre mayo y septiembre del 2017, alrededor de 50 mil turistas visitaron el santuario.

Entrevistado en el marco del “Encuentro por el tiburón ballena, buenas prácticas en el nado con el gigante de los mares”, el funcionario explicó que no hay una medición como tal de cuántos visitantes arriban a la zona de avistamiento; sin embargo, indicó que en la delegación de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), de la que depende, llevan una estadística por medio de los brazaletes que entregan a los prestadores de servicios.

“Hay personas que van a la zona, sin realizar actividad comercial: el año pasado tuvimos alrededor de 50 mil visitantes con brazalete… este año no sabemos cuántos vayan a ser, pero esperamos un número similar.”

“Tenemos regulado el número de visitantes al sitio, pero sí hay más gente tratando de ir a la zona, sí hay más prestadores de servicios tratando de obtener un permiso, limitados desde el año pasado, pero los requisitos son para las tres áreas naturales: tiburón ballena, Yum Balam y Caribe mexicano.”

El costo del brazalete es de 34 pesos para visitar cualquiera de las áreas naturales protegidas del estado de Quintana Roo, y en el caso de la del tiburón ballena, durante 2017 dejó 1.7 millones de ingresos a la Conanp por el cobro de derechos en las tres áreas protegidas de la entidad.

El funcionario dijo que el hecho de que el santuario del pez dominó aún no permea entre los visitantes, en el sentido de que sean conscientes de que es un área natural protegida. Y lamentó que aún no esté muy arraigado y haya más conciencia entre los visitantes.

En ese sentido, señaló que la responsabilidad inicial es del prestador de servicios, quien tiene que concienciar a los visitantes durante la explicación antes de iniciar el recorrido porque “algunos omiten explicar que la actividad se realiza dentro de un área protegida”.

José Juan Pérez puntualizó que la meta para 2018 es, cuando menos, igualar los números del año pasado, aunque confió en que habrá un 10 por ciento más de entrega y canjes de brazaletes en el Caribe mexicano.

En cuanto al tema recurrente de la falta de vigilancia por parte de personal de la Conanp y/o la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), el responsable de la Reserva de la Biosfera del Tiburón Ballena, por la carencia de recursos, o al menos ese es siempre el señalamiento de todas las autoridades ligadas al tema, aceptó la falta de dinero.

Reconoció, como minutos antes lo denunció un prestador de servicios con 15 años de experiencia, que faltan recursos para tener más vigilantes y evitar las malas prácticas durante las actividades del nado con el impresionante pescado; sin embargo, deslindó a la dependencia en donde cobra.

“La inspección y vigilancia es responsabilidad de la Profepa, que tiene que ver que las autorizaciones se cumplan; nosotros, este año estamos tratando de hacer sinergias entre la Profepa, la Semar (Secretaría de Marina) y nosotros para aumentar el número de días que se esté vigilando la zona.”

Pérez Ramírez precisó que hay 11 inspectores para la Reserva Biosfera Caribe Mexicano –abarca cinco mil 754 hectáreas en los municipios de Isla Mujeres, Benito Juárez, Tulum, Puerto Morelos, Solidaridad, Cozumel, Bacalar y Othón Pompeyo Blanco, y alberga 50 por ciento del Sistema Arrecifal Mesoamericano–, y siete para Tiburón Ballena y Yum Balam.

Por Carlos Águila Arreola