EN LA OPINIÓN DE:
La seriedad de cuidar el medio ambiente
Caminos del Mayab
Por Martín G. Iglesias
¿Qué pensaría usted si le digo que para el 2050 algunas partes de las islas de Quintana Roo estarán bajo el agua? Seguro que me tildaría de loco y alarmista; las primeras afectadas serían Holbox, isla Mujeres y Cancún, pues Cozumel tiene partes que están decenas de metros del nivel del mar.
Así como usted lo lee. Lo digo porque hoy concluyó una de las cumbres medioambientales más importantes del Planeta, la tercera cumbre por los océanos organizada por Naciones Unidas, más conocida como UNOC3, que se llevó a cabo en la ciudad costera de Niza, en el sur francés, entre el 9 y el 13 de junio.
En dicha Cumbre, líderes políticos, científicos y activistas realizaron rondas de reuniones y negociaciones con 56 jefes de Estado y Gobierno, que buscan combatir la crisis climática e incidir en la protección de los ecosistemas, principalmente en los océanos.
Durante la Conferencia de los Océanos en Niza, Tuvalu (país insular de Oceanía integrado dentro de la Polinesia, su capital es Funafuti, está en el océano Pacífico) ha sido un ejemplo de los más dramáticos: para el 2050, este país insular constituido por cuatro arrecifes de coral y cinco atolones, va a tener un 50 por ciento de su territorio inundado. Para el 2100, un 90 por ciento de su territorio estará bajo agua debido al cambio climático y al alza del nivel del mar. “Es decir, en 75 años casi no existirá”, explicó Giuseppe Mancinelli, director regional adjunto de Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) para América Latina y el Caribe.
Por ello, debemos de tomar en serio el cuidado del medio ambiente en Quintana Roo, pues somos el Estado que está a cargo del Caribe mexicano y aquí inicia el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM). Porque los especialistas concluyen que en una situación parecida a la de la polinésica Tuvalu, están en el Caribe las más de 365 islas del archipiélago de Guna Yala, perteneciente a Panamá. Según el ministerio del Ambiente de Panamá, para el 2050 ninguna de estas islas sería habitable. En la otra costa de América Central, el panorama es igual de sombrío: paraísos naturales como, por ejemplo, la isla del Coco, perteneciente a Costa Rica, podrían haber desaparecido para el 2100 y, la isla de Cancún, conocida como la Zona Hotelera, podría quedar bajo el agua.
Como sabemos, el Caribe mexicano es parte del Océano Atlántico, así que debemos de considerar su cuidado al extremo, porque en algunos países, como México, el turismo relacionado con las playas y actividades acuáticas crece a un ritmo estimado de 134 mil millones de dólares de los Estados Unidos (USD) al año y sostiene a un tercio de la fuerza laboral.
Sin embargo, el océano enfrenta una situación alarmante. Hoy es un 30 % más ácido que en la época preindustrial y su temperatura ha alcanzado niveles récord. Uno de nuestros recursos naturales más preciados se ahoga entre plásticos y sufre los estragos de la sobrepesca. Podría verse pronto al borde del colapso, y las consecuencias serían devastadoras. Ahí se las dejo…
SASCAB
En el horizonte político, parece que Movimiento Ciudadano (MC) toma su papel de oposición en serio; lo digo porque es el único partido que trabaja con la sociedad; no solo realizan reuniones informativas, sino que también invitan a importantes cuadros de otros institutos a engrosar sus filas.
No en vano están en pláticas con la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN) para hacer una alianza en Quintana Roo, no me extrañaría que el Revolucionario Institucional (PRI), también se una para hacer un frente común contra la trilogía ganadora hasta hoy (Morena-PVEM-PT). Al tiempo…
EN LA OPINIÓN DE:
PVEM CON 9% GOBIERNA SLP
“La Última Palabra”
Por: Jorge A. Martínez Lugo.
En San Luis Potosí el Partido Verde tiene una aceptación electoral de 9%, pero gobierna el estado. En Quintana Roo, con 4-6% también podría gobernar.
Morena registra aceptación de 31% en SLP, sin embargo, el morenismo fue sacrificado y obligado a votar en 2021 por Ricardo Gallardo Cardona (a pesar de haber sido encarcelado en 2015 por presunta delincuencia organizada y lavado de dinero), en una “concertacesión” pragmática de Andrés Manuel López Obrador con Jorge Emilio González y Manuel Velasco, los dueños del verde.
QUINTANA ROO 2027
En este contexto, la sucesión gubernamental en Quintana Roo corre el riesgo de ser entregada a la élite verde, en caso de que la presidenta Claudia Sheinbaum siga la continuidad del pragmatismo electoral, con tal de mantener al verde en la alianza 4T, al costo que sea, sacrificando al morenismo quintanarroense, como lo hizo en San Luis Potosí en 2021.
Si es “continuidad con cambio”, veremos en Quintana Roo cuánta continuidad y cuánto cambio habrá y dónde.
Diversas encuestas otorgan al verde en Quintana Roo, si compite solo, entre 4% y 6% de los votos; si va en alianza, alcanzará los que sean necesarios para ganar con el “trasvase” de sufragios guindas al verde, aunque el morenismo haga su berrinche.
Aquí les dejamos la gráfica de San Luis Potosí, de la encuestadora Algoritmo, para que usted la analice y tenga como siempre la última palabra.
ooOoo

EN LA OPINIÓN DE:
Entre flores y recuerdos: la psicología del Día de Muertos
Colocar un altar nos lleva a encontrar un vinculo en el que se pude sanar la perdida
Conciencia Saludablemente
Por: Psicol. Alex Barrera
En México, la muerte no se esconde; se decora con flores de cempasúchil, se endulza con pan y se acompaña de risas y canciones. El Día de Muertos no es sólo una tradición; es una declaración cultural profundamente humana: la vida y la muerte no son opuestos, sino partes del mismo ciclo. Desde la psicología, esta visión ofrece una lección esencial sobre cómo enfrentamos la pérdida, el duelo y la memoria.
En muchas culturas occidentales, hablar de la muerte sigue siendo un tema prohibido. Se evita mencionar a los fallecidos, se apartan sus objetos, se oculta el dolor tras una aparente fortaleza. Sin embargo, la cultura mexicana, heredera de cosmovisiones indígenas y creencias sincréticas, ha desarrollado una relación distinta con la finitud. Aquí la muerte se sienta a la mesa. Se le invita, se le honra, se le ríe. En lugar de negar su existencia, se le integra como una compañera inevitable.
Esta actitud, lejos de ser una mera expresión folklórica, tiene profundas implicaciones psicológicas. Aceptar la muerte —propia y ajena— es aceptar la impermanencia de todo. Es reconocer que la pérdida forma parte de la vida, y que el dolor, cuando se vive con consciencia, puede transformarse en gratitud. Desde la psicología existencial, este reconocimiento no conduce a la desesperanza, sino a una mayor plenitud: saber que el tiempo es finito nos empuja a vivir con sentido, a cuidar los vínculos y a encontrar propósito en cada día.
Pero el Día de Muertos no solo nos enseña a pensar en la muerte; también nos enseña a recordar con amor. El altar, corazón simbólico de la celebración, se convierte en un espacio terapéutico. Al colocar una fotografía, una vela o el platillo favorito del ser querido, no solo evocamos su presencia: actualizamos el vínculo. Recordar no es aferrarse al pasado, sino mantener viva la conexión emocional que sigue existiendo más allá de la ausencia física.
En psicología del duelo, esto se conoce como el vínculo continuo. Lejos de promover el olvido, se alienta a las personas a encontrar formas sanas de mantener esa relación interior con quienes ya no están. El altar cumple exactamente esa función: da forma, color y orden al dolor. Permite hablar con los que se fueron, agradecerles, perdonarlos o simplemente compartir un instante simbólico de convivencia. Es, en términos terapéuticos, una representación externa del proceso interno de sanar.
Cada objeto en el altar cumple una función emocional: las flores representan el ciclo de la vida, la comida evoca el cuidado, las velas guían el camino y las fotografías preservan la memoria. A través de este acto ritual, la persona que recuerda también se reconstruye. Como en cualquier proceso terapéutico, el ritual ofrece estructura, contención y sentido: tres elementos fundamentales para elaborar el duelo.
La psicología contemporánea reconoce que los rituales —ya sean religiosos, culturales o personales— facilitan la transición emocional tras una pérdida. Funcionan como puentes entre el dolor y la aceptación, entre el caos y la calma. En ese sentido, el Día de Muertos puede entenderse como una forma colectiva de terapia: una jornada en la que la sociedad entera legitima el dolor, lo comparte y lo transforma en celebración.
Sin embargo, bajo el colorido de las ofrendas y la alegría de las calaveras, también laten silencios profundos. No todos los duelos son iguales ni todas las pérdidas se procesan del mismo modo. Hay quienes, tras la muerte de un ser querido, sienten que la vida pierde sentido, que el vacío es demasiado grande o que la tristeza se ha vuelto una compañera constante. En esos casos, el acompañamiento psicológico puede marcar una diferencia vital.
Hablar del duelo en terapia es un acto de valentía. Es reconocer que, aunque la cultura ofrezca rituales para honrar la muerte, a veces el dolor necesita otro espacio: un lugar donde ser escuchado, comprendido y trabajado con herramientas profesionales. La psicoterapia ayuda a darle forma a la ausencia, a integrar el recuerdo y a reconstruir la vida sin negarla, es iniciar el camino hacia una nueva forma de coexistir con el dolor y afrontarlo de manera que no se convierta en un trauma.
Así, el Día de Muertos no es sólo una tradición que mira hacia el pasado, sino una invitación a mirar hacia adentro. Nos recuerda que el amor y la pérdida son inseparables, y que recordar no duele: lo que duele es callar. Cada altar que encendemos es una forma de iluminar nuestra historia, de reconciliarnos con lo inevitable y de encontrar sentido en el recuerdo.
Quizás por eso, entre el aroma del copal y la luz de las velas, comprendemos que no se trata de vencer a la muerte, sino de aprender a convivir con ella, y entender que la vida es sólo el camino que nos lleva inevitablemente hacia el final. Y en ese aprendizaje, la psicología tiene mucho que aportar: ayudarnos a aceptar, a transformar y, sobre todo, a vivir con conciencia.
Porque así como los altares se llenan de flores cada noviembre, también nuestra mente y nuestro corazón pueden renovarse. A veces, solo hace falta dar el primer paso: hablar con alguien, pedir ayuda, acudir a terapia.
La vida como el altar, se enciende de nuevo cuando nos atrevemos a mirar la sombra y convertirla en luz en este ciclo cuya belleza se encuentra en tomar conciencia de que un día se va terminar.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje
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