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COLUMNA DEL DIRECTOR:

ESOS CANSADOS PIES

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“VISIÓN PERIFÉRICA”
Por Cliserio Eleazar Cedillo Godínez*

Recién entraba a la cabecera municipal de Dzitás, Yucatán, tres campesinos de entre 80 y 85 años de edad, llaman mi atención por su piel en exceso morena debido al sol abrazador de la Península de Yucatán, sus rostros surcados por las arrugas y una mirada luminosa con reflejos inequívocos de esperanza. Detengo mi automóvil y los sigo con la vista.

De pronto se detienen ante la puerta abierta del cajero del Banco del Bienestar, pero no entra ninguno. Por los movimientos de sus cabezas deduzco que buscan a alguien. Y sí, efectivamente, un joven veinteañero, de los conocidos como “servidores de la nación”, se dirige hacia ellos. Mientras, apago el motor de mi auto, bajo y me acerco.

Entonces escucho: – “¿En qué los puedo ayudar?”. –“Venimos por nuestro dinero”, responde uno de ellos, mientras saca de entre sus ropas un papel con el que envuelve su tarjeta del Bienestar y en el cual viene escrito su NIP. En tanto, el joven le responde: –“Claro, mire pásese, yo no debo tocar la máquina, pero le voy a indicar paso a paso lo que debe hacer”. Entonces se coloca al lado derecho del cajero automático y empieza cual paciente profesor. A cada uno les pregunta, casi al final, que cuánto quieren retirar: – “Tiene seis mil 200 pesos, a lo que cada uno, en su turno, responde coincidente: – “Todo”.

Entonces reflexiono en sus pies, los tres calzan chanclas de las llamadas “duramil”, que nuevas son casi transparentes, aunque las suyas se ven amarillentas, casi cafés por el paso del tiempo. La piel de sus talones y dedos muestran cuarteaduras, producto del trabajo duro e incesante en las pequeñas milpas hasta donde les permite la invasiva selva peninsular y por cuyas cosechas, por años, han podido subsistir.

Al ver esos pies, “Esos cansados pies”, como se titulaba una fotografía de Alfonso Carrillo, publicada hace varios años en nuestro semanario Ciudad Capital, editado en la Ciudad de México, no tuve más que reconocer que si algo se le debe agradecer a Andrés Manuel López Obrador, por encima de todas sus pifias y fracasados proyectos, que aún no terminan de corregirse pese a las inversiones millonarias, es la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores que se entrega de forma bimestral a hombres y mujeres de 65 años o más.

Sí. Es digno de reconocerse positivamente ese programa, aunque mientras se observan esos cuadros de gente realmente necesitada, por el contrario, en ciudades como Cancún y muchas más de todo el país las muestras de deshonestidad son comunes cuando cada dos meses se ven estacionadas brevemente camionetas de lujo y súper lujo frente a las sucursales del Banco del Bienestar.

Son los vehículos de las “viejas copetonas”, como coloquialmente se les llama en algunos países de centro y Sudamérica a las mujeres mayores o de la tercera edad de “clase social elevada” o de la alta sociedad, como también se les nombra. Es cierto, pero la mayoría de esas señoras no baja de sus unidades, sino que de ellas desciende el empleado o la empleada doméstica, para correr hasta el cajero, retirar los seis mil 200 pesos y llevárselos a su patrona que espera con aire acondicionado y el vehículo encendido. Con el dinero en mano arranca de inmediato y sale rápido, como si hubiera cometido un robo. ¿O tal vez sí?

Lo cierto es que, es un acto de deshonestidad, mucho más cuando esas señoras llegan ahí vestidas con ropa de diseñador o de marca y accesorios “premiun” que, en conjunto, suman miles de pesos que rebasan en un día los seis mil 200 pesos, de la pensión bimestral del bienestar. Usted que cree: ¿Es deshonestidad o no tienen vergüenza?

*XX Premio México de Periodismo “Ricardo Flores Magón” por Géneros Periodísticos y director general de 5to Poder Periodismo ConSentido.

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COLUMNA DEL DIRECTOR:

EL PODER TRAS DEL PODER

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“Visión Periférica”
Por Cliserio E. Cedillo Godinez*

En el México post revolucionario, digamos en 1935, más de un analista de la economía contemporánea decía que: “los políticos son títeres que responden a los movimientos que imprimen a sus cordeles los banqueros”. Seguramente cierto, y es que el poder económico tenía tal fuerza que nada se podía hacer sin el aval ni las directrices de las instituciones crediticias. Según las crónicas, los emprendedores carecían de autonomía, aunque estuvieran sobrados de ingenio e iniciativa.

El poder lo tenían los bancos y los militares victoriosos de la lucha revolucionaria convertidos en latifundistas, en tanto que los caciques o hacendados de abolengo, ahora con menos hectáreas por su aportación forzosa o voluntaria para el “reparto de tierras a la harapienta tropa”, siguieron conservando en su poder varios miles de hectáreas en compensación por sus aportaciones a la causa revolucionaria.

No se puede negar que la Revolución Mexicana trajo consigo grandes beneficios a los campesinos y naciones indígenas del país, como el reparto de tierras, aunque no las mejores, sino en aquellas zonas despreciadas por los caciques que se ostentaban como dueños de almas y haciendas. Es de reconocer también que la lucha revolucionaria dio plena validez a los derechos culturales, lingüísticos y de autonomía, aunque para muchos mexicanos siguen siendo un sueño, por su lenta evolución.

Es cierto, desde el 5 de febrero de 1917 cuando se promulgó la Constitución, que por primera vez en el mundo incluye reformas sociales, como la agraria y la nacionalización del suelo y subsuelo han pasado 108 años, pero para muchísimos campesinos han sido interminables años de espera a que se cumpla en la práctica lo que se lee en el papel que, conforme avanza el tiempo, se antoja más irreal y peor ahora con la presencia del crimen organizado que por sus acciones delictivas los obliga a abandonar tierras y comunidades, como sucede sobre todo, en Guerrero y Chiapas, según consignan los medios.

Y es que el narco, como denunció Carlos Manso, el alcalde de Uruapan, Michoacán, que murió asesinado cobardemente, toma control sobre la vida y el destino de las comunidades. Se puede decir que, tal como los hacendados de antaño, se ha ganado a base de amenazas, acciones coercitivas y secuestros la ilegal autoridad sobre los productores de limón y aguacate y no solo sobre ellos, sino de las legítimas autoridades que sucumben a su poder.

Si antes de estallar la gesta revolucionaria se decía que los caciques eran dueños de almas y haciendas, ahora el crimen organizado es el que ejerce el control y dominio casi absolutos, no sólo sobre la vida laboral y económica de los trabajadores y la gente del pueblo y es posible que también sobre sus vidas personales, familiares y hasta espirituales, como ha quedado de manifiesto en Chiapas y Chihuahua.

Aunque queramos, no se puede ocultar que el crimen organizado avanza a pasos agigantados por todo el país causando muerte y terror. No es exagerado decir que está tomando el papel de los viejos hacendados que, al margen del gobierno, ejercían su propia Ley. ¿Será que la IV Transformación (4T) se inicie realmente cuando aparezca un émulo de Emiliano Zapata? No olvidemos que la conseja popular rara vez se equivoca: “a grandes males, grandes remedios”.

*Periodista con 50 años de trayectoria, XX Premio México de Periodismo “Ricardo Flores Magón” 2024 por Géneros Periodísticos

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AUTORIDADES, ENTRE EL MIEDO Y EL CHANTAJE

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“Visión Periférica”
Por Cliserio E. Cedillo Godinez*

Hay veces pienso que nuestros gobiernos empezando por la presidencia de la República, de los estados y los municipios estuvieran dirigidas por naturalistas, como Charles Darwin cuando sostenía en 1859 su idea de la selección natural al publicar su exitoso libro El origen de las especies. Y es que, mientras decenas de pueblos en todo el país van quedando desiertos al huir sus pobladores de las extorsiones, secuestros y sobre todo de la metralla de las guerrillas urbanas por la preeminencia de los cárteles de la droga, pareciera que el gobierno solo espera que se destruyan entre sí mientras miran impávidos, pues pensarán que es más fácil luchar contra el que quede que contra decenas que actúan como plagas ponzoñosas.

Desafortunadamente esta es una cruda verdad que hoy se confirma con algunas series televisivas que, con personajes ficticios, pero fieles interpretes de los reales, nos muestran las complicidades de altísimos, altos y medianos funcionarios de las diferentes estructuras de gobierno, como las propias presidencias de la República, del Ejércitos y demás autoridades federales, lo mismo que los gobiernos de los estados y sus policías estatales, tal como se narra en la serie de El Chapo que se puede ver por Netflix. Tal vez pueden tener algo de ficción, pero los hechos nos demuestran que por episodios hay veces se quedan cortos.

En esa serie, resalta uno de los capítulos donde El Chapo, que desde los años 80 se perfilaba como gran empresario del narco, se consolida como tal a partir del 2001, tras su fuga del Penal de Puente Grande, Jalisco, cuando convocó a una cumbre de capos en Monterrey a la que asistieron “lo más destacado del crimen organizado”, como los hermanos Beltrán Leyva, Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, Ignacio “Nacho” Coronel e Ismael “El Mayo” Zambada (que recién se declaró culpable de varios delitos relacionados en Estados Unidos), entre otros. Su objetivo era planear la expansión del cártel de Sinaloa en todo el territorio nacional y más allá, además de acabar con la hegemonía de la familia Carrillo Fuentes, exterminar al cártel de Tijuana y restarle todo poder al grupo armado de Los Zetas.

A partir de entonces, la historia casi todos la conocemos, aunque no a profundidad, pero hay que destacar que, en todas las series televisivas con mucho o algo de ficción, pero con base en fuentes y declaraciones directas, siempre se habla de la participación de cómplices gubernamentales plenamente identificados, por los rasgos físicos de los intérpretes, como los grandes corruptos. Así se puede reconocer a ex presidentes de la República, secretarios de estado, senadores, diputados, jefes policiacos y hasta militares.

Claro, son series televisivas en las que se tiene el cuidado de disfrazar un poco a los personajes, sin borrar del todo su imagen, pero ahora es muy diferente con la captura y proceso de Ismael “El Mayo” Zambada, quien a cambio de la sentencia de muerte por una cadena perpetua, estuvo dispuesto a declararse culpable de narcotráfico, de dirigir una empresa criminal y de haber sobornado a policías y políticos mexicanos, al tiempo de aceptar devolver 15 mil millones de dólares en efectivo y en propiedades.

Mientras eso sucede en Nueva York, en Sinaloa (y otros estados como Guanajuato y Chihuahua) continúa la lucha sin cuartel entre cárteles por la preminencia del más fuerte. Es la selección natural a la que le apuestan las autoridades del país: es mejor pelear contra uno que contra muchos. Sin embargo, el asunto no termina ahí: qué pasaría si “El Mayo” ya dijo quienes del gobierno fueron sus cómplices… cuidado, porque si no los exhibe Estados Unidos para que los capture el gobierno mexicano, podrían ser para el presidente Donald Trump una poderosa arma de chantaje… ya lo veremos… ojalá y no.

*XX Premio México de Periodismo “Ricardo Flores Magón” 2024; director general de 5to Poder Periodismo ConSentido.

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