Opinión
De trampas y estrategias fallidas…
“Del torvo morral”
Héctor Cobá
Clara, una vez más, la derrota de la eficiencia y de la eficacia por el gobierno estatal, rechazo a conservar el prestigio de puntualidad que acumuló en 2023, según reporte, el 95 por ciento de las veces que llegó a la ceremonia respectiva, el gobernador quintanarroense fue puntual.
Don Manuel Antonio Carreño y Amy Vanderbilt se morirían de vergüenza y palidecerían ante las rampantes (como adjetivo en la tercera acepción del diccionario de la Real Academia Española) muestras de su costumbre a irrespetar el tiempo de cada quien, al daño a la urbanidad y buenas costumbres.
Seguro van a salir que el Manual de Carreño conocido como Manual de urbanidad y buenas maneras que apareció por primera vez en 1950 y El libro completo de etiqueta de Vanderbilt, aparecido en 1952, luego retitulado Etiqueta cotidiana de Amy Vanderbilt, son del siglo pasado y no aplican en este tercer milenio. Que porque tienen más de 70 años sus ideas y lineamientos son rancios.
Se justifica la inclusión de la cita:
“A nombre de las empresas Autocar, Turicun y Maya Caribe, le extendemos una cordial invitación para que nos acompañe al evento:
Modernización de parque vehicular y arranque del corredor zona hotelera.
Contaremos con la presencia de las autoridades municipales y estatales.
Día 2 de abril
11:10 horas
En el Malecón Tajamar
(Avenida Rambla Fonatur, Zona Hotelera)”.
Camino a la decapitación
Una de dos, el secretario particular del gobierno estatal de Quintana Roo Ángel Ezequiel Rivero Palomo no funciona, se convoca para las 11 de la mañana para el banderazo del nuevo sistema de transporte en la zona hotelera; primera contradicción (modernización de parque vehicular, arranque del corredor zona hotelera) y la ceremonia inicia 55 minutos después.
Dos de dos, quieren destripar al doctor en Gobierno y Gestión Pública y posgrado por la Universidad de Oxford, con diplomados de excelencia en la Universidad Iberoamericana, Universidad Complutense de Madrid y Universidad de Harvard, así como exrector de la Universidad del estado de Quintana Roo (Uqroo).
Unos 21 minutos después de la hora acordada, llega la aún presidente municipal de Benito Juárez, mientras el gobernador constitucional del gobierno del estado de Quintana Roo Hermelinda Lezama llegó al acto programado con 44 minutos de retraso.
Antes de la llegada de los personajes principales, los reporteros aprovecharon para hacer entrevistas, el par más asediado: Peralta y el experto en traslado en humanos en combi de un municipio a otro en visitas de Claudia Sheibaum a Quintana Roo, quien se relamía los labios debido a que para el acarreo ya tendrá casi 200 camiones más, además de las combi, faltaba más, para eso es director del Instituto de movilidad del estado de Quintana Roo (Imoveqroo) a Luis Rodrigo Alcázar Urrutia, también llamado el señor del maletín -o portafolios- y Midas de la cuarta transformación, ¿o de una transformación de cuarta?, o ¿cómo era?
Alcázar Urrutia es tan famoso en la península de Yucatán que en Campeche Layda Sansores busca sus servicios para contrarrestar la marcha de policías para pedir, de nuevo, la destitución de la inefable jefa de la policía campechana. Por otra parte el candidato a gobernador por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Yucatán Huacho Mena y el aspirante a presidir el municipio de Mérida Rommel Pacheco también buscan los traslados humanos del aún director del Imoveqroo para rellenar los huecos en sus actos de campaña. Eso es fama y no tonterías.
¿Por cierto qué habrá pasado con la inhabilitación administrativa para ocupar puestos públicos contra Alcázar?
Sobre el lote de autobuses nuevos flota el fantasma: puede suceder lo mismo que hicieron con los anteriores autobuses con aire acondicionado (AA), que en pleno mayo, hace varios años, desconectaron, y, a abrir las ventanillas… desconocer la historia daña, y ¡daña gacho!
En ningún momento se mencionó que el mismo servicio con AA en los camiones de Autocar Cancún, Transportación Turística Urbana de Cancún y de Maya Caribe; GPS /Sistema de Posicionamiento Global (GPS), servicio propiedad de los Estados Unidos, que proporciona a los usuarios información sobre posicionamiento, navegación y cronometría; velocidad controlada, cámaras de seguridad, tecnologías de prepago, control de frecuencia, velocidad, ocupación, se dará al resto de los usuarios en la ciudad de Cancún.
Fake News gubernamental
Llena de perversidad, firme y esencial la línea de Nicolás Maquiavelo con su dicho de hace dos siglos: el fin justifica los medios, aunque sea una estrategia de primaria y deprimente. Prístina la evidencia, la dirección del lugar de la reunión está borroso en la invitación a una visita de Xóchitl Gálvez en Cancún, un día antes del debate entre candidatos presidenciales. ¿De quién fue la ideota?
“Estas Fake News aparecen después de la presentación de diversas encuestas que demuestran el éxito y la buena aceptación de la campaña de Xóchitl Gálvez en Quintana Roo, así como el avance de los candidatos a diputados federales y senadores de la Coalición Fuerza y Corazón por México, el populismo pretende desacreditar a Xóchitl Gálvez Ruiz porque saben que en Quintana Roo, la esperanza ya cambió de manos”, se señala en un comunicado del coordinador de la campaña presidencial de Gálvez Ruiz en Quintana Roo y vocero del PAN Quintana Roo, para desmentir los rumores sobre una posible visita de la candidata presidencial a Cancún, reunión inventada, en el fraccionamiento Bahía Azul, en la calle Independencia -la que divide al fraccionamiento Puerto Cancún con la popular colonia Donceles- en el salón Bahía Azul…
También se informó que este evento es falso, “hacemos un llamado a la sociedad quintanarroense para no hacer caso a estas invitaciones que carecen de formalidad y sólo pretenden desviar la atención de los debates presidenciales, todas las visitas de Xóchitl Gálvez a Quintana Roo han sido publicadas con anticipación en nuestras redes sociales oficiales y se han presentado oportunamente a los medios de comunicación mediante conferencias de prensa”.
Dudota
¿Será cierto que para bloquear la candidatura de la exresponsable de Desarrollo Económico en Cancún para una diputación Maricruz Carrillo Orozco, la principal cabeza del gobierno estatal ofreció sufragar toda la campaña de todos los candidatos del MAS (Más apoyo Social), pero doña Maricruz no pasa? ¡Misión cumplida aseveró el presidente del MAS José Monroy Mañón!
Lo bueno
Una propuesta en la que sobresale la sinapsis es la organizada por Empresarios por Quintana Roo y Cocineros de Quintana Roo, agrupaciones presididas por Sergio León Cervantes y Marcy Bezaleel Pacheco, los que han organizado reuniones que servirán para poder conocer su plan de trabajo y equipo de trabajo en la contienda electoral por un puesto de elección popular.
Una actividad madura que da importancia al diálogo abierto y constructivo entre el sector empresarial y los actores políticos del estado; un espacio para compartir proyectos en bien del desarrollo y crecimiento de Quintana Roo.
La convocatoria incluye a los aspirantes a ser presidentes municipales, diputados locales y federales, y senadores de todos los partidos y coaliciones en Quintana Roo como MAS, Movimiento Ciudadano (MC), Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN), Partido del Trabajo (PT), Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y de los municipios Benito Juárez (Cancún), Puerto Morelos y Solidaridad (Playa del Carmen). Hay un candado, sólo se aceptan candidatos no representantes.
Lo bueno dos
Se dice fácil, año 27 y 290 números publicados de la revista Contacto Policiaco, revista de equilibrio del acontecer político y policiaco, vaya amalgama. Aunque el número impreso que se comenta hay cuatro páginas dedicadas a los asuntos de la seguridad y el resto, de 24 planas, incluida portada y contraportada se centra en bisoños e imberbes en la política local. Bien por su director general Martín Vázquez López y su equipo de redacción.
hectorcobacc@gmail.com / X: @HctorCob / Facebook: Héctor Cobá
EN LA OPINIÓN DE:
“Vivir con miedo: la huella psicológica de la inseguridad en México”
Los Mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad…
Conciencia Saludablemente
Psicol. Alex Barrera
¡Mexicanos al grito de guerra! Esta es una de las estrofas más fuertes de nuestro himno nacional, cualquier mexicano conoce esta frase, pero cuantos de los habitantes de este país repara en el significado de esta frase que pareciera ser una realidad en estos días, cuantos de verdad se dan cuenta que la violencia en México si indiscutiblemente se ha convertido en una guerra, una que enfrentamos día a día y que se ha enraizado en nuestra sociedad.
Peor aún, ¿cuántos mexicanos si quiera se dan cuenta lo que le hace a su salud mental? La percepción de inseguridad, más allá de cifras, opera como un reflejo trastornador en el bienestar psicológico de la ciudadanía. En México, cuando los titulares de prensa retumban con asesinatos públicos, atrocidades y organismos de seguridad incapaces de contener el escalamiento criminal, lo que se resquebraja no es únicamente la confianza en las instituciones: se fractura la sensación de habitar un entorno protector, lo que repercute directamente en el ánimo, la salud mental y la capacidad de resiliencia de las personas.
Mientras el gobierno actual culpa a los anteriores gobiernos de la herencia de violencia, poco se ocupa de comunicar sus propias estrategias para brindar la certeza que la gente necesita hoy, y es que, si vamos al pasado inmediato, tan sólo en octubre se registraron un par de episodios que ilustran a la vez la crudeza de la violencia y su potencia simbólica.
La violencia ya no solo es violencia, sino que está plagada de un claro mensaje “NO HAY TREGUA”, porque no es solo el hecho de que en el estado de Michoacán, se registrara el asesinato de siete presidentes municipales en menos de cuatro años, si no que el último de ellos haya sido el de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, ejecutado el 1 de noviembre durante un evento público en pleno centro de la ciudad, y no cualquier evento, sino la celebración de Día de Muertos, uno de los eventos más significativos para los mexicanos. ¿Y entonces, no es este un atentado contra la misma sociedad, como podemos no entender esto como un mensaje, no para una persona, no para un estado, sino para un país entero? ¿Cómo puede no ser esto una agresión directa a la sociedad?
Este mismo mes en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, se vivió una semana de “limpieza” entre cárteles cuyo resultado fueron 41 muertos en seis días, 12 solamente el 22 de octubre, estos eventos inundan las páginas de los medios de comunicación locales e internacionales, que detallan enfrentamientos sangrientos entre bandos criminales.
Cuando la violencia se vuelve espectáculo —y aún más cuando el blanco son eventos culturales o áreas urbanas frecuentadas—, la inquietud colectiva crece y se instala un estado de permanente alerta emocional. La población no sólo teme por su integridad física, sino por la certeza de que el espacio en el que habita ya no es predecible ni seguro. En este contexto, la evidencia señala que la percepción de inseguridad persiste pese a mejoras estadísticas en homicidios. Por ejemplo, en una nota de El País publicada el pasado 23 de octubre se señala que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que, en septiembre de 2025, el 34 % de los mexicanos consideraba que la inseguridad permanecería “igual de mal” en su ciudad los próximos doce meses, y el 23.9 % estimaba que “empeorará”.
Desde la psicología, esos datos no son únicamente indicadores sociales: son síntomas de un clima emocional colectivo afectado. La inseguridad percibida produce estrés crónico, desgaste emocional y una reducción progresiva de lo que se denomina “capital psicológico”. Las personas pueden volverse más reacias a participar, a salir o a confiar en su entorno; aparece la hipervigilancia, la ansiedad, la alteración del sueño, e incluso la evitación de actividades cotidianas. Cuando la amenaza parece constante (aunque en el sentido probabilístico no esté dirigida a cada persona en lo individual) el efecto se propaga y se torna comunitario.
Además, esta erosión de la confianza se reconoce también en la relación entre ciudadanía y Gobierno. Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum según publica en su sitio web PolíticoMX mantiene una aprobación del 74 % al cierre de octubre de 2025, mientras que la desaprobación ronda el 25 %, eso no sostiene la percepción sobre la inseguridad que la ciudadanía no aprueba pues el mismo medio publica que otra encuesta hecha entre abril-mayo de 2025 que señala que solo 21.6 % de los mexicanos afirmaron sentirse seguros viviendo en el país, lo que significa que ~78.4 % se siente inseguro.
Los mexicanos esperan seguridad, efectividad institucional y protección, cuando eso falla, también se quiebra el sentido de que “las cosas están bajo control”. Ese quiebre tiene consecuencias psicológicas: ¡el orden que sostiene la rutina y la confianza se vuelve frágil!
La percepción de que “nadie está a salvo” o que “las autoridades no se dan abasto” abre una fisura emocional que afecta la vida social: las personas se retraen, desconfían, se inhiben. En la práctica clínica, se puede observar cómo en zonas de alta violencia o alta percepción de riesgo, los pacientes presentan mayor vulnerabilidad ante trastornos de ansiedad, alteraciones del sueño, síntomas de hipervigilancia y menos recursos para enfrentar los imprevistos. Cuando se vive con la sensación de que el entorno se volvió hostil, el bienestar se vuelve una meta difícil.
Es imprescindible comprender que, aunque los índices de homicidio puedan bajar en ciertos meses, la experiencia subjetiva de inseguridad no cae de inmediato. El retraso entre la mejora real y la percepción ciudadana deja un vacío de tiempo en que la salud emocional queda expuesta. Y mientras tanto, la violencia, al ser tan visible y tan simbólica, sigue reforzando la sensación de vulnerabilidad.
¿Qué hacer ante este escenario? En primer lugar, desde lo comunitario, es necesario promover espacios de diálogo, reforzar lazos de vecindad, crear plataformas de resiliencia colectiva: porque la inseguridad emocional se enfrenta también socialmente. Pero, en segundo lugar, y no menos importante, desde el ámbito individual, no se puede trivializar el impacto psicológico que tiene vivir bajo la sombra de la violencia. Acudir a servicios de salud mental, recibir contención, comprender que la reacción emocional es lógica, constituye un acto de cuidado.
No solo “sobrevivir” a la inseguridad física, sino preservar el bienestar psicológico, es una tarea urgente, porque la constante percepción de peligro provoca estrés constante, y esto a su vez genera, malestar físico, y más allá de ello fragmenta el bienestar social. Las autoridades tienen la obligación de garantizar la seguridad, pero las personas también tienen el derecho y la necesidad de salvaguardar su salud emocional cuando la protección estatal se ve comprometida.
En un país donde la violencia arremete en plazas públicas, atenta contra autoridades, se infiltra en la vida cotidiana y deja huella en la percepción de la gente, el bienestar psicológico no es un lujo: es una condición para el mínimo sustento de la dignidad humana.
Los mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad, aceptarlo, afrontarlo y en su caso buscar ayuda profesional, hablar con un terapeuta, explorar las formas en que la inseguridad impacta nuestra mente, es tan importante como procurar cerraduras y alarmas. Porque al final del día, tenemos que reconstruir no solo ciudades más seguras, sino experiencias interiores donde no nos sintamos indefensos.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje
EN LA OPINIÓN DE:
Entre flores y recuerdos: la psicología del Día de Muertos
Colocar un altar nos lleva a encontrar un vinculo en el que se pude sanar la perdida
Conciencia Saludablemente
Por: Psicol. Alex Barrera
En México, la muerte no se esconde; se decora con flores de cempasúchil, se endulza con pan y se acompaña de risas y canciones. El Día de Muertos no es sólo una tradición; es una declaración cultural profundamente humana: la vida y la muerte no son opuestos, sino partes del mismo ciclo. Desde la psicología, esta visión ofrece una lección esencial sobre cómo enfrentamos la pérdida, el duelo y la memoria.
En muchas culturas occidentales, hablar de la muerte sigue siendo un tema prohibido. Se evita mencionar a los fallecidos, se apartan sus objetos, se oculta el dolor tras una aparente fortaleza. Sin embargo, la cultura mexicana, heredera de cosmovisiones indígenas y creencias sincréticas, ha desarrollado una relación distinta con la finitud. Aquí la muerte se sienta a la mesa. Se le invita, se le honra, se le ríe. En lugar de negar su existencia, se le integra como una compañera inevitable.
Esta actitud, lejos de ser una mera expresión folklórica, tiene profundas implicaciones psicológicas. Aceptar la muerte —propia y ajena— es aceptar la impermanencia de todo. Es reconocer que la pérdida forma parte de la vida, y que el dolor, cuando se vive con consciencia, puede transformarse en gratitud. Desde la psicología existencial, este reconocimiento no conduce a la desesperanza, sino a una mayor plenitud: saber que el tiempo es finito nos empuja a vivir con sentido, a cuidar los vínculos y a encontrar propósito en cada día.
Pero el Día de Muertos no solo nos enseña a pensar en la muerte; también nos enseña a recordar con amor. El altar, corazón simbólico de la celebración, se convierte en un espacio terapéutico. Al colocar una fotografía, una vela o el platillo favorito del ser querido, no solo evocamos su presencia: actualizamos el vínculo. Recordar no es aferrarse al pasado, sino mantener viva la conexión emocional que sigue existiendo más allá de la ausencia física.
En psicología del duelo, esto se conoce como el vínculo continuo. Lejos de promover el olvido, se alienta a las personas a encontrar formas sanas de mantener esa relación interior con quienes ya no están. El altar cumple exactamente esa función: da forma, color y orden al dolor. Permite hablar con los que se fueron, agradecerles, perdonarlos o simplemente compartir un instante simbólico de convivencia. Es, en términos terapéuticos, una representación externa del proceso interno de sanar.
Cada objeto en el altar cumple una función emocional: las flores representan el ciclo de la vida, la comida evoca el cuidado, las velas guían el camino y las fotografías preservan la memoria. A través de este acto ritual, la persona que recuerda también se reconstruye. Como en cualquier proceso terapéutico, el ritual ofrece estructura, contención y sentido: tres elementos fundamentales para elaborar el duelo.
La psicología contemporánea reconoce que los rituales —ya sean religiosos, culturales o personales— facilitan la transición emocional tras una pérdida. Funcionan como puentes entre el dolor y la aceptación, entre el caos y la calma. En ese sentido, el Día de Muertos puede entenderse como una forma colectiva de terapia: una jornada en la que la sociedad entera legitima el dolor, lo comparte y lo transforma en celebración.
Sin embargo, bajo el colorido de las ofrendas y la alegría de las calaveras, también laten silencios profundos. No todos los duelos son iguales ni todas las pérdidas se procesan del mismo modo. Hay quienes, tras la muerte de un ser querido, sienten que la vida pierde sentido, que el vacío es demasiado grande o que la tristeza se ha vuelto una compañera constante. En esos casos, el acompañamiento psicológico puede marcar una diferencia vital.
Hablar del duelo en terapia es un acto de valentía. Es reconocer que, aunque la cultura ofrezca rituales para honrar la muerte, a veces el dolor necesita otro espacio: un lugar donde ser escuchado, comprendido y trabajado con herramientas profesionales. La psicoterapia ayuda a darle forma a la ausencia, a integrar el recuerdo y a reconstruir la vida sin negarla, es iniciar el camino hacia una nueva forma de coexistir con el dolor y afrontarlo de manera que no se convierta en un trauma.
Así, el Día de Muertos no es sólo una tradición que mira hacia el pasado, sino una invitación a mirar hacia adentro. Nos recuerda que el amor y la pérdida son inseparables, y que recordar no duele: lo que duele es callar. Cada altar que encendemos es una forma de iluminar nuestra historia, de reconciliarnos con lo inevitable y de encontrar sentido en el recuerdo.
Quizás por eso, entre el aroma del copal y la luz de las velas, comprendemos que no se trata de vencer a la muerte, sino de aprender a convivir con ella, y entender que la vida es sólo el camino que nos lleva inevitablemente hacia el final. Y en ese aprendizaje, la psicología tiene mucho que aportar: ayudarnos a aceptar, a transformar y, sobre todo, a vivir con conciencia.
Porque así como los altares se llenan de flores cada noviembre, también nuestra mente y nuestro corazón pueden renovarse. A veces, solo hace falta dar el primer paso: hablar con alguien, pedir ayuda, acudir a terapia.
La vida como el altar, se enciende de nuevo cuando nos atrevemos a mirar la sombra y convertirla en luz en este ciclo cuya belleza se encuentra en tomar conciencia de que un día se va terminar.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.
Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje




















