Los dispositivos a los que se refería Trump se conocen en inglés como “bump stocks” y pueden incorporarse en las culatas de los fusiles semiautomáticos para poder abrir fuego de manera completamente automática, con el fin de disparar más rápido.
El uso de esos accesorios permitió que el autor del tiroteo de octubre pasado en Las Vegas disparara 9 balas por segundo desde la ventana de un hotel, y causara la muerte a 58 personas y heridas a otras 489 que asistían a un concierto al aire libre.
Después de ese ataque, la Casa Blanca afirmó que daba “la bienvenida a un debate” sobre la posibilidad de restringir la venta de los “bump stocks”, dado que las armas automáticas están prohibidas en EU y esos mecanismos permiten simularlas.
Aunque la idea de aumentar la regulación de estos dispositivos recibió incluso el respaldo de varios republicanos tradicionalmente contrarios al control de armas y de la propia Asociación Nacional del Rifle (NRA), el debate en el Congreso sobre el tema está estancado.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, señaló en una conferencia de prensa minutos antes del anuncio de Trump que él no apoya el uso de los “bump stocks” y aseguró que pronto habría noticias al respecto.
Trump, que apoya a la NRA y no mencionó el control de armas después de ninguno de los sucesos armados registrados durante su primer año en el poder, ha tomado un papel más activo en la materia a raíz de la matanza en Florida.
Este lunes, el magnate expresó su apoyo a un proyecto de ley de alcance limitado, que busca aumentar la cobertura y la eficacia de la base de datos nacional sobre antecedentes criminales, para impedir que las personas allí incluidas puedan comprar armas.
El presidente recibirá este miércoles en la Casa Blanca a estudiantes y profesores de varias escuelas del país, entre ellos algunos del instituto de Parkland y personas afectadas por otros tiroteos en centros educativos, como el de Columbine en 1999 y el de Sandy Hook en 2012.