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Teodoro Rentería Arróyave /Comentario a Tiempo / Gracias Francisco

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Al contrario de su antecesor, Norberto Rivera Carrera, de triste memoria y hasta ahora no acertamos a comprender y menos aceptar que los antecesores del Papa Francisco lo hayan mantenido en el puesto más alto de la Iglesia Católica Apostólica y Romana en México, el nuevo Cardenal Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes, ha declarado con toda firmeza que habrá ’TOLERANCIA CERO’, ante los casos de abuso sexual y pederastia cometidos por sacerdotes, tenga la jerarquía que ostenten.

Además, el nuevo jefe de la Iglesia Católica Mexicana, nacido en Tepic, Nayarit, llegado del municipio de Tlalnepantla, Estado de México, donde se desempeñaba como Arzobispo, periodo en el que recibió el purpurado de su amigo Francisco, en una reunión con la prensa, en su primera conferencia con los reporteros, se comprometió a colaborar en las investigaciones de todo ilícito, desde de la Iglesia Católica.

Dijimos al principio que antípoda de Norberto, acusado de cuando menos de tolerante, aunque en verdad fue un cínico protector de sacerdotes pederastas, y no sólo eso, los escondió en conventos y casas ’de retiro’, inclusive en el extranjero.

Nosotros, en varias ocasiones nos referimos a ese ex jerarca, puesto que contrario a las enseñanzas de la Iglesia y de los propios pontífices que le tocaron en su largo mandato de casi 22 años, cometió toda clase de abusos: vivió como magnate, vendió en la colonia Florida de la Ciudad de México propiedades de la Iglesia donde construyó condominios para su propio beneficio.

El nuevo arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, como lo dice la propia Iglesia, predica con el ejemplo, dígalo sino su reacción ante el presunto abuso sexual de un sacerdote a una menor de edad, además de condenar el hecho, aseguró que colaborará con las autoridades en las investigaciones.

En un mensaje a medios, la Arquidiócesis informó que el sacerdote dejará de ejercer sus funciones hasta que se resuelva el caso y enfatizó la política de ’tolerancia cero’ ante la pederastia.
’Condenamos enérgicamente los hechos denunciados, en caso de ser verificados, quedará a su entera disposición la Comisión para la Tutela de Menores de la Arquidiócesis de México’, indicó.

Y agregó, ’apegado a las directrices del Santo Padre ratificamos nuestro criterio de actuación de tolerancia cero’ sobre los casos de pederastia clerical y abuso sexual denunciados en los últimos años.

Aprovechamos esta entrega para dar la bienvenida a la nueva directora de Comunicación de la Arquidiócesis, Marilú Esponda, quien sustituye al lepero padre, Hugo Valdemar Hugo, cesado por don Carlos Aguiar Retes, recuérdense sus boletines vejatorios y humillantes.

Muy aparte de nuestra posición agnóstica, demos las gracias Francisco por la frescura que ha implementado, en la persona del cardenal Aguiar Retes, en el arzobispado de México.

Agradeceré sus comentarios y críticas en teodoro@libertas.com.mx, teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar:www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org

 

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Belleza artificial, daño real: Estética digital, peligro creciendo en la pantalla 

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Entre la estética virtual y la salud mental: los riesgos psicológicos de vivir en un mundo donde lo “perfecto” se fabrica con un clic.

Conciencia Saludablemente
Por: Psicol. Alex Barrera

Vivimos en una era en la que la apariencia puede alterarse con un gesto: un filtro que afina el rostro, una aplicación que elimina una arruga, una inteligencia artificial que fabrica una imagen perfecta desde cero. Lo que comenzó como un juego estético se ha convertido en un factor de riesgo para la salud mental: la proliferación de filtros y de fotografías generadas por IA está alimentando formas de insatisfacción corporal que, en casos extremos, se traducen en trastornos como la disformia, o dicho de otra forma. la percepción distorsionada de la propia apariencia física, (body dysmorphic disorder, BDD). 

No es una alarma infundada algunas investigaciones recientes y revisiones académicas como la publicada en la revista Springer Nature muestran que las plataformas centradas en la imagen (Instagram, Snapchat, TikTok) y las prácticas de edición cotidiana fomentan comparaciones constantes y expectativas irreales sobre el cuerpo y el rostro.  

La evidencia indica que la exposición continuada a imágenes idealizadas y manipuladas, y el uso recurrente de filtros sobre el propio rostro, se asocian con mayor insatisfacción corporal, baja autoestima y conductas de verificación o evitación, síntomas que caracterizan la disformia, lo preocupante es que para muchos el espejo ya no es el referente inmediato: sino la pantalla.  

Los filtros no son inocuos por dos razones clave. Primero, alteran el estándar de comparación: cuando la norma visible es una versión “mejorada” de la realidad, las personas tienden a medir su valor contra un ideal inalcanzable. Estudios sobre filtros de belleza y efectos cognitivos muestran que estas imágenes generan un “halo” de atributos positivos (mayor atractivo, confianza y hasta credibilidad) que amplifican la presión por parecerse a esas versiones digitales.  

Segundo, la práctica de editar la propia imagen (self-filtering) puede resultar más dañina que observar filtrados ajenos: en primer lugar porque refuerza la idea de ser como “Se supone debo ser” en lugar de promover la “aceptación del como soy”. Manipular el propio rostro fomenta la atención excesiva hacia defectos percibidos y refuerza conductas compulsivas de comprobación.  

La irrupción de la IA complica aún más el panorama. Las imágenes generadas por algoritmos son cada vez más verosímiles y muchas personas dejan de distinguir entre lo real y lo fabricado; esa dificultad para detectar “deepfakes” permite que modelos corporales imposibles circulen como aspiracionales, naturalizando una estética artificial que no se puede alcanzar haciendo que el daño psicológico se vuelva sistémico: no se trata solo de un individuo que sufre, sino de una cultura visual que normaliza la perfección editada y penaliza la diferencia, de forma inconsciente esto decanta en insatisfacción pues no puedo obtener por ningún medio la imagen que la sociedad acepta, lo que termina en trastornos psicológicos que pueden llegar a ser severos.  

¿Cuáles son las consecuencias conductuales?  

En el extremo, la disformia se manifiesta por presencia de pensamientos constantes sobre el tema, búsqueda repetida de seguridad (miradas al espejo, fotos infinitas), evitación social y, en algunos casos, búsquedas de procedimientos estéticos invasivos. En la práctica clínica se observa también un incremento de consultas relacionadas con la insatisfacción facial y el deseo de “corregir” rasgos que llevan a quienes lo padecen a una vida limitada por la preocupación estética, razón por la cual pueden presentarse ataques de ansiedad, evitar tener contacto social, incluso angustia y tristeza constante. 

Ante esto, la terapia psicológica puede ser una buena opción, dado que actualmente los filtros y el uso de IA para mejorar la apariencia son parte del día a día la terapia para fortalecer las habilidades socioemocionales es recomendable, pues al desarrollar ciertas capacidades, el individuo comprende los limites sobre la realidad y lo que es inalcanzable, esto sobre todo en etapas de desarrollo como la adolescencia cuando las personas aún están formando una personalidad propia.   

Los psicólogos aplican técnicas probadas, y actuan como agentes de prevención y educación: los psicólogos pueden desarrollar programas de alfabetización mediática que enseñen habilidades críticas para interpretar imágenes, reducir la comparación social y gestionar la autoimagen; pueden colaborar con escuelas y plataformas para mitigar contenidos nocivos; y pueden adaptar intervenciones digitales (terapia en línea, módulos guiados) para alcanzar a jóvenes expuestos a estos riesgos. Además, el trabajo interdisciplinario con dermatólogos, cirujanos plásticos y educadores es esencial para distinguir deseos estéticos razonables de síntomas clínicos que requieren tratamiento.  

La responsabilidad, sin embargo, no es solo profesional: es colectiva. Empresas tecnológicas deben transparentar cuándo una imagen ha sido alterada o generada por IA; los medios deben abandonar la glorificación de cuerpos uniformes; las escuelas y las familias deben enseñar a las nuevas generaciones a cuestionar la verosimilitud de lo que consumen. Y quienes sienten que la preocupación por su aspecto se ha vuelto persistente, invasiva o limitante, deben saber que pedir ayuda es una decisión de cuidado, de igual manera las personas deben permanecer alerta y saber cuándo alguien a su alrededor está presentando conductas que pueden ponerle en riesgo. 

La belleza filtrada puede dar placer momentáneo, pero la disformia —esa brecha entre imagen ideal y experiencia sufriente— deja cicatrices conductuales y emocionales al individuo, además de un severo daño en el tejido social.

Y la realidad dura que quizá se está dejando de lado es que la popularidad de los filtros y las imágenes creadas por IA revela una crisis silenciosa: la insatisfacción corporal y el malestar psicológico en la era digital, para contrarrestarla hacen falta políticas, educación y, sobre todo, la intervención de profesionales capacitados.

Los psicólogos están listos para intervenir: evaluar, acompañar y ofrecer herramientas que restauren una relación más realista y amable con el propio cuerpo. En un entorno donde lo artificial compite con lo auténtico, esa tarea puede ser la diferencia entre una vida dominada por la imagen y una vivida en plenitud. 

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo, Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano, y especialización en neurobiología de los trastornos mentales, enfocada a la psicología.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque biopsicosocial.

Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje

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LA MORAL DEL NUEVO PODER JUDICIAL

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“Columna Invitada”
Por el Dip. y Lic.Hugo Alday Nieto

El pasado 31 de octubre el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito, emitió una tesis aislada denominada “LAGUNAS NORMATIVAS Y AXIOLÓGICAS. SUS DIFERENCIAS Y MANERAS DE RESOLVERLAS”. En dicha tesis, el juzgador nuevamente revive el eterno debate entre Herbert Lionel Hart y Ronald Dworkin, donde el primero establece el reconocimiento de reglas que son socialmente aceptadas, digamos que se trata de la norma jurídica, y el segundo, nos lleva a los principios que son anclados en valores morales, y su eficacia para resolver casos difíciles. Un debate mucho más profundo, pero del que tomo esta ejemplificación para centrarme en la tesis de Tribunal Colegiado.
La tesis en comento trata de resolver lo que no se ha podido resolver en décadas, y adereza esta función jurisdiccional con términos impulsados por Manuel Atienza, catedrático de la Universidad de Alicante a sus alumnos becados por el Poder Judicial mexicano, como el de “lagunas axiológicas”, que, en realidad, si lo analizamos bien, es una mera falacia emanada de la formación moral del juzgador. Formación moral que puede incluso ser diferente entre un magistrado y otro, o entre un estado y otro, con lo cual es una determinación totalmente subjetiva con la que se pretende suplir a una norma aprobada por un órgano constitucionalmente creado como el Poder Legislativo.
La tesis expresamente dice que: “Existe una laguna normativa cuando un supuesto de hecho no está previsto por el legislador en la norma vigente, de manera que no puede ser resuelto con base en normas preexistentes del sistema jurídico. Por otra parte, se está ante una laguna axiológica cuando sí hay una norma aplicable a los hechos que componen el caso y, por tanto, no hay laguna normativa; sin embargo, el intérprete de la norma valora que la solución que ésta propone es inadecuada, por lo que debe descartarse. En otras palabras, es la propia persona juzgadora quien crea la laguna axiológica al considerar inadecuada la norma existente, desde el punto de vista de principios o valores del sistema jurídico. Para subsanar lagunas normativas puede acudirse a otras disposiciones del propio ordenamiento jurídico a través de la supletoriedad o la analogía, o bien auxiliarse de principios generales del derecho. En cambio para resolver lagunas axiológicas, debe descartarse la norma aplicable y, enseguida, construir la norma que conforme los principios y valores del sistema jurídico se estime óptima, para colmar la laguna que se produjo al descartar la existente”.
Una verdadera joya emanada del más absoluto iusmoralismo (principialista), dentro de un país que se dice de izquierda, pero que privilegia los valores morales a la Ley emanada de los cuerpos legislativos electos por el pueblo sabio y bueno. En resumen, el juzgador nos dice que una laguna normativa se da cuando la situación a resolver no se encuentra en la Ley expresamente definida, de manera que el caso no puede resolverse con base en la norma preexistente, para lo cual debe apoyarse en tras leyes del mismo sistema jurídico, a lo que se le llama analogía, o bien, utilizar otras normas que sirvan para explicar o reforzar esa Ley, a lo que se le llama supletoriedad, como sucede constantemente con el derecho procesal civil.
Pero para el juzgador la laguna axiológica surge cuando sí existe una norma aplicable a los hechos del caso concreto a resolver (es decir, no hay laguna normativa) pero el señor Juez, considera que la solución que se propone es inadecuada o injusta, es decir que el juez por sí mismo se coloca encima del Poder Legislativo y del proceso democrático plasmado en la Constitución para crear el derecho en México, puesto que es la propia persona juzgadora quien crea o determina la supuesta laguna axiológica al valorar negativamente la Ley existente, desde su propia perspectiva al interpretar principios o valores del sistema jurídico; léase, tratados internacionales de forma abstracta.
En este sentido, si bien es cierto que la reforma judicial en mucho fue determinada por el exceso de poder del Poder Judicial en esquemas de control constitucional, con el uso y abuso de acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales que detenían el proyecto del gobierno de López Obrador, hoy, con los criterios anclados en valores y principios muchas veces inexistentes en el derecho positivo mexicano, en el derecho escrito, los jueves electos podrán desdeñar toda norma emanada de los poderes legislativos, si no se ajusta a su criterio moral, lo que puede servir para corromper aún más, el proceso de administración de justicia de este país con tesis aisladas como estas que son prácticamente salvoconductos para inventar la Ley cando no le acomode a su señoría.
Este tema ya es materia de análisis en diversas instituciones educativas de posgrado en derecho, principalmente en el extranjero, donde con asombro nos observan dada la paradoja que se crea entre el discurso de izquierda y las decisiones judiciales iusmoralistas de derecha, mientras la vida sigue, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

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