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Opinión

Comparecencia de elogios mutuos

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“La Última Palabra”

Por: Jorge A. Martínez Lugo

  • • Con una oposición invisible, el estado mayor legislativo arropó al fiscal Raciel López Salazar y hablaron de otro Quintana Roo que la gente no percibe.

La comparecencia del fiscal general ante la Comisión de Justicia de la XVIII Legislatura, en el marco del segundo informe de gobierno, fue algo más grato que un paseo por la alameda.

Con una oposición invisible, sin ninguna participación, los representantes de la “supremacía legislativa” tuvieron cancha para hacer preguntas a modo y así el fiscal ofreció respuestas predecibles, leyendo párrafos de su informe en la mayoría de las respuestas.

Eso sí, dejó claro que para empezar a dar resultados necesita casi el doble de presupuesto 2025.

MINIMIZARON VIOLENCIA Y REFORMA JUDICIAL
Mientras el estado atraviesa por un pico de violencia y crímenes, mientras Benito Juárez está en el top5 de las ciudades más violentas del violento país, Raciel López, las legisladoras y legisladores no se refirieron al tema y hablaron de un Quintana Roo muy diferente al que percibe el pueblo, como lo señalan diversas evaluaciones y encuestas.

Tampoco hablaron del impacto que viene en el sistema de procuración de justicia en general, ante la aplicación inminente de la reforma al Poder Judicial de la federación; es decir, qué va a pasar con la PGJE y cómo están preparándose para afrontar dicha transición constitucional.

RACIEL, UN ANTES Y UN DESPUÉS
Dentro del paseo legislativo que tuvo el fiscal Raciel este miércoles 30 de octubre, presentó un video en donde la gobernadora del Estado pronuncia un discurso donde dice: “Con Raciel hay un antes y un después en la procuración de justicia en Quintana Roo”.

Ante este escenario que ni Obama tiene, Raciel soltó la frase: “ningún grupo delincuencial será más fuerte que el Estado” a lo que más de una y un diputado asintieron con la cabeza.

El fiscal resaltó la contención y debilitamiento de grupo criminales, con la detención de mil 839 delincuentes por delitos de alto impacto

Avanzamos con mayor convicción y pasos firmes, para seguir construyendo la fortaleza que nos permita hacer de Quintana Roo, un Estado a la vanguardia, que proyecte con toda su fuerza la nueva estrategia de Procuración de Justicia, dijo.

CENTROS DE JUSTICIA PARA MUJERES
El abogado del estado dio a conocer la construcción del cuarto Centro de Justicia Para Mujeres, el cual estará en Tulum, además de uno más en Cancún, los que se sumarían a los tres que funcionan actualmente

Por otro lado afirmó: “Ningún grupo delincuencial nos robará nuestro objetivo por hacer de Quintana Roo, un Estado grande, seguro y justo, como lo merecen los quintanarroenses”.

DIAGNÓSTICO
En lo que respecta al diagnóstico, Raciel López destacó que durante el último año ha trabajado para cumplir con la encomienda de la gobernadora Mara Lezama, de acercar la Fiscalía a todos los sectores de la población, con el fin de atender de manera eficaz sus demandas de seguridad y justicia.

“Nuestro objetivo inmediato se enfocó en tres componentes: La contención y detención de integrantes de las organizaciones criminales, sin distinciones; el fortalecimiento, depuración y reconstrucción de la Fiscalía y la recuperación de la confianza ciudadana”, enfatizó.

Agregó que para ello fue necesario el saneamiento de la Fiscalía, por lo que dieron de baja a 293 servidores públicos que se apartaron de la transformación que está viviendo la institución, y cambiaron de adscripción a 785 personas. Además de esto, llevó a cabo una restructuración, al crear tres Fiscalías de Distrito y 20 Fiscalías Especializadas, desapareciendo las Fiscalías Regionales y Vicefiscalías, que eran un coto de poder.

En este punto destacó la realización, en Cancún, de la Primera Sesión Ordinaria 2024, Zona Sureste, de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, lo que fortalece el proceso de transformación y desarrollo de esta Fiscalía y la posiciona en el ámbito nacional.

“Avanzamos con mayor convicción y pasos firmes, para seguir construyendo la fortaleza que nos permita hacer de Quintana Roo un Estado a la vanguardia, que proyecte con toda su fuerza la nueva estrategia de Procuración de Justicia”, expresó.

AVANCES Y RESULTADOS
En este concepto, Raciel López resaltó la implementación, a partir del 17 de julio de 2023, de la Estrategia de Contención Inmediata de la Delincuencia, con la cual se avanzó significativamente en el impacto y debilitamiento de las organizaciones criminales. Como resultado de esta Estrategia, Quintana Roo cuenta hoy con los cimientos institucionales, para consolidar una seguridad con justicia, auténtica y duradera.

“Nos coordinamos las instituciones de Seguridad Pública y Procuración de Justicia, de los tres ámbitos de gobierno, para integrar un Atlas Delictivo con más de 100 objetivos prioritarios generadores de violencia, contribuyendo así a fortalecer el esquema de colaboración e intercambio de información de inteligencia”, puntualizó el Fiscal General.

Por otra parte, explicó que en la Fiscalía General del Estado se hace frente a la delincuencia común y organizada, sin concesiones y sin titubeos. Destacando la detención de 51 objetivos prioritarios de los 100 que integraban el Atlas Delictivo, dedicados a la extorsión, narcomenudeo y homicidios, así como la detención de mil 839 personas por delitos de alto impacto, como homicidio, feminicidio, secuestro, violación, trata de personas y extorsión, entre otros. Con estas acciones desarticularon a 25 grupos delictivos generadores de violencia, al detener a más de 930 de sus integrantes.

Cabe señalar que, del total de las detenciones, 88 por ciento fueron vinculados a proceso; en tanto que cumplimentaron 374 cateos, con un promedio de 25 mandamientos judiciales por mes. También lograron 594 sentencias por diversos delitos, obteniendo condenas ejemplares de 50 y hasta 200 años de prisión acumulativas.

En cuanto a ilícitos relacionados con la trata de personas, informó que iniciaron 158 carpetas de investigación, además de lograr el rescate de 385 víctimas de explotación laboral y sexual; así como la detención de 52 personas relacionadas con estos delitos. A través de acciones de inteligencia se consiguió la liberación de 28 víctimas de privación ilegal de la libertad y la captura de 61 presuntos secuestradores, de los que 98 por ciento fueron vinculados a proceso y han detenido a 101 extorsionadores, 89 de estos siguen su proceso en prisión.

“Hoy refrendo mi responsabilidad constitucional y ética, para combatir con firmeza a la delincuencia organizada transnacional y consolidar una seguridad auténtica y duradera, por lo que no bajaremos la guardia y mantendremos la persecución de los transgresores de la ley para frenar la violencia en todo Quintana Roo”, puntualizó Raciel López.

En materia de Justicia Alternativa, se logró la reparación del daño con una cifra histórica de más de 10 mil 182 millones de pesos, que beneficiaron directamente a más de 7 mil 500 víctimas del delito. “Buscamos que la Fiscalía sea una institución que dé confianza y certeza, en forma transparente y con rendición de cuentas”, agregó.

De igual forma, en el rubro de Transparencia, esta Representación Social recibió 694 solicitudes de acceso a la información, todas atendidas en tiempo y forma por la Unidad de Transparencia de la institución, que significan una disminución de 20 por ciento, en relación al año pasado.

Por otra parte, destacó las grandes obras del Estado, como son los Centros de Justicia Mujeres, los cuales benefician principalmente a niñas, niños, adolescentes y mujeres víctimas de violencia familiar. Actualmente la Fiscalía cuenta con tres de estos centros en Cancún, Playa del Carmen y el recién inaugurado en Chetumal.

“Quiero destacar que, desde el 19 de marzo del presente año, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia (CONAVIM) notificó a la Fiscalía del Estado, que fue aprobada la instalación de otro complejo en Tulum; así también planeamos la construcción de un nuevo Centro de Justicia en Cancún, en un terreno donado por el Gobierno del Estado”, dio a conocer el Fiscal General.

LA VISIÓN
En este rubro, y tras reconocer a la Gobernadora Mara Lezama por su confianza en la Fiscalía, el Abogado del Estado señaló que, con la Reforma Constitucional en materia de procuración de justicia, que extiende el periodo a 12 años del Fiscal General, se garantiza el fortalecimiento de un verdadero Estado de Derecho.

También agradeció a las legisladoras por brindar una respuesta con certeza a las expectativas sociales, de orden con paz y tranquilidad. “Estoy convencido que, con esta reforma legal, continuaremos desalentando a los grupos criminales y mejoraremos la eficacia de los medios de persecución”.

Añadió que uno de sus objetivos es unificar criterios, para el diseño de nuevas estrategias entre las distintas corporaciones policiales de las tres instancias de Gobierno y las Fuerzas Armadas, para lo cual ha instruido a todas y todos los servidores de la Fiscalía del Estado, a coadyuvar en esta lucha para combatir la corrupción a fondo.

“Convocamos a todas y a todos a conformar una gran alianza, para transitar de la inseguridad a un Estado Seguro; con el propósito de transformar la desconfianza en esperanza; que fomente la unidad y la concordia entre las y los quintanarroenses”, enfatizó.

En el Informe, estuvieron presente la diputada secretaria de la Comisión de Justicia de la XVIII Legislatura, Luz Gabriela Mora Castillo, y las vocales Andrea del Rosario González Loría, Silvia Dzul Sánchez y Lilia Inés Mis Martínez. Usted tiene la última palabra.

Nota:Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores son responsabilidad de quienes las emiten.

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“Vivir con miedo: la huella psicológica de la inseguridad en México”

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Los Mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad…

Conciencia Saludablemente
Psicol. Alex Barrera

¡Mexicanos al grito de guerra! Esta es una de las estrofas más fuertes de nuestro himno nacional, cualquier mexicano conoce esta frase, pero cuantos de los habitantes de este país repara en el significado de esta frase que pareciera ser una realidad en estos días, cuantos de verdad se dan cuenta que la violencia en México si indiscutiblemente se ha convertido en una guerra, una que enfrentamos día a día y que se ha enraizado en nuestra sociedad.

Peor aún, ¿cuántos mexicanos si quiera se dan cuenta lo que le hace a su salud mental? La percepción de inseguridad, más allá de cifras, opera como un reflejo trastornador en el bienestar psicológico de la ciudadanía. En México, cuando los titulares de prensa retumban con asesinatos públicos, atrocidades y organismos de seguridad incapaces de contener el escalamiento criminal, lo que se resquebraja no es únicamente la confianza en las instituciones: se fractura la sensación de habitar un entorno protector, lo que repercute directamente en el ánimo, la salud mental y la capacidad de resiliencia de las personas.

Mientras el gobierno actual culpa a los anteriores gobiernos de la herencia de violencia, poco se ocupa de comunicar sus propias estrategias para brindar la certeza que la gente necesita hoy, y es que, si vamos al pasado inmediato, tan sólo en octubre se registraron un par de episodios que ilustran a la vez la crudeza de la violencia y su potencia simbólica.

La violencia ya no solo es violencia, sino que está plagada de un claro mensaje “NO HAY TREGUA”, porque no es solo el hecho de que en el estado de Michoacán, se registrara el asesinato de siete presidentes municipales en menos de cuatro años, si no que el último de ellos haya sido el de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, ejecutado el 1 de noviembre durante un evento público en pleno centro de la ciudad, y no cualquier evento, sino la celebración de Día de Muertos, uno de los eventos más significativos para los mexicanos. ¿Y entonces, no es este un atentado contra la misma sociedad, como podemos no entender esto como un mensaje, no para una persona, no para un estado, sino para un país entero? ¿Cómo puede no ser esto una agresión directa a la sociedad?

Este mismo mes en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, se vivió una semana de “limpieza” entre cárteles cuyo resultado fueron 41 muertos en seis días, 12 solamente el 22 de octubre, estos eventos inundan las páginas de los medios de comunicación locales e internacionales, que detallan enfrentamientos sangrientos entre bandos criminales.

Cuando la violencia se vuelve espectáculo —y aún más cuando el blanco son eventos culturales o áreas urbanas frecuentadas—, la inquietud colectiva crece y se instala un estado de permanente alerta emocional. La población no sólo teme por su integridad física, sino por la certeza de que el espacio en el que habita ya no es predecible ni seguro. En este contexto, la evidencia señala que la percepción de inseguridad persiste pese a mejoras estadísticas en homicidios. Por ejemplo, en una nota de  El País publicada el pasado 23 de octubre se señala que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que, en septiembre de 2025, el 34 % de los mexicanos consideraba que la inseguridad permanecería “igual de mal” en su ciudad los próximos doce meses, y el 23.9 % estimaba que “empeorará”.

Desde la psicología, esos datos no son únicamente indicadores sociales: son síntomas de un clima emocional colectivo afectado. La inseguridad percibida produce estrés crónico, desgaste emocional y una reducción progresiva de lo que se denomina “capital psicológico”. Las personas pueden volverse más reacias a participar, a salir o a confiar en su entorno; aparece la hipervigilancia, la ansiedad, la alteración del sueño, e incluso la evitación de actividades cotidianas. Cuando la amenaza parece constante (aunque en el sentido probabilístico no esté dirigida a cada persona en lo individual) el efecto se propaga y se torna comunitario.

Además, esta erosión de la confianza se reconoce también en la relación entre ciudadanía y Gobierno. Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum según publica en su sitio web PolíticoMX  mantiene una aprobación del 74 % al cierre de octubre de 2025, mientras que la desaprobación ronda el 25 %, eso no sostiene la percepción sobre la inseguridad que la ciudadanía no aprueba pues el mismo medio publica que otra encuesta hecha entre abril-mayo de 2025 que señala que solo 21.6 % de los mexicanos afirmaron sentirse seguros viviendo en el país, lo que significa que ~78.4 % se siente inseguro.

Los mexicanos esperan seguridad, efectividad institucional y protección, cuando eso falla, también se quiebra el sentido de que “las cosas están bajo control”. Ese quiebre tiene consecuencias psicológicas: ¡el orden que sostiene la rutina y la confianza se vuelve frágil!

La percepción de que “nadie está a salvo” o que “las autoridades no se dan abasto” abre una fisura emocional que afecta la vida social: las personas se retraen, desconfían, se inhiben. En la práctica clínica, se puede observar cómo en zonas de alta violencia o alta percepción de riesgo, los pacientes presentan mayor vulnerabilidad ante trastornos de ansiedad, alteraciones del sueño, síntomas de hipervigilancia y menos recursos para enfrentar los imprevistos. Cuando se vive con la sensación de que el entorno se volvió hostil, el bienestar se vuelve una meta difícil.

Es imprescindible comprender que, aunque los índices de homicidio puedan bajar en ciertos meses, la experiencia subjetiva de inseguridad no cae de inmediato. El retraso entre la mejora real y la percepción ciudadana deja un vacío de tiempo en que la salud emocional queda expuesta. Y mientras tanto, la violencia, al ser tan visible y tan simbólica, sigue reforzando la sensación de vulnerabilidad.

¿Qué hacer ante este escenario? En primer lugar, desde lo comunitario, es necesario promover espacios de diálogo, reforzar lazos de vecindad, crear plataformas de resiliencia colectiva: porque la inseguridad emocional se enfrenta también socialmente. Pero, en segundo lugar, y no menos importante, desde el ámbito individual, no se puede trivializar el impacto psicológico que tiene vivir bajo la sombra de la violencia. Acudir a servicios de salud mental, recibir contención, comprender que la reacción emocional es lógica, constituye un acto de cuidado.

No solo “sobrevivir” a la inseguridad física, sino preservar el bienestar psicológico, es una tarea urgente, porque la constante percepción de peligro provoca estrés constante, y esto a su vez genera, malestar físico, y más allá de ello fragmenta el bienestar social. Las autoridades tienen la obligación de garantizar la seguridad, pero las personas también tienen el derecho y la necesidad de salvaguardar su salud emocional cuando la protección estatal se ve comprometida.

En un país donde la violencia arremete en plazas públicas, atenta contra autoridades, se infiltra en la vida cotidiana y deja huella en la percepción de la gente, el bienestar psicológico no es un lujo: es una condición para el mínimo sustento de la dignidad humana.

Los mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad, aceptarlo, afrontarlo y en su caso buscar ayuda profesional, hablar con un terapeuta, explorar las formas en que la inseguridad impacta nuestra mente, es tan importante como procurar cerraduras y alarmas. Porque al final del día, tenemos que reconstruir no solo ciudades más seguras, sino experiencias interiores donde no nos sintamos indefensos.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje

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Entre flores y recuerdos: la psicología del Día de Muertos

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Colocar un altar nos lleva a encontrar un vinculo en el que se pude sanar la perdida

Conciencia Saludablemente

Por: Psicol. Alex Barrera

En México, la muerte no se esconde; se decora con flores de cempasúchil, se endulza con pan y se acompaña de risas y canciones. El Día de Muertos no es sólo una tradición; es una declaración cultural profundamente humana: la vida y la muerte no son opuestos, sino partes del mismo ciclo. Desde la psicología, esta visión ofrece una lección esencial sobre cómo enfrentamos la pérdida, el duelo y la memoria.

En muchas culturas occidentales, hablar de la muerte sigue siendo un tema prohibido. Se evita mencionar a los fallecidos, se apartan sus objetos, se oculta el dolor tras una aparente fortaleza. Sin embargo, la cultura mexicana, heredera de cosmovisiones indígenas y creencias sincréticas, ha desarrollado una relación distinta con la finitud. Aquí la muerte se sienta a la mesa. Se le invita, se le honra, se le ríe. En lugar de negar su existencia, se le integra como una compañera inevitable.

Esta actitud, lejos de ser una mera expresión folklórica, tiene profundas implicaciones psicológicas. Aceptar la muerte —propia y ajena— es aceptar la impermanencia de todo. Es reconocer que la pérdida forma parte de la vida, y que el dolor, cuando se vive con consciencia, puede transformarse en gratitud. Desde la psicología existencial, este reconocimiento no conduce a la desesperanza, sino a una mayor plenitud: saber que el tiempo es finito nos empuja a vivir con sentido, a cuidar los vínculos y a encontrar propósito en cada día.

Pero el Día de Muertos no solo nos enseña a pensar en la muerte; también nos enseña a recordar con amor. El altar, corazón simbólico de la celebración, se convierte en un espacio terapéutico. Al colocar una fotografía, una vela o el platillo favorito del ser querido, no solo evocamos su presencia: actualizamos el vínculo. Recordar no es aferrarse al pasado, sino mantener viva la conexión emocional que sigue existiendo más allá de la ausencia física.

En psicología del duelo, esto se conoce como el vínculo continuo. Lejos de promover el olvido, se alienta a las personas a encontrar formas sanas de mantener esa relación interior con quienes ya no están. El altar cumple exactamente esa función: da forma, color y orden al dolor. Permite hablar con los que se fueron, agradecerles, perdonarlos o simplemente compartir un instante simbólico de convivencia. Es, en términos terapéuticos, una representación externa del proceso interno de sanar.

Cada objeto en el altar cumple una función emocional: las flores representan el ciclo de la vida, la comida evoca el cuidado, las velas guían el camino y las fotografías preservan la memoria. A través de este acto ritual, la persona que recuerda también se reconstruye. Como en cualquier proceso terapéutico, el ritual ofrece estructura, contención y sentido: tres elementos fundamentales para elaborar el duelo.

La psicología contemporánea reconoce que los rituales —ya sean religiosos, culturales o personales— facilitan la transición emocional tras una pérdida. Funcionan como puentes entre el dolor y la aceptación, entre el caos y la calma. En ese sentido, el Día de Muertos puede entenderse como una forma colectiva de terapia: una jornada en la que la sociedad entera legitima el dolor, lo comparte y lo transforma en celebración.

Sin embargo, bajo el colorido de las ofrendas y la alegría de las calaveras, también laten silencios profundos. No todos los duelos son iguales ni todas las pérdidas se procesan del mismo modo. Hay quienes, tras la muerte de un ser querido, sienten que la vida pierde sentido, que el vacío es demasiado grande o que la tristeza se ha vuelto una compañera constante. En esos casos, el acompañamiento psicológico puede marcar una diferencia vital.

Hablar del duelo en terapia es un acto de valentía. Es reconocer que, aunque la cultura ofrezca rituales para honrar la muerte, a veces el dolor necesita otro espacio: un lugar donde ser escuchado, comprendido y trabajado con herramientas profesionales. La psicoterapia ayuda a darle forma a la ausencia, a integrar el recuerdo y a reconstruir la vida sin negarla, es iniciar el camino hacia una nueva forma de coexistir con el dolor y afrontarlo de manera que no se convierta en un trauma.

Así, el Día de Muertos no es sólo una tradición que mira hacia el pasado, sino una invitación a mirar hacia adentro. Nos recuerda que el amor y la pérdida son inseparables, y que recordar no duele: lo que duele es callar. Cada altar que encendemos es una forma de iluminar nuestra historia, de reconciliarnos con lo inevitable y de encontrar sentido en el recuerdo.

Quizás por eso, entre el aroma del copal y la luz de las velas, comprendemos que no se trata de vencer a la muerte, sino de aprender a convivir con ella, y entender que la vida es sólo el camino que nos lleva inevitablemente hacia el final. Y en ese aprendizaje, la psicología tiene mucho que aportar: ayudarnos a aceptar, a transformar y, sobre todo, a vivir con conciencia.

Porque así como los altares se llenan de flores cada noviembre, también nuestra mente y nuestro corazón pueden renovarse. A veces, solo hace falta dar el primer paso: hablar con alguien, pedir ayuda, acudir a terapia.
La vida como el altar, se enciende de nuevo cuando nos atrevemos a mirar la sombra y convertirla en luz en este ciclo cuya belleza se encuentra en tomar conciencia de que un día se va terminar.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

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