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Hoteleros de Cancún piden planes para evitar sargazo en 2020
CANCÚN, 25 DE DICIEMBRE.- El sector empresarial y hotelero destacó la urgencia de emitir antes de finalizar este año la convocatoria para elegir a la mejor empresa que tenga la capacidad para mantener las playas limpias de sargazo, para garantizar en el 2020 que la Riviera Maya y el Caribe mexicano, donde también se ubica Cancún, no sufran los problemas de este 2019.
El Consejo Coordinador Empresarial y la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya (AHRM) coincidieron en señalar en que la decisión para seleccionar a la empresa que se encargará en la contención, limpieza y disposición final de las algas marinas, especialmente en los 2.5 kilómetros de arenales de Playa del Carmen, no debe ser tomada solo por las autoridades, sino también por la sociedad civil y organismos privados mediante un comité como se acordó con las autoridades municipales.
También Puerto Morelos se declaró listo para hacer frente a la llegada del sargazo a sus costas, informó la presidenta municipal, Laura Fernández Piña, quien aseveró que continúan instaladas las barreras antisargazo para garantizar playas limpias durante el invierno.
La alcaldesa añadió que la idea de mantener colocadas las barreras durante la actual temporada vacacional, es para asegurar que durante este período vacacional las playas de Puerto Morelos estén libres de sargazo y por lo tanto se mantendrán hasta la siguiente temporada, ya que el pronóstico que se tiene para la próxima llegada de estas algas marinas aún es incierta, porque el año pasado a estas fechas en las costas se tenía presencia de sargazo, situación que actualmente no se tiene.
“Tenemos playas limpias para que los vacacionistas puedan disfrutar de los arenales”, expuso. Y apuntó “nosotros estamos preparados ya 365 días del año, como sabemos Puerto Morelos ha sido un parte aguas en la estrategia de combate al sargazo y esperamos que esta estrategia realmente pueda atender a lo largo y ancho de nuestro litoral y estamos ya listos”.
Laura Fernández agregó que a través del protocolo Puerto Morelos se tiene una interacción permanente con las embajadas y empresas que han hecho diversos planteamientos respecto a proveer beneficios de estas algas marinas y que por ello la importancia de participar en los proyectos de aprovechamiento del sargazo, además consideró que pueden sentar las bases de un potencial de coinversión en proyectos para fines comerciales.
Finalmente, según Noticaribe, dijo que sólo estarían en espera de que las dependencias federales involucradas en la creación de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) generen la regulación técnica y los lineamientos específicos así como las reglas para uso comercial del sargazo, principalmente en el rubro de la industria.
Marisol Vanegas Pérez, titular de la Secretaría de Turismo del Estado (Sedetur), confirmó que, de acuerdo con los reportes de los hoteleros, luego de un año complicado, Cancún cerrará el 2019 “muy bien” y ya se anticipa un buen 2020, gracias a las estrategias de promoción y combate al recale masivo de sargazo.
Sobre el combate al sargazo, dijo que la Marina no ha dejado de trabajar en el tema y ya presentó una estrategia muy completa para 2020, que considera todas las inversiones y acciones, cuántas sargaceras, cuántas barreras, boyados en todas las áreas públicas del Estado, monitoreo, recolección en altamar, en aguas someras, en playas y sitios para la disposición final, que ya están localizados y ubicados en mapas.
Luego de asegurar que, incluso, el gobierno del Estado hizo una donación de predios a los municipios para mejorar los sitios de disposición, que se denominan “de transferencia”, dijo que la Marina dará a conocer en su momento la estrategia para que los medios la conozcan.
Adicionalmente, la Sedetur tendrá dos estrategias, una por medio del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo y con todos los mayoristas e intermediarios de viaje para que conozcan con precisión el estado de las playas y las acciones que se están realizando para contrarrestar la percepción negativa que se generó, prosiguió.
Una segunda estrategia será el reporte diario del estado de las playas, que se reanudará en febrero. Se subirá a las 11 de la mañana, pues empezarán a recoger imágenes de la web a partir de las 8. “Esos trabajos se suspendieron el 31 de octubre ante el buen estado de las playas y lo reanudaremos en febrero para que todos tengan información puntual sobre la situación de las playas”, expresó.
En ese sentido, destacó que ya no hay acciones por separado de la Federación, el Estado y los municipios, la estrategia “es una sola y me parece que este año fue de aprendizaje y todo lo que se hizo se mejorará de manera conjunta”.
“La realidad es que, ni en el pico más alto de arribazón de sargazo, el 10 por ciento de las playas son afectadas. Hay demasiado ruido sobre este tema y debemos ser transparentes con los turistas, pero también precisos sobre la situación del destino”, destacó ante la presencia de miembros del sector hotelero, empresarios y agrupaciones civiles.
“La idea es prepararnos ahora y hasta febrero próximo a fin de que cuando el fenómeno empiece a mostrarse nos encontremos listos para actuar de una manera más organizada y equipada, con lo cual seguramente los efectos negativos que se presentaron en el pasado sean mucho menores”, añadió el contralmirante Enrique Flores Morado.
Pese a que para 2020 se tienen buenas expectativas tras el lleno en este fin de 2019, con ocupaciones cercanas al 100 por ciento en Cancún y con expectativas similares para la temporada de invierno, a partir de mayo se prevé que vuelva el sargazo, problemática que se convertirá en el mayor reto para la industria turística.
“Yo creo que vamos a tener un invierno muy exitoso, con ocupaciones cercanas al 100 hasta abril, después tendremos una baja en mayo-junio, el verano pinta bien, esperemos que la madre naturaleza sea benéfica y no tengamos sargazo, pero lo más probable es que va haber sargazo y a ver cómo nos va en el verano”, ha señalado Sergio González Rubiera, presidente de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV)
Fuente Reportur
EN LA OPINIÓN DE:
Cuando el estrés se vuelve hogar
En una mente estresada por años, el silencio se vuelve territorios peligrosos ocultando el verdadero mal
Conciencia Saludablemente
Por. Psicol. Alex Barrera
Hubo un tiempo en el que el estrés era una señal de alarma: algo no estaba bien y el cuerpo pedía pausa. Hoy, para muchas personas, el estrés dejó de ser un estado pasajero y se convirtió en una forma de vida. Muchas personas sin darse cuenta aprendieron a vivir aceleradas, hiperconectadas y con la sensación constante de que, si no estamos ocupados o tensos, estamos fallando en algo. El problema no es solo vivir con estrés, sino volverse incapaz de vivir sin él.
Durante años hemos aprendido a vivir con el estrés como si fuera una condición natural de la adultez. “Así es la vida”, decimos, mientras normalizamos el cansancio crónico, la ansiedad constante y la sensación de que, si no estamos ocupados, algo anda mal. Poco a poco, sin darnos cuenta, dejamos de preguntarnos si el estrés es inevitable y comenzamos a organizarnos alrededor de él. El problema no es sólo que vivamos estresados, sino que a de que sabemos que existe, no sabemos ni como reconocerlo, es decir, sabemos que existe el estrés, pero no sabemos cómo se siente el estrés, y mucho menos como detenerlo, aunque suene duro muchos hemos desarrollado una incapacidad real para vivir sin estrés.
Y es que cuando el estrés se normaliza, el silencio incomoda. Los espacios de calma generan culpa y la tranquilidad se interpreta como pérdida de tiempo incluso hay quien al intentar detenerlo se encuentra con la respuesta automática del cerebro una rotunda negativa, como si el propio cuerpo se negara a abandonar ese estado. Y lo grave es que aunque el cerebro lo haya normalizado, el generar estrés mantiene los mecanismos del naturales del cuerpo provocando daños clínicos en la salud de las personas.
No hablo del estrés como respuesta adaptativa —ese mecanismo biológico que nos permite reaccionar ante una amenaza real—, sino de un estado permanente de activación que se vuelve identidad. Hay personas que no saben qué hacer cuando no hay pendientes, conflictos o urgencias. El silencio les incomoda. El descanso les genera culpa. La calma se percibe como improductiva, sospechosa, incluso peligrosa. En ese punto, el estrés deja de ser una reacción y se convierte en una forma de vida.
Desde la psicología sabemos que el cuerpo no distingue entre una amenaza real y una simbólica. El sistema nervioso responde igual a un león que a un correo electrónico. Cuando vivimos en estado de alerta constante, el organismo se adapta a esa intensidad. El cortisol y la adrenalina se mantienen elevados y, con el tiempo, el cuerpo aprende a funcionar así. Entonces ocurre algo paradójico: la calma empieza a sentirse extraña, y el estrés se vuelve familiar. Incluso necesario.
Esto explica por qué algunas personas, al tener un fin de semana libre, se enferman, se angustian o buscan inconscientemente un conflicto. No es mala suerte: es un sistema nervioso que no sabe bajar la guardia. La mente, acostumbrada al ruido, interpreta la quietud como vacío. Y el vacío, para muchos, resulta insoportable.
La cultura contemporánea ha hecho del estrés una medalla de honor. Estar ocupados es sinónimo de éxito. Dormir poco es señal de compromiso. Decir “no tengo tiempo” nos valida socialmente. Hemos romantizado el agotamiento al punto de sospechar de quien vive con calma. ¿Qué estará haciendo mal? ¿Por qué no corre como los demás? Así, el estrés deja de ser un problema y se vuelve un valor cultural.
Pero el cuerpo no negocia con las narrativas sociales. El estrés sostenido tiene consecuencias claras: trastornos del sueño, problemas digestivos, enfermedades cardiovasculares, irritabilidad, dificultades de concentración, distanciamiento social, ansiedad y depresión. Lo más grave es que muchas de estas señales se ignoran porque se consideran “normales”. Vivir cansados se vuelve la norma. Sentirse mal, el precio a pagar.
Hay otro aspecto menos visible pero igual de dañino: el estrés constante empobrece la vida emocional. Cuando estamos siempre en modo supervivencia, no hay espacio para el placer, la creatividad ni la introspección. Todo se vuelve funcional. Incluso las relaciones. Escuchamos a medias, convivimos con prisa, respondemos desde la reactividad. Vivir así no sólo desgasta el cuerpo; también nos desconecta de nosotros mismos.
Con frecuencia escucho frases como: “Si me relajo, pierdo el control”, “Si descanso, me atraso”, “Si bajo el ritmo, todo se desmorona”” Hay que seguir” y la más atros “Puedo con eso y más”, todas ellas de personas que puedo ver están a punto de desmoronarse. Detrás de ellas hay una creencia profunda: la idea de que sólo somos valiosos cuando estamos produciendo o resolviendo problemas. El estrés, entonces, se convierte en una forma de sostener la autoestima. Mientras estoy ocupado, existo. Cuando paro, me enfrento al vacío de no saber quién soy sin la urgencia.
En ese sentido, la incapacidad de vivir sin estrés no es sólo fisiológica; es también psicológica. El estrés funciona como anestesia. Mantiene la mente ocupada y evita preguntas incómodas: ¿estoy donde quiero estar?, ¿esto me hace sentido?, ¿qué estoy evitando sentir? Cuando bajamos el ritmo, esas preguntas aparecen. Y no siempre estamos preparados para escucharlas.
La ironía es que muchas personas buscan “manejar mejor el estrés” sin cuestionar por qué viven en un estado que lo genera de manera permanente han olvidado siquiera como se sentían, y casi puedo asegurar que ya ni siquiera lo distinguen. Hacemos yoga, meditamos cinco minutos, tomamos suplementos… pero regresamos a la misma lógica de exigencia. No se trata de eliminar el estrés —eso sería imposible—, sino de dejar de necesitarlo para sentirnos vivos.
Incluso el cerebro puede interpretar como amenazantes los ejercicios orientados a la calma y la relajación cuando ha pasado demasiado tiempo funcionando en modo de alerta. Desde la neurociencia sabemos que el sistema nervioso se adapta a los estados que se repiten con mayor frecuencia; si una persona vive bajo estrés crónico, su cerebro aprende que la activación constante es sinónimo de seguridad.
En ese contexto, prácticas como la respiración profunda, la meditación o el silencio corporal pueden generar incomodidad, ansiedad o inquietud, porque implican “bajar la guardia”. Al disminuir la estimulación externa, emergen sensaciones internas, emociones reprimidas o pensamientos evitados, lo que el cerebro interpreta como pérdida de control.
La amígdala, encargada de detectar amenazas, puede activarse ante esta quietud desconocida, enviando señales de alarma que se manifiestan como nerviosismo, tensión muscular o necesidad urgente de interrumpir el ejercicio. No es que la calma sea peligrosa, sino que resulta extraña para un sistema acostumbrado a sobrevivir desde la urgencia. Por ello, aprender a relajarse no siempre es placentero al inicio; es un proceso de reaprendizaje en el que el cerebro necesita tiempo y acompañamiento para reconocer que el descanso también es un estado seguro.
Aprender a vivir sin estrés no significa abandonar responsabilidades ni aspiraciones. Significa recuperar la capacidad de alternar entre acción y reposo reconociendo conscientemente cual es cual. Dejar que el sistema nervioso recuerde que la calma también es segura. Que no todo es amenaza. Que no todo es urgente. Que el descanso no es un premio, sino una necesidad biológica y emocional y de usar herramientas que me permitan disminuir el estrés en momentos precisos de la vida.
Este reaprendizaje no es sencillo. Para alguien acostumbrado a la hiperactividad, el descanso puede generar ansiedad, irritabilidad o incluso tristeza. Es como quitarle una muleta al cuerpo: al principio duele. Por eso, muchas personas fracasan en sus intentos de bajar el ritmo y concluyen que “no pueden”. No es que no puedan; es que están deshabituándose de un estado que se volvió adictivo.
Aquí es donde la terapia psicológica cobra un papel fundamental. No sólo para enseñar técnicas de relajación, sino para explorar qué función cumple el estrés en la vida de la persona. ¿Qué evita? ¿Qué sostiene? ¿Qué identidad refuerza? Acompañar este proceso permite construir una relación más sana con el tiempo, el cuerpo y las emociones.
Vivir sin estrés constante no es una utopía, pero sí un acto contracultural. Implica cuestionar mandatos, tolerar la incomodidad del silencio y redefinir el valor personal más allá del rendimiento. Implica, en muchos casos, aceptar que hemos estado sobreviviendo cuando podríamos estar viviendo.
Tal vez la pregunta no sea cómo eliminar el estrés, sino algo más incómodo y honesto: ¿qué parte de mí no sabe existir sin él? Mientras no nos atrevamos a responderla, seguiremos corriendo, no porque sea necesario, sino porque detenernos nos confronta con una calma que aún no sabemos habitar.
**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial de manera privada.
Si le interesa el tema puede profundizar en los siguientes textos:
American Psychological Association. (2020). Stress effects on the body.
https://www.apa.org/topics/stress/body
Describe cómo el estrés crónico mantiene al sistema nervioso en estado de alerta y dificulta la activación de respuestas de relajación.
Porges, S. W. (2011). The polyvagal theory: Neurophysiological foundations of emotions, attachment, communication, and self-regulation. W. W. Norton & Company.
https://wwnorton.com/books/9780393707007
Explica cómo el sistema nervioso autónomo puede interpretar estados de calma como inseguros cuando el organismo está habituado a la hiperactivación.
Van der Kolk, B. (2014). The body keeps the score: Brain, mind, and body in the healing of trauma. Viking.
https://www.penguinrandomhouse.com/books/215391/the-body-keeps-the-score-by-bessel-van-der-kolk-md/
Aborda cómo personas con estrés prolongado o trauma pueden experimentar ansiedad al intentar relajarse o meditar.
Thayer, J. F., & Lane, R. D. (2000). A model of neurovisceral integration in emotion regulation and dysregulation. Journal of Affective Disorders, 61(3), 201–216.
https://doi.org/10.1016/S0165-0327(00)00338-4
Expone cómo la regulación emocional deficiente hace que el sistema nervioso perciba la calma como una pérdida de control.
Treleaven, D. A. (2018). Trauma-sensitive mindfulness: Practices for safe and transformative healing. W. W. Norton & Company.
https://wwnorton.com/books/9780393709780
Analiza por qué prácticas de mindfulness pueden activar ansiedad en personas con sistemas nerviosos hipervigilantes.
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Chetumal
QUINTANA ROO ENTRE NIEBLAS MATUTINAS Y CIELOS NUBLADOS: EL CLIMA HOY 17 DE DICIEMBRE DE 2025
Chetumal, Quintana Roo. Este miércoles 17 de diciembre, el estado de Quintana Roo amaneció bajo la influencia de humedad proveniente del mar Caribe, generando nieblas en zonas costeras y lluvias aisladas en distintos municipios. El ambiente se mantendrá templado por la mañana y cálido durante la tarde, con ráfagas de viento moderadas y una sensación térmica elevada que supera la temperatura real en varios puntos.
MUNICIPIOS Y CONDICIONES
- Cancún: Temperatura máxima 29°C, sensación térmica 31°C
- Playa del Carmen: Temperatura 28°C, sensación térmica 30°C
- Chetumal: Temperatura 27°C, sensación térmica 29°C
- Felipe Carrillo Puerto: Temperatura 26°C, sensación térmica 28°C
- Cozumel: Temperatura 27°C, sensación térmica 30°C
- Isla Mujeres: Temperatura 28°C, sensación térmica 30°C
- Tulum: Temperatura 29°C, sensación térmica 31°C
- José María Morelos: Temperatura 25°C, sensación térmica 27°C
- Bacalar: Temperatura 26°C, sensación térmica 28°C
- Mañana: Fresca, con bancos de niebla en Cancún y zonas rurales.
- Tarde: Cálida, con cielos parcialmente nublados y baja probabilidad de lluvias intensas.
- Noche: Descenso moderado de temperatura, humedad elevada y ambiente estable.
El estado de Quintana Roo vivirá una jornada sin riesgos meteorológicos mayores, marcada por alta humedad, sensación térmica superior y lluvias intermitentes. Un día ideal para actividades al aire libre con precauciones básicas: mantenerse hidratado, usar protector solar y estar atentos a posibles chubascos en la tarde.
Fuente: 5to Poder Agencia de Noticias
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