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Opinión

Vulgar perorata; más amenazas

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Opinión / Cicuta del Caribe LVIII

• Periodistas ven crecer las amenazas a su libertad: António Guterres
• Cinco grandes empresas pujan por construcción de puente Nichupté
• Amenazada la satisfacción del cliente y calidad hotelera de Cancún
• Hoteleros se publicitan fuera del CPTQ; temen perder competitividad

Por: Carlos Águila Arreola


El ex secretario del Trabajo y Previsión Social (STPS) durante la presidencia de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, Javier Lozano Alarcón, se lanzó contra el prejuicioso de Andrés Manuel López Obrador, que por segundo día consecutivo abordó el tema del Tren Maya en la mañanera, donde mostró lo autoritario que es al dejar en claro que lo último que le importa son las leyes mexicanas.

El también ex senador (2012–2016) por el Partido Acción Nacional (PAN), fiel a su costumbre, no se anduvo por las ramas: “Vulgar perorata para justificar sus estupideces y atrocidades ambientales (…) es culpa de intereses extranjeros y los conservadores disfrazados. ¿Tendrán autoridad formal (…) porque moral, ni la conocen”, indicó el ex funcionario en su Twitter.

Parece que el enemigo está en casa: en la mañanera del martes la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), María Luisa Albores González, confirmó que el decretazo del 21 de noviembre ha permitido que las obras del ferrocarril no se detengan, pese a los amparos que se han ganado en algunas comunidades de los cinco estados por donde pasará.

El martes, desde el púlpito en el que se convierte el imponente salón estilo art déco Guillermo Prieto, la secretaria de Medio Ambiente dijo lo que todo mundo sabe en México —¡también los activistas, ambientalistas [y los seudo] y varios actores y cantantes!—, que al menos los cuatro tramos que pasarán por Quintana Roo carecen de estudios y permisos ambientales.

Por ende, se infiere que conforme avance la destrucción de selva para abrir la brecha —que se calcula es de 70 metros de ancho— para el ferrocarril habrá una buena carretada de amparos; no obstante, su “alteza pequeñísima advirtió que el Tren Maya seguirá con todo y los amparos y, según él, en los próximos días exhibirá a quiénes están detrás del Tramo Cinco.

En ese sentido, hago un llamado a los ambientalistas —que para el Peje son seudos—, activistas y científicos quintanarroenses que buscaban hacer entrar en razón al inquilino de Palacio Nacional, a hacer de tripas corazón —frase del argot mexicano que significa esfuerzo contrario a un deseo— para no responder a las provocaciones próximas.

Tras la segunda suspensión provisional que otorgó el juez primero de distrito de Yucatán, Adrián Fernando Novelo Pérez, y que supone la detención total de obras en el trazo cinco sur, que va de Cancún a Tulum, el tabasqueño minimizó ese y los demás dictámenes, y con una sonrisa socarrona y un tono retador sostuvo que el ferrocarril seguirá.

En la ronda de preguntas y respuestas, Tartufo enfatizó que en los próximos días nombrará a quienes están detrás del movimiento que se opone al polémico Tramo Cinco, y retomó su perorata: “Son seudoambientalistas y cada vez estoy convencido de que son unos farsantes. Mañana (miércoles) o pasado (el jueves) vamos a hablar de eso a fondo”, advirtió.

E indicó que tiene evidencias de la devastación que se ha realizado en esa zona, hecha por empresas a las que llamó poderosas —¡aguas Xcaret, Palace Resorts, Sunset y demás firmas hoteleras que construyeron en Puerto Morelos, Playa del Carmen y Tulum!—, e insistió que el Tren Maya traerá beneficios, aunque no se sabe si se refiere a su hijo José Ramón López.

Silenciar
En un mensaje por el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra cada 3 de mayo, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advirtió que las amenazas a la libertad de los periodistas están aumentando “día a día”, y destacó la creciente presión sobre el trabajo de los medios y los problemas que crean las tecnologías digitales.

Destacó que periodistas de todos los ámbitos “se enfrentan a una creciente politización de su trabajo y a intentos de silenciarlos desde muchos frentes”, principalmente las relacionadas con la política y la nota roja o policiaca, así como las relacionadas con los derechos humanos y la defensa del medio ambiente, al recordar los asesinatos de activistas medioambientales.

El jefe de la ONU señaló que los profesionales de los medios “ven aumentar día a día las amenazas a su libertad”, y destacó en especial los “graves desafíos” que les están planteando las nuevas tecnologías, como la digital, que crea “nuevos cauces para la opresión y el abuso”, y que está haciendo que las mujeres periodistas estén “expuestas al acoso y la violencia en línea”.

“La piratería informática y la vigilancia ilegal también impiden a algunos periodistas realizar su trabajo”, señaló Guterres, quien destacó también cómo las tecnologías facilitan también la censura. En situaciones de conflicto, no solo se ven amenazados por bombas y balas, sino también “falsificación y desinformación que acompañan a la guerra moderna”, señaló el portugués.

“Pueden ser atacados por denunciar al enemigo, ser acusados de espionaje, detenidos o asesinados, sencillamente por hacer su trabajo”, añadió Guterres, quien añadió que aunque los métodos y las herramientas están cambiando, “el objetivo de desacreditar a los medios de comunicación y encubrir la verdad sigue siendo el mismo de siempre”.

“Los resultados también son los mismos: personas y sociedades que son incapaces de distinguir la realidad de la ficción y que pueden ser manipuladas de forma espeluznante”, por ello pidió a gobiernos, organizaciones de medios y empresas tecnológicas colaborar con apoyo a los periodistas y proteger la “labor esencial de los medios de decir la verdad”.

Menudencias
La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) lanzó una licitación pública internacional el 7 de abril para las obras del puente sobre la laguna Nichupté —será de 8.8 kilómetros— y cinco grandes empresas de construcción han manifestado su interés: Ingenieros Civiles Asociados (ICA), Mota-Engil México, Constructora Makro, Calzada Construcciones y Gami Ingeniería e Instalaciones, que ya participaron en dos juntas de aclaraciones, los días 13 y 22 de abril en la Ciudad de México.

Escasez de personal empieza a amenazar la satisfacción del cliente y pone en un serio predicamento la calidad de la hotelería de Cancún y en general del Caribe mexicano, y es que el destino tiene menos personal pero la ocupación y las tarifas van en aumento, de acuerdo con Jesús Almaguer Salazar, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, quien aceptó que la escasez de personal alcanza el 15 por ciento.

Sin recuperar aún la categoría uno en seguridad aérea que se perdió en mayo del año pasado, sin tener terminadas las vialidades de acceso, el gobierno quiere obligar por “decretazo” a las aerolíneas a usar más el AFA (Aeropuerto Felipe Ángeles) —para nada AIFA porque aún no es internacional—, limitando el acceso al de la Ciudad de México (AICM), al reducir de 61 a 50 las operaciones por hora, una reducción de 20 por ciento.

El miedo no anda en burro, y por la competencia por el turismo internacional hacia el Caribe, los hoteleros cancunenses informaron sobre la contratación de una agencia de relaciones públicas, publicidad y promoción que permita mantener el posicionamiento mundial de Cancún y el Caribe mexicano, al margen del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo (CPTQ), y es que —sostienen— ahora menos que nunca se puede perder presencia.

Las inundaciones son el mayor riesgo catastrófico a nivel mundial. Las catástrofes naturales generaron una pérdida económica global de 270 mil millones de dólares, y aseguradas por 11 mil durante 2021, la cuarta más elevada desde que se tiene registro, de acuerdo con el reporte del Swiss Re Institute sobre catástrofes naturales, documento que demuestra como ninguno la gravedad del cambio climático.

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“Vivir con miedo: la huella psicológica de la inseguridad en México”

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Los Mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad…

Conciencia Saludablemente
Psicol. Alex Barrera

¡Mexicanos al grito de guerra! Esta es una de las estrofas más fuertes de nuestro himno nacional, cualquier mexicano conoce esta frase, pero cuantos de los habitantes de este país repara en el significado de esta frase que pareciera ser una realidad en estos días, cuantos de verdad se dan cuenta que la violencia en México si indiscutiblemente se ha convertido en una guerra, una que enfrentamos día a día y que se ha enraizado en nuestra sociedad.

Peor aún, ¿cuántos mexicanos si quiera se dan cuenta lo que le hace a su salud mental? La percepción de inseguridad, más allá de cifras, opera como un reflejo trastornador en el bienestar psicológico de la ciudadanía. En México, cuando los titulares de prensa retumban con asesinatos públicos, atrocidades y organismos de seguridad incapaces de contener el escalamiento criminal, lo que se resquebraja no es únicamente la confianza en las instituciones: se fractura la sensación de habitar un entorno protector, lo que repercute directamente en el ánimo, la salud mental y la capacidad de resiliencia de las personas.

Mientras el gobierno actual culpa a los anteriores gobiernos de la herencia de violencia, poco se ocupa de comunicar sus propias estrategias para brindar la certeza que la gente necesita hoy, y es que, si vamos al pasado inmediato, tan sólo en octubre se registraron un par de episodios que ilustran a la vez la crudeza de la violencia y su potencia simbólica.

La violencia ya no solo es violencia, sino que está plagada de un claro mensaje “NO HAY TREGUA”, porque no es solo el hecho de que en el estado de Michoacán, se registrara el asesinato de siete presidentes municipales en menos de cuatro años, si no que el último de ellos haya sido el de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, ejecutado el 1 de noviembre durante un evento público en pleno centro de la ciudad, y no cualquier evento, sino la celebración de Día de Muertos, uno de los eventos más significativos para los mexicanos. ¿Y entonces, no es este un atentado contra la misma sociedad, como podemos no entender esto como un mensaje, no para una persona, no para un estado, sino para un país entero? ¿Cómo puede no ser esto una agresión directa a la sociedad?

Este mismo mes en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, se vivió una semana de “limpieza” entre cárteles cuyo resultado fueron 41 muertos en seis días, 12 solamente el 22 de octubre, estos eventos inundan las páginas de los medios de comunicación locales e internacionales, que detallan enfrentamientos sangrientos entre bandos criminales.

Cuando la violencia se vuelve espectáculo —y aún más cuando el blanco son eventos culturales o áreas urbanas frecuentadas—, la inquietud colectiva crece y se instala un estado de permanente alerta emocional. La población no sólo teme por su integridad física, sino por la certeza de que el espacio en el que habita ya no es predecible ni seguro. En este contexto, la evidencia señala que la percepción de inseguridad persiste pese a mejoras estadísticas en homicidios. Por ejemplo, en una nota de  El País publicada el pasado 23 de octubre se señala que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que, en septiembre de 2025, el 34 % de los mexicanos consideraba que la inseguridad permanecería “igual de mal” en su ciudad los próximos doce meses, y el 23.9 % estimaba que “empeorará”.

Desde la psicología, esos datos no son únicamente indicadores sociales: son síntomas de un clima emocional colectivo afectado. La inseguridad percibida produce estrés crónico, desgaste emocional y una reducción progresiva de lo que se denomina “capital psicológico”. Las personas pueden volverse más reacias a participar, a salir o a confiar en su entorno; aparece la hipervigilancia, la ansiedad, la alteración del sueño, e incluso la evitación de actividades cotidianas. Cuando la amenaza parece constante (aunque en el sentido probabilístico no esté dirigida a cada persona en lo individual) el efecto se propaga y se torna comunitario.

Además, esta erosión de la confianza se reconoce también en la relación entre ciudadanía y Gobierno. Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum según publica en su sitio web PolíticoMX  mantiene una aprobación del 74 % al cierre de octubre de 2025, mientras que la desaprobación ronda el 25 %, eso no sostiene la percepción sobre la inseguridad que la ciudadanía no aprueba pues el mismo medio publica que otra encuesta hecha entre abril-mayo de 2025 que señala que solo 21.6 % de los mexicanos afirmaron sentirse seguros viviendo en el país, lo que significa que ~78.4 % se siente inseguro.

Los mexicanos esperan seguridad, efectividad institucional y protección, cuando eso falla, también se quiebra el sentido de que “las cosas están bajo control”. Ese quiebre tiene consecuencias psicológicas: ¡el orden que sostiene la rutina y la confianza se vuelve frágil!

La percepción de que “nadie está a salvo” o que “las autoridades no se dan abasto” abre una fisura emocional que afecta la vida social: las personas se retraen, desconfían, se inhiben. En la práctica clínica, se puede observar cómo en zonas de alta violencia o alta percepción de riesgo, los pacientes presentan mayor vulnerabilidad ante trastornos de ansiedad, alteraciones del sueño, síntomas de hipervigilancia y menos recursos para enfrentar los imprevistos. Cuando se vive con la sensación de que el entorno se volvió hostil, el bienestar se vuelve una meta difícil.

Es imprescindible comprender que, aunque los índices de homicidio puedan bajar en ciertos meses, la experiencia subjetiva de inseguridad no cae de inmediato. El retraso entre la mejora real y la percepción ciudadana deja un vacío de tiempo en que la salud emocional queda expuesta. Y mientras tanto, la violencia, al ser tan visible y tan simbólica, sigue reforzando la sensación de vulnerabilidad.

¿Qué hacer ante este escenario? En primer lugar, desde lo comunitario, es necesario promover espacios de diálogo, reforzar lazos de vecindad, crear plataformas de resiliencia colectiva: porque la inseguridad emocional se enfrenta también socialmente. Pero, en segundo lugar, y no menos importante, desde el ámbito individual, no se puede trivializar el impacto psicológico que tiene vivir bajo la sombra de la violencia. Acudir a servicios de salud mental, recibir contención, comprender que la reacción emocional es lógica, constituye un acto de cuidado.

No solo “sobrevivir” a la inseguridad física, sino preservar el bienestar psicológico, es una tarea urgente, porque la constante percepción de peligro provoca estrés constante, y esto a su vez genera, malestar físico, y más allá de ello fragmenta el bienestar social. Las autoridades tienen la obligación de garantizar la seguridad, pero las personas también tienen el derecho y la necesidad de salvaguardar su salud emocional cuando la protección estatal se ve comprometida.

En un país donde la violencia arremete en plazas públicas, atenta contra autoridades, se infiltra en la vida cotidiana y deja huella en la percepción de la gente, el bienestar psicológico no es un lujo: es una condición para el mínimo sustento de la dignidad humana.

Los mexicanos vivimos con miedo y eso es una realidad, aceptarlo, afrontarlo y en su caso buscar ayuda profesional, hablar con un terapeuta, explorar las formas en que la inseguridad impacta nuestra mente, es tan importante como procurar cerraduras y alarmas. Porque al final del día, tenemos que reconstruir no solo ciudades más seguras, sino experiencias interiores donde no nos sintamos indefensos.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

Si desea contactar con los especialistas en terapia y salud puede hacerlo enviando un mensaje

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Entre flores y recuerdos: la psicología del Día de Muertos

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Colocar un altar nos lleva a encontrar un vinculo en el que se pude sanar la perdida

Conciencia Saludablemente

Por: Psicol. Alex Barrera

En México, la muerte no se esconde; se decora con flores de cempasúchil, se endulza con pan y se acompaña de risas y canciones. El Día de Muertos no es sólo una tradición; es una declaración cultural profundamente humana: la vida y la muerte no son opuestos, sino partes del mismo ciclo. Desde la psicología, esta visión ofrece una lección esencial sobre cómo enfrentamos la pérdida, el duelo y la memoria.

En muchas culturas occidentales, hablar de la muerte sigue siendo un tema prohibido. Se evita mencionar a los fallecidos, se apartan sus objetos, se oculta el dolor tras una aparente fortaleza. Sin embargo, la cultura mexicana, heredera de cosmovisiones indígenas y creencias sincréticas, ha desarrollado una relación distinta con la finitud. Aquí la muerte se sienta a la mesa. Se le invita, se le honra, se le ríe. En lugar de negar su existencia, se le integra como una compañera inevitable.

Esta actitud, lejos de ser una mera expresión folklórica, tiene profundas implicaciones psicológicas. Aceptar la muerte —propia y ajena— es aceptar la impermanencia de todo. Es reconocer que la pérdida forma parte de la vida, y que el dolor, cuando se vive con consciencia, puede transformarse en gratitud. Desde la psicología existencial, este reconocimiento no conduce a la desesperanza, sino a una mayor plenitud: saber que el tiempo es finito nos empuja a vivir con sentido, a cuidar los vínculos y a encontrar propósito en cada día.

Pero el Día de Muertos no solo nos enseña a pensar en la muerte; también nos enseña a recordar con amor. El altar, corazón simbólico de la celebración, se convierte en un espacio terapéutico. Al colocar una fotografía, una vela o el platillo favorito del ser querido, no solo evocamos su presencia: actualizamos el vínculo. Recordar no es aferrarse al pasado, sino mantener viva la conexión emocional que sigue existiendo más allá de la ausencia física.

En psicología del duelo, esto se conoce como el vínculo continuo. Lejos de promover el olvido, se alienta a las personas a encontrar formas sanas de mantener esa relación interior con quienes ya no están. El altar cumple exactamente esa función: da forma, color y orden al dolor. Permite hablar con los que se fueron, agradecerles, perdonarlos o simplemente compartir un instante simbólico de convivencia. Es, en términos terapéuticos, una representación externa del proceso interno de sanar.

Cada objeto en el altar cumple una función emocional: las flores representan el ciclo de la vida, la comida evoca el cuidado, las velas guían el camino y las fotografías preservan la memoria. A través de este acto ritual, la persona que recuerda también se reconstruye. Como en cualquier proceso terapéutico, el ritual ofrece estructura, contención y sentido: tres elementos fundamentales para elaborar el duelo.

La psicología contemporánea reconoce que los rituales —ya sean religiosos, culturales o personales— facilitan la transición emocional tras una pérdida. Funcionan como puentes entre el dolor y la aceptación, entre el caos y la calma. En ese sentido, el Día de Muertos puede entenderse como una forma colectiva de terapia: una jornada en la que la sociedad entera legitima el dolor, lo comparte y lo transforma en celebración.

Sin embargo, bajo el colorido de las ofrendas y la alegría de las calaveras, también laten silencios profundos. No todos los duelos son iguales ni todas las pérdidas se procesan del mismo modo. Hay quienes, tras la muerte de un ser querido, sienten que la vida pierde sentido, que el vacío es demasiado grande o que la tristeza se ha vuelto una compañera constante. En esos casos, el acompañamiento psicológico puede marcar una diferencia vital.

Hablar del duelo en terapia es un acto de valentía. Es reconocer que, aunque la cultura ofrezca rituales para honrar la muerte, a veces el dolor necesita otro espacio: un lugar donde ser escuchado, comprendido y trabajado con herramientas profesionales. La psicoterapia ayuda a darle forma a la ausencia, a integrar el recuerdo y a reconstruir la vida sin negarla, es iniciar el camino hacia una nueva forma de coexistir con el dolor y afrontarlo de manera que no se convierta en un trauma.

Así, el Día de Muertos no es sólo una tradición que mira hacia el pasado, sino una invitación a mirar hacia adentro. Nos recuerda que el amor y la pérdida son inseparables, y que recordar no duele: lo que duele es callar. Cada altar que encendemos es una forma de iluminar nuestra historia, de reconciliarnos con lo inevitable y de encontrar sentido en el recuerdo.

Quizás por eso, entre el aroma del copal y la luz de las velas, comprendemos que no se trata de vencer a la muerte, sino de aprender a convivir con ella, y entender que la vida es sólo el camino que nos lleva inevitablemente hacia el final. Y en ese aprendizaje, la psicología tiene mucho que aportar: ayudarnos a aceptar, a transformar y, sobre todo, a vivir con conciencia.

Porque así como los altares se llenan de flores cada noviembre, también nuestra mente y nuestro corazón pueden renovarse. A veces, solo hace falta dar el primer paso: hablar con alguien, pedir ayuda, acudir a terapia.
La vida como el altar, se enciende de nuevo cuando nos atrevemos a mirar la sombra y convertirla en luz en este ciclo cuya belleza se encuentra en tomar conciencia de que un día se va terminar.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

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