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EN LA OPINION DE: Andrés Quintana / Al ladrón…

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Al ladrón…

 … es  la vieja monserga, las miradas y las voces se dirigen al ladrón señalado por alguien que desea desviar la atención pública de su propia felonía, desviando la atención hacia un tercero y capitalizar en su provecho el distractor.

Son tiempos electorales y la llegada de Roberto Borge Angulo en calidad de detenido a suelo mexicano, da la oportunidad a todo tipo de comentarios en las redes sociales, escritos por las más variopintas plumas.

Los comentarios se centran en el pésimo y abusivo desempeño del ex gobernante, y algunos reparten culpas con su mentor político el senador Félix González Canto; otros más “visionarios” responsabilizan a Joaquín Hendricks Díaz de la llegada del propio Félix González Canto a la titularidad del poder ejecutivo estatal, sosteniendo los mismos criterios de selección para elegir el candidato a modo y la presunta manipulación posterior, misma decisión que el ingeniero Villanueva Madrid adoptó para ungir a Hendricks Díaz de tristísima memoria también para los quintanarroenses.

Bien mirado en cada administración estatal siempre ha habido un alter ego, un operador financiero, otro más para los trabajos metaconstitucionales y la amante privilegiada sobre las demás.

Nadie debería llamarse a engaño de la reiteración de los ciclos perniciosos de la administración pública.

La diferencia que hay entre el pasado reciente y la actualidad, no es el escandaloso nivel de corrupción ni el derroche faraónico de Roberto Borge, porque de haberse salido con la suya, José Luis Toledo en 1er lugar o Mauricio Góngora, hubieran tenido que maniobrar para la protección de Borge y adláteres, que era en buena medida seguir protegiéndose ellos mismos.

Como lo hizo Hendricks Díaz con Mario Villanueva, recordemos que el ingeniero Villanueva está en reclusión por denuncias interpuestas por la PGR vía SIEDO de aquel entonces y no por denuncias del estado, misma política que siguió Félix González con Joaquín Hendricks y Roberto con el propio senador González Canto.

Los múltiples yerros de Roberto Borge propiciaron la alternancia en la cúpula del poder y con ello, las represalias y venganzas propias entre los hijos del PRI.

Seguro estoy que si vuelve haber alternancia al concluir el mandato del actual ejecutivo, muchos de sus actuales colaboradores tendrían que vérselas con denuncias y persecuciones, porque al final esto no es una decisión de justicia como todas las administraciones cacarean, sino de exterminio de los adversarios para poder proceder en beneficio de sus propios intereses y los de su grupo político y en menor medida de la comunidad que sigue siendo relegada.

Hasta la fecha siguen evadiendo a la justicia colaboradores de  Mario Villanueva y de Roberto Borge, en tanto ellos siguen en reclusión, en ambos casos también allegados a su círculo de poder han pisado las cárceles por diferentes motivos e imputaciones.

En ningún caso las autoridades capturaron y encarcelaron inocentes, en todo caso la perspectiva jurídica empleada permitió la evasión de la justicia por delitos específicos, pero no se imputaron los que si hubieran permitido la consignación por su desempeño corrupto de las arcas públicas, de esos pájaros de cuenta por varios años tras las rejas.

Hoy gozando de libertades inicuas levantan la voz para escribir públicamente y señalar… al ladrón.

Pero hay ex convictos más atrevidos, en la entelequia política que se vive varios de ellos buscan nuevamente el voto de los ciudadanos a quienes decepcionaron y robaron.

¿Dónde están los mejores hijos de Quintana Roo? 

Solidaridad/2018

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Los malos ejemplos se pegan

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Columna: Visión Periférica

Por Cliserio E. Cedillo Godínez

-“A los periodistas hay que matarlos de hambre”: Alito

Hace años, muchos, cuando estudiaba en la secundaria número 99, Margarita Maza de Juárez, en la colonia 25 de julio, en Ciudad de México, me empecé a apasionar por la vida y obra de Benito Juárez. La razón de mi interés por este prócer de la historia de México, se debió a que todos los alumnos de la escuela teníamos que participar en un concurso sobre la vida y obra del instaurador de las Leyes de Reforma, proclamadas el 6 de septiembre de 1860, don Benito Juárez.

Y es que don Carlos Velasco Pérez, mi director y paisano del creador de la frase “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, fue el autor de la obra biográfica El Coloso de Guelatao”. Como era natural nos conminó a todos los alumnos a comprar su libro, pues todo el concurso se basaría en la vida y obra de Benito Juárez plasmada en sus 157 páginas.

La verdad es que me esforcé y logré vencer a todo el estudiantado hasta lograr obtener el primer lugar. A partir de entonces empecé a elaborar el periódico mural de la escuela, pero aún estaba lejos de pensar en que me dedicaría al periodismo. Gracias a ello me hice amigo de don Carlos Velasco. Una tarde (porque mi secundaria la hice en el turno vespertino), en su oficina de la dirección me empezó a confiar parte de su vida profesional y empezó a sembrar en mi la semilla del periodismo.

Resulta que, como maestro de primaria en la capital de su estado, colaboró en varios periódicos locales, principalmente en El Imparcial de Oaxaca, donde conoció y convivió con importantes periodistas, como Carlos Loret de Mola y Andrés Henestrosa. Era tal la fluidez de su plática y la emoción que trasmitía que el periodismo me empezó a jalar, al grado que ya en la Vocacional 6 de Ciencias Médico Biológicas fui electo para ocupar el cargo de secretario de Prensa del Comité Directivo Estudiantil y de ahí en adelante el periodismo sería mi inseparable compañero de vida.  

Es decir, el hecho de dedicarme al periodismo, donde he obtenido “más miserias que grandezas”, como dijera Jesús María Amilibia en su obra Yo Periodista, Historia de más Miserias que Grandezas, se lo debo a don Carlos Velasco Pérez, quien en 1971, dos años después de graduarme en la secundaria que él dirigía fue galardonado con el Chimalli de Oro, una presea de altísimo valor simbólico que Publicaciones Fernández Pichardo, editora de El Imparcial instituyó para honrar y distinguir a colaboradores y personas destacadas en el trabajo cultural, artístico, editorial y de servicio público.

A la fecha cumplo 48 años de ejercer el periodismo en varios diarios nacionales, sobre todo en El Nacional, donde estuve durante 14 años; El Heraldo, El Sol de México y siete de sus diarios estatales en igual número de estados, entre otros; así como jefe de información de 32 estaciones de radio y, en 22 años como quintanarroense, he colaborado en varios diarios estatales y estaciones de radio. He visto, descrito y criticado los diferentes estilos de gobierno, tanto federales, como estatales y municipales, al mismo tiempo he recibido y me he adaptado a las nuevas tecnologías, pero esforzándome para no perder mi vocación periodística.

Esas nuevas tecnologías, es cierto, “facilitan la labor periodística”, tanto que ya no se necesita estudiar: ahora solo se requiere como mínimo de un teléfono. Con eso basta “para ser periodista y en el peor de los casos reportero”. El asunto es contar con muchos seguidores, pues son los que determinan la fuerza, no importa que se haga exaltando la nota roja, los malos ejemplos, el chisme y la explotación del sexo, pues eso “es lo que deja”. Entonces se olvida todo, la ética y la moral. Ya no son necesarias la práctica de los géneros periodísticos: la crónica, el reportaje, la nota informativa y el análisis casi desaparecen.  

En tanto, los funcionarios, desde el presidente de la república hasta el mando medio menos importante de la burocracia, crean sus oficinas de prensa con cientos, miles o millones de bots (programas automatizados que simulan interacción humana en las plataformas de redes sociales). Es entonces cuando compiten con los medios de verdaderos periodistas, lo mismo que con los hábiles aficionados que algún día pasaron por alguna casa editorial, aunque sea para recoger periódicos para su venta, lo que también es digno de reconocimiento, pues “No Basta con querer. Hay que saber”, como me dijera un día don Florencio Ruiz de la Peña, uno de mis maestros y quien fuera “reportero estrella” de la fuente de Economía y Finanzas de El Sol de México.

Es cierto son buenos los avances tecnológicos, pero al mismo tiempo han prohijado a cientos, miles de comunicadores mal llamados periodistas. Pero ¿y los verdaderos periodistas? -Lastimosamente se les ve igual y se les corta con la misma tijera o peor aún, se les combate pues no conviene a los malos gobiernos tener buenos periodistas que contribuyan a hacer de la democracia una realidad.

Los malos ejemplos

Ya lo dijo el dirigente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas: “A los periodistas no se les debe disparar, papá, deben morir de hambre”. Es decir: si un periodista se sobrepasa de “la verdad permitida” se le ponen decenas de trabas para la firma de sus convenios publicitarios o se les suspende el pago de sus acuerdos por la publicación de boletines y acciones de gobierno.

Y qué hace el periodista, editor de un diario digital o de un medio impreso caracterizados por su honestidad comprometido al pago de sueldos a sus colaboradores, simplemente aguanta hasta que se le agoten los recursos, hasta que muera por inanición. Es decir, los matan de hambre.

Es cierto “Alito” Moreno es un buen ejemplo para los malos gobiernos, y al parecer un ejemplo que se sigue al pie de la letra en Quintana Roo, sean de Morenas, del PAN, del PRD o cualquier otro. Es la forma más fácil de deshacerse de los medios incómodos y esto se da desde Sonora hasta Yucatán. Por algo Morena está impregnado de ex priistas comenzando por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien a diario amenaza y despotrica contra buenos periodistas.

Estamos en una selección natural donde no quedarán los mejores, sino tal vez los más corruptos que amasaron mayores fortunas en los tiempos del priismo recalcitrante o los malos gobiernos emanados del PRI, que son casi todos. Ni a cuál irle. Don Carlos Velasco Pérez, mi primer maestro de periodismo murió en el 2004. Que en paz descanse.

*Periodista con 48 años de experiencia en diarios nacionales y estatales, así como en noticieros de radio.

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El tormentoso futuro de la UQROO

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El Minotauro

Pior. Nicolás Durán de la Sierra


A sus recién cumplidos 32 años de fundada, y con casi uno de autónoma, el futuro de la universidad estatal se presenta difícil, tormentoso. Tiene, entre otras sombras académicas, el amargo laurel de ser la única en el país que en vez de crecer su matrícula, pierde estudiantes y anuncia el cierre de carreras como Gobierno y Gestión Pública, Antropología y Relaciones Internacionales.

Quien suceda en la rectoría a Francisco López Mena el próximo 15 de agosto, hallará este oscuro panorama, por no hablar de un raquítico presupuesto que ronda apenas los 500 millones de pesos, y un ambiente en el claustro en el que maestros y alumnos tienen abierto repudio al manejo empresarial que quiso imponer en la casa de estudios el rector que, sin gloria, se marcha.

Sería injusto atribuir a éste la situación en que hoy está la Universidad Autónoma de Quintana Roo, pues su desplome viene de tiempo atrás, de la suma de pifias de los rectores electos por los gobiernos estatales en curso; de yerros en los que, de remate, se puede hablar hasta de un desvío de recursos que cualquiera día de estos será aireado por la Auditoria Superior de la Federación.

Dos figuras destacan en este gris horizonte, una la de la gobernadora Mara Lezama, universitaria y maestra ella, que sin duda será proclive a la renovación de la casa de estudios y la otra, la del doctor Miguel Borge, fundador de la propia universidad –“tengo un nexo inextinguible con ella”, dice- quien encabezará un movimiento para dotarla de mayores recursos.

El problema inició, reflexiona el también exgobernador, cuando la estructura de organización de la universidad dejó de ser horizontal y se convirtió en vertical, lo que desalentó el desarrollo del propio cuerpo académico y generó el descenso en la matrícula y hasta la deserción estudiantil. La Uqroo está destinada a ser la presencia de México en el Caribe y debemos retomar la idea.

Difícil tarea la de quien ocupe la nueva rectoría, pues el rescate será gradual, ya que el daño es mayor. Además de reordenar la vida académica con justicia y sentido social, deberá buscar más recursos para la universidad, pero sin mengua de la autonomía recién lograda y desde la base de que una universidad libre, con pensamiento crítico y humanista, nos conviene a todos.

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