Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay publicaron un comunicado conjunto que fue dado a conocer por el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino.
Los Gobiernos de estos 12 países latinoamericanos denunciaron la “violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales” que se está produciendo en Nicaragua.
Anunciaron así su “más firme” condena a los hechos de violencia en el país que, como señalaron, “han provocado hasta la fecha la lamentable pérdida de más de 300 vidas humanas y centenares de heridos; la represión y violencia contra estudiantes y miembros de la sociedad civil, así como la tardanza en brindar asistencia médica urgente a los heridos”.
Los países transmitieron su apoyo a la Conferencia Episcopal de Nicaragua y mostraron su interés en que siga trabajando para hallar soluciones al conflicto.
De la misma manera, agradecieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por su seguimiento a la situación en el país,donde investiga los sucesos e insta al Gobierno de Nicaragua a colaborar con el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
A su vez, aprovecharon para hacer un llamado al Gobierno nicaragüense, así como a otros actores sociales en pos de que se comprometan y participen en negociaciones pacíficas.
“Incluido el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la implementación de las recomendaciones de la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la celebración de elecciones libres, justas y oportunas, en un ambiente libre de miedo, intimidación, amenazas o violencia”, se concluye en el texto.
Las protestas contra el presidente Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.
El estallido popular ha dejado cerca de 360 personas muertas, según organismos humanitarios.
Fuente Vanguardia