Conecta con nosotros

Opinión

Utopía inalcanzable

Publicado

el

Opinión / Cicuta del Caribe LXXII

·        Mexicanos trabajan alrededor de 400 horas más que en otros países

·        Baja la esperanza de vida; se vive menos, con una sanidad más cara

·        Amenaza cultivos el cambio climático ante la inacción del gobierno

·        Nuevos contaminantes se suman al sargazo en el Caribe mexicano

·        Confirmado: Ucrania volverá

Por: Carlos Águila Arreola

A finales de mayo, más de 80 por ciento de trabajadores mexicanos ya había retornado a las oficinas, pero casi la mitad obligados; otro dato revelador es que entre más horas laborales, es menor la productividad. No obstante, los empleos móviles —que combinan diversas ubicaciones como oficinas, hogar y espacios de coworking— están elevando su participación.

El trabajo compartido, cotrabajo, en cooperación o en oficina integrada, permite a emprendedores y pequeñas y medianas empresas (Pymes) de diferentes sectores, compartir un mismo espacio, tanto físico como virtual, para desarrollar proyectos de manera independiente o en conjunto. El neologismo “cotrabajo” es la traducción al español del término coworking.

El estudio “Regreso a la oficina 2022” de Citrix —corporación multinacional que suministra tecnologías de servidores e informática en la nube— revela que 81 por ciento de trabajadores en México ya retornó a las oficinas, pero “casi la mitad reconoce que lo hacen obligados por sus empleadores” y que “48 por ciento lo hace cinco días a la semana; es decir, a tiempo completo”.

Casi la mitad de los que ya volvieron totalmente en forma presencial, lo hicieron “a petición” de su empleador y más de un tercio (36 por ciento) opta por un enfoque híbrido fijo, con algunos días previamente determinados trabajando a distancia y otros en la oficina, e igual porcentaje se pronuncia por laborar solamente de forma presencial.

Además, 22 por ciento elegiría trabajar en formato híbrido flexible, en el que se pudiera ir los días que quisiera a la oficina, y solo cinco por ciento prefiere trabajar de forma remota totalmente. Al combinar el teletrabajo con las labores presenciales, las empresas han optado por buscar espacios flexibles que se adapten más fácil a lo que requieren.

Los empleados en México tienen necesidades laborales diferentes, nuevas expectativas de sus puestos desde el regreso a “la normalidad”, y para lograr la productividad deseada y el bienestar del capital de trabajo, las empresas deben enfocarse en dar mayor flexibilidad a los profesionales para que elijan la modalidad y estilo de trabajo que más se adapte a sus necesidades.

Un dato que es revelador y que destaca el estudio de Citrix, es que tres de cada decena de empleados (31 por ciento) cambiaría de trabajo si le ofrecieran elegir la modalidad de su preferencia con el compromiso de ser más productivos, por lo que recomienda a los patrones “considerar que la flexibilidad y la opción de trabajar desde donde elijan, son grandes atractivos de captación de talento”.

Esa situación se relaciona con la “gran renuncia” —fenómeno en el que cientos de miles de empleados dejaron sus trabajos en Estados Unidos—, que ya está afectando a México por diversas razones: estrés laboral, carga excesiva de trabajo, falta de comunicación, poco reconocimiento, factores que empujan a los colaboradores a reevaluar sus prioridades personales y profesionales.

Sobrecarga

Business Insider edición México, por su parte, sostiene que hallar un balance entre vida y trabajo es una utopía que se busca alcanzar, pero tristemente la situación laboral en México es muy diferente a lo que se desearía. Las largas jornadas laborales, la baja productividad y el poco tiempo para vacacionar son señales de que el desafío sigue siendo mayor.

Los mexicanos son los que más horas trabajan entre todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con un promedio de dos mil 124 horas al año. La media entre las naciones que conforman el organismo es de mil 687 horas anuales, son aproximadamente 400 horas más en comparación con los otros países.

México es uno de los países del mundo con el menor número de vacaciones garantizadas: el mínimo es de seis días después del primer año de trabajo, y se van incrementando gradualmente a partir del segundo. El promedio en los países de América Latina es de 16 días —más del doble— , y la recomendación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es de 18.

Pese a ser donde más se trabaja, México es uno de los países de la OCDE que tiene uno de los niveles más bajos de productividad, “muestra de que se debe regular el horario laboral para alcanzar un mejor desempeño, pues el exceso de trabajo puede afectar el bienestar, la productividad, los salarios y el empleo de los trabajadores”, cita Business Insider.

Según la Ley Federal del Trabajo, una persona puede trabajar 48 horas por semana como máximo, pero México se sigue destacando por sus amplios horarios de trabajo pese a que la emergencia sanitaria implicó una reducción de 10 por ciento en el tiempo destinado a las actividades productivas. La situación laboral cambió con la llegada del home office.

Según OCCMundial —la bolsa laboral preferida de los internautas—, con la pandemia hubo grandes cambios: la mayoría de empresas ofrecieron trabajar desde casa; sin embargo, algunos laboran más horas, lo que a la larga puede ocasionar bajo rendimiento, padecer el síndrome burnout o de desgaste profesional (conflicto entre los ideales y la realidad laboral), entre otros.

Mario López recomienda a las empresas, “si quieren prácticas socialmente responsables, que deben generar esquemas que ayuden a los colaboradores a balancear su vida personal y laboral, respetar horarios y brindar las vacaciones necesarias, lo que redundará en que sean más productivos y se desempeñen mejor en sus roles, con un resultado de ganar-ganar”.

Disrupción

En su estudio “Oficinas del primer trimestre”, la firma Cushman & Wakefield sostiene que la demanda indica una estabilización en el primer trimestre de 2021, cuando se observó una contracción de 126 mil 900 metros cuadrados, mientras que en el mismo lapso de 2022 fue de 24 mil 300, “es claro que hay mayor flexibilidad laboral y que el coworking eleva su participación”.

La empresa Colabora, que crea, diseña y opera espacios para las nuevas formas de trabajo, considera que “estamos viviendo cambios laborales fundamentales. Es importante entender hacia dónde nos llevan y aprovechar las oportunidades, pues la tendencia apunta a que los espacios corporativos flexibles serán los que salvarán a las oficinas”.

Pablo Morayta Fenal, director ejecutivo de Colabora, comenta que antes de la contingencia “ya se vislumbraban tendencias de disponibilidad, que se aceleró e hizo que la industria se transformara. Al desocuparse oficinas tradicionales hubo varias alternativas… me cuesta trabajo pensar en alguna actividad que se haya visto más disruptiva que la de despachos”.

Ahora, las empresas afectadas buscan soluciones y respuestas a su situación de oficinas, lo que ha permitido captar y dar el servicio necesario. “Yo creo que la industria está creciendo de manera sana. La compañía tiene seis mil 500 metros cuadrados de espacios colaborativos en cinco lugares en la Ciudad de México, uno en Guadalajara y otro en Cancún”, puntualiza.

El servicio más solicitado es la oficina privada, “la mayoría de nuestros ingresos derivan de éstas, y la ubicación sigue siendo clave: tienen que estar donde la gente está o quiere estar. Antes, se iba a los despachos y hoy tienen que estar en la misma zona donde está tu casa, justo lo que ofrece el coworking; otro beneficio es que se pueden usar diferentes espacios en el mismo lugar”.

Menudencias

Además del sargazo, las playas del Caribe mexicano enfrentan ahora nuevos contaminantes tras la pandemia: cubrebocas y guantes, y en general plásticos que atentan contra el ecosistema, lamenta Mireya Carrillo García, de Amigos de Sian Ka’an: “En playas, manglares y áreas protegidas se ha encontrado basura de más de 48 países, y en Punta Allen 4.5 toneladas de desechos”.

La pandemia redujo la esperanza de vida: en México pasó de 75 años en 2019 a 71 el año pasado, muy por debajo del promedio de los países de la OCDE, que está en 81 años… el problema no es vivir menos, sino que cuidar la salud es cada vez más caro. La covid-19 encareció hasta 20 por ciento los seguros, sobre todo los de gastos médicos mayores y los de vida.

El cambio climático ya está afectando a los cultivos en México, encareciendo aún más los alimentos y comprometiendo la seguridad alimentaria, con la amenaza de que el fenómeno se agravará en los próximos años, y las estrategias gubernamentales aún no aparecen, indica un artículo de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey,

Ya es realidad lo que era un secreto a voces: se construirá un nuevo Antonov An-225 Mriya (sueño) para honrar a los soldados caídos en la guerra y para transmitir la fuerza de Ucrania y su gente. “Es una cuestión de imagen (…) por la memoria de los héroes”, dice el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. Construido en 1980, tenía una longitud de 82 metros, una envergadura de 88 y un peso de 285 toneladas, y precisaba de seis motores a pleno para despegar.

Compartir:
Click para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

EN LA OPINIÓN DE:

El lado oscuro de la navidad: una mirada psicológica a la depresión invernal

Publicado

el

Detrás de la mercadotecnia de la época de paz en el mundo, la cifra de suicidios se eleva

Conciencia Saludablemente

Por Psicol. Alex Barrera**

Cada año, cuando el invierno comienza a instalarse y los días se acortan, noto un cambio sutil pero profundo en muchas de las personas, lo cual inevitablemente a mi parecer crea una bruma en todo el ambiente, y es que mientras la gran maquinaria de la mercadotecnia nos vende un espacio de amor, familia y entornos diseñados a modo para fomentar el espíritu de dar y recibir, la realidad es que muchas veces esto es la máscara que oculta, lo que no queremos saber, pero que nuestro cerebro ya sabe. Y no es otra cosa sino la reacción biológica natural que nos alinea con la naturaleza, invierno significa el final.

Y no, no es fatalismo, es la naturaleza terminando un ciclo, es por eso que durante el invierno muchos animales se retiran a descansar, los arboles desojados esperan pacientes para poder reverdecer, la luz del día es menos, y por supuesto los seres humanos experimentamos cambios que desafortunadamente intentamos ignorar debido a que cada día nos alejamos más y más de lo natural, pensando con la soberbia que solo el razonamiento nos puede dar, que si la luz del sol se va, nosotros podemos llenarla con pequeñas luces artificiales, que se venden en aquellos puestos que ocupan miles de esquinas en el país.

Pero dejemos el romanticismo y la filosofía de lado y para no abrumarle entremos de lleno a lo que quiero en este espacio, comentarle a usted, que se toma el tiempo de leer estas líneas y es que, si hablamos de los síntomas del invierno, incluso yo, como especialista en salud mental debo confesar que experimento cierta variación en mi nivel de energía y claridad emocional.

Así pues, le hablaré de las cosas por su nombre, lo que muchas personas experimentamos no se trata simplemente de “mal humor por el frío”, sino de un fenómeno ampliamente documentado: la depresión invernal, también conocida como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Aunque a veces se percibe como una exageración o un invento moderno, la ciencia ha demostrado que es una condición real y prevalente, estrechamente vinculada a los ciclos de luz y a la respuesta biológica de nuestro organismo.

La American Psychological Association (APA) explica que el TAE aparece cuando la disminución de luz solar altera nuestros ritmos circadianos, los cuales funcionan como un reloj interno que regula funciones tan esenciales como el sueño, el apetito, la energía y el estado de ánimo. Cuando ese reloj se desajusta, aumentan la melatonina —la hormona del sueño— y disminuyen los niveles de serotonina, vinculada al bienestar. El resultado es una combinación de fatiga, desmotivación, tristeza persistente, irritabilidad, dificultades de concentración y, en algunos casos, un fuerte deseo de aislamiento social.

Observando desde un ángulo clínico, lo más complejo de la depresión invernal no es sólo la sintomatología, sino la forma en que suele ser minimizada. Muchas personas que pasan por este tipo de situaciones se expresan diciendo: “Debe ser flojera”, “Solo necesito echarle ganas”, “Es normal, a todos nos cae pesado el invierno”. Y aunque es cierto que los cambios estacionales influyen en nuestro ánimo, no debemos normalizar un malestar que interfiere en la vida cotidiana. Reconocer que algo no está bien permite atenderlo y evitar que el evento evolucione hacia formas más severas por ejemplo caer en depresión.

Es importante señalar que algunas personas tienen mayor vulnerabilidad biológica a este trastorno. Investigaciones del National Institute of Mental Health (NIMH) indican que quienes viven lejos del ecuador, en regiones donde el invierno tiene menor exposición solar, presentan tasas más altas de TAE. Además, quienes tienen antecedentes de depresión mayor suelen ser más sensibles a las variaciones de luz. Esto no significa que sea inevitable, sino que debemos prestar especial atención a los primeros síntomas.

En terapia, he observado que uno de los desafíos más grandes es el impacto en la percepción personal: quienes viven depresión invernal suelen sentirse “culpables” de no rendir igual, de no tener la misma energía o motivación que en otras épocas. Explicarles el componente biológico, ese juego de hormonas, luz y ritmos internos, les ayuda a comprender que no se trata de una falla personal, sino de un proceso fisiológico que puede regularse con estrategias adecuadas. Probablemente es por ello que muchas personas no son capaces de aceptar que están pasando por un mal momento, incluso ni siquiera lo reconocer, y tapan este tipo de sentimientos con conductas dañinas que curiosamente son fomentadas con el falso espíritu de la navidad, por ejemplo las compras excesivas, o el descontrol en los hábitos alimenticios.

Aun cuando se supone que la temporada enaltece virtudes como la paz, el amor, y la fraternidad, resulta preocupante observar que la disminución de luz natural y la carga emocional invernal coinciden con un aumento sostenido de suicidios en México, en donde para 2023 se registraron 8 mil 837 suicidios, lo que representa una tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes, una cifra más alta que la de años previos, según el INEGI. Estos datos sugieren que la temporada de oscuridad, soledad o desánimo puede agravar la vulnerabilidad psicológica (especialmente en personas predispuestas) y transformar la tristeza estacional en crisis profundas.

Sobre esto existen métodos que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecer TAE, ninguno de ellos tan efectivo como la atención psicológica profesional. Un especialista de la salud puede evaluar el nivel del problema además el acompañamiento terapéutico brinda herramientas para detectar pensamientos suicidas, regular el estado de ánimo y reconstruir el bienestar emocional en los meses más oscuros del año.

Algunas acciones cotidianas contribuyen significativamente a reducir el impacto del TAE. Por ello, aquí te comparto tres recomendaciones basadas en evidencia para prevenir o disminuir la depresión invernal:

1) Exponte diariamente a la luz solar entre 5 y 10 minutos, siempre con la protección adecuada.
Salir por la mañana, abrir cortinas, caminar un poco o simplemente recibir la luz directa del gran astro ayuda a regular la serotonina y el reloj biológico. Puede parecer un gesto mínimo, pero su impacto es notable cuando se vuelve parte de la rutina, eso sí, no olvides el bloqueador solar y los lentes con filtro UV.

2) Mantén horarios regulares de sueño y actividad física.
Tu cuerpo necesita estabilidad cuando la luz es escasa. Dormir a horas similares y realizar ejercicio —aunque sea ligero— mejora la energía, la regulación emocional y el descanso nocturno. Aun si la noche dura más tiempo que el día es importante mantener la rutina.

3) Cultiva espacios de conexión social, incluso si la apatía te invita al aislamiento.
El invierno tiende a encerrarnos, pero el contacto humano funciona como un amortiguador emocional. Conversar con alguien, compartir actividades o participar en grupos de apoyo contribuye a mejorar el estado de ánimo.

Y, sobre todo, recuerda que la terapia psicológica es un acompañamiento fundamental durante esta temporada. No solo ofrece un espacio seguro para explorar lo que sientes, sino que te brinda herramientas para comprender tus ciclos internos, reorganizar rutinas, manejar pensamientos negativos y fortalecer tu resiliencia. En los meses más fríos del año, cuando el mundo parece apagarse un poco, la terapia se convierte en un punto de luz que ayuda a atravesar el invierno con mayor claridad y bienestar. Y no olvides que el invierno es el final que marca el inicio de algo nuevo, la navidad no sólo es época de dar y recibir, sino que también amerita un tiempo de introspección para disminuir el ritmo y reflexionar sobre lo que finalizamos y como queremos comenzar el nuevo ciclo.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo Humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App

Para más información del tema puede consultar:

Textos de Interes

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5.ª ed.). Washington, D.C.: Author.
(Para la definición clínica del Trastorno Afectivo Estacional como especificador del trastorno depresivo mayor.)

Rosenthal, N. E., Sack, D. A., Gillin, J. C., Lewy, A. J., Goodwin, F. K., Davenport, Y., … & Wehr, T. A. (1984). Seasonal Affective Disorder: A description of the syndrome and preliminary findings with light therapy. Archives of General Psychiatry, 41(1), 72–80.
(Estudio pionero que define la depresión invernal y su relación con la luz.)

Melrose, S. (2015). Seasonal Affective Disorder: An Overview of Assessment and Treatment Approaches. Depression Research and Treatment, 2015, 1–6.
(Revisión general sobre causas, síntomas y tratamiento del TAE.)

Partonen, T., & Lönnqvist, J. (1998). Bright light improves vitality and alleviates distress in healthy people. Journal of Affective Disorders, 46(1), 175–181.
(Evidencia científica del impacto de la luz en el estado de ánimo.)

Rohan, K. J., Roecklein, K. A., & Haaga, D. A. F. (2009). Cognitive-behavioral therapy for seasonal affective disorder: A randomized controlled trial. American Journal of Psychiatry, 166(5), 503–510.
(Estudio que valida la efectividad de la terapia psicológica para el TAE.)

Lewy, A. J. (2007). Circadian misalignment in mood disturbances. Current Psychiatry Reports, 9(6), 517–522.
(Base científica sobre ritmos circadianos y trastornos del estado de ánimo.)

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2023). Estadísticas a propósito del día mundial para la prevención del suicidio.
(Fuente de la cifra: 8,837 suicidios y tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes en México.)

Lam, R. W., & Levitt, A. J. (1999). Canadian Consensus Guidelines for the Treatment of Seasonal Affective Disorder. Clinical & Academic Publishing.
(Guía clínica que respalda intervenciones terapéuticas para depresión invernal.)

Compartir:
Continuar leyendo

EN LA OPINIÓN DE:

Extorsión: violencia económica que se vuelve trauma emocional 

Publicado

el

Aunque es un delito del que mucho se habla, pocos toman en cuenta la factura a la salud mental que significa no resolverlo.


Conciencia Saludablemente

Por: Psicol. Alex Barrera

La reciente aprobación en el Congreso de la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar los Delitos en materia de Extorsión marca un antes y un después jurídico en México: la reforma aspira a homogeneizar criterios, perseguir el delito de oficio y endurecer sanciones frente a una práctica que se ha disparado en los últimos años. La votación responde a una urgencia tangible: la extorsión ya no es un daño sólo económico, es una máquina de erosionar vidas. 

Los números lo confirman y, a la vez, ocultan realidades. Según la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE) del INEGI, en 2023 se cometieron 747 mil delitos de extorsión contra unidades económicas, cifra que ilustra la magnitud del fenómeno entre negocios formales.  Cabe señalar que las estadísticas oficiales de carpetas de investigación son mucho menores por no decir engañosas, precisamente es por la altísima “cifra negra” (cantidad de delitos que no se registran en las estadísticas oficiales) que la mayoría de las víctimas no denuncia, es decir las víctimas tienen miedo o desconfianza institucional.  

El impacto económico también aparece con cifras contundentes. Coparmex y diversas estimaciones señalan pérdidas multimillonarias: sólo en 2025, hasta septiembre, las extorsiones han significado una erogación que supera los 21 mil millones de pesos para empresarios, además de multiplicar costos en seguridad privada y obstaculizar la inversión. 

El daño no se limita a lo material. La extorsión induce estrés crónico, ansiedad, insomnio y sensación de indefensión tanto en propietarios como en trabajadores. Pequeños comerciantes describen la extorsión como un “perdón a cambio de sobrevivir”: pagar para continuar operando. Esa lógica genera culpabilidad, vergüenza y un desgaste emocional que se transmite al núcleo familiar y comunitario. Estudios sobre victimización muestran que la repetición del ataque y la impunidad fomentan trastornos de estrés postraumático, depresión y paranoia colectiva, los cuales han sido publicados por ENVE/INEGI y reportes de victimización.  

Las consecuencias secundarias son palpables: zonas enteras ven cerrar negocios ante la imposibilidad de sostener pagos extorsivos o por la pérdida de clientes ante la percepción de riesgo. En Sinaloa, por ejemplo, Coparmex reportó el cierre de alrededor de 2 mil empresas en el primer semestre de 2025 atribuible al clima de inseguridad local; sin embargo, no existe aún una cifra nacional homologada sobre cierres empresariales exclusivamente por extorsión.  

Ese silencio la llamada la cifra negra agrava el golpe psicológico. No denunciar porque temes represalias o porque “las autoridades no harán suficiente” es una doble privación: económica y emocional. La persona queda aislada, sin redes de apoyo formales, normalizando el temor y enquistando el daño. A nivel comunitario, esa normalización mina la confianza social y la capacidad de resiliencia colectiva, además activa un mecanismo de defensa en el cerebro sobre todo porque como miembro de una comunidad el miedo se agrava pues ya no tienes libertad de acudir a lugares recreativos, esto se convierte en una viciosa cadena, que impacta también la economía, pues la extorción desmotiva la inversión, reduce fuentes de ingreso y atemoriza a la comunidad, es decir que el daño es sistémico. 

Frente a este panorama, la ley y las acciones policiales son necesarias pero insuficientes por sí solas. Es imprescindible integrar respuestas que atiendan la salud mental de las víctimas: protocolos de contención, orientación jurídica y fundamentalmente atención psicológica especializada.  

La terapia ayuda a procesar el trauma, recuperar la calma y volver a sentir que se tiene control sobre la propia vida. También permite desarrollar estrategias para manejar el miedo y evitar que este se vuelva permanente. Intervenciones breves, apoyo psicoeducativo y programas comunitarios de resiliencia pueden reducir la ansiedad, mejorar el sueño y favorecer decisiones más seguras, ya sea sobre denunciar o reestructurar la actividad económica. 

La extorsión ataca hogares y tejido económico, pero también hiere la confianza que sostiene la vida cotidiana. Por eso la política pública debe ir más allá de la cárcel para extorsionadores: debe contemplar la reparación integral del individuo y la comunidad, incluida la salud mental para que las personas y comunidades recuperen no sólo su patrimonio, sino su confianza. Si la ley ayer fortaleció la respuesta penal, hoy la prioridad es que la respuesta humana, psicológica y social. llegue al mismo ritmo. Buscar ayuda profesional no es solamente una medida individual: es un acto de reconstrucción colectiva. 

Te interesan los temas de desarrollo humano y bienestar intégrate a https://bit.ly/Kumaneko-SaludyBienestar es Gratis.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App.


Compartir:
Continuar leyendo

Facebook

RECIENTE

LAS + DESTACADAS

CONTACTO: contacto.5topoder@gmail.com
Tu opinión nos interesa. Envíanos tus comentarios o sugerencias a: multimediaquintopoder@gmail.com
© 2020 Todos los registros reservados. 5to Poder Periodismo ConSentido Queda prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier uso de los contenidos sin permiso previo.