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Salario emocional

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Opinión / Cicuta del Caribe LV

• Construyen más de 250 proyectos residenciales-turísticos en Tulum
• Subsidio a las gasolinas en 2022 equivale a Dos y Tren Maya, juntos
• Otro inmueble más en la Zona Hotelera: el Wyndham Alltra Cancun
• En el proyecto “Kuxatur” ya se capacita a los principales actores
• Guerra e inflación retrasarán recuperación de la aviación hasta 2025

Por: Carlos Águila Arreola

Sea empleador o patrón, que para el caso da lo mismo, se ha preguntado ¿cuál es la situación de la salud mental del trabajador mexicano?, y es que la Secretaría de Salud (Ssa) estima que en México hay 15 millones de personas padecen algún trastorno de ese tipo, siendo el estrés el principal padecimiento: tres de cada cuatro lo padecen.

A esas cifras se suman otras alarmantes de la Asociación Siquiátrica Mexicana, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS): en los últimos 10 años hay un incremento continuo de 16 por ciento de incidencia en suicidios y 11 del gasto destinado a la atención de discapacidades laborales se relaciona con trastornos mentales.

Hay que sumarle que apenas dos por ciento del presupuesto de salud se utiliza para combatir y tratar la salud mental; además, la falta de especialistas (sicólogos, terapeutas y siquiatras) y no atender los factores de riesgo sicosocial en el mundo laboral tiene un alto costo para el aparato productivo nacional: cerca de 16 millones de pesos anuales.

Juan Pablo Montoya Velásquez, director ejecutivo de Momentu, plataforma que acompaña a la gente de la mano de expertos para reducir el estrés laboral, el ausentismo y aumentar la productividad, señala que “la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la fuerza laboral mexicana es una de las más estresada del mundo, y durante la emergencia sanitaria la prevalencia de ansiedad y depresión aumentó más de 30 por ciento”.

La OMS estima que 75 por ciento de trabajadores en México padecen los efectos del estrés laboral crónico o “burnout”, que se caracteriza principalmente por sentimientos de agotamiento, distanciamiento mental del trabajo y sentimientos negativos relacionados con las funciones laborales (como ineficiencia o falta de realización).

(El “burnout”, también llamado síndrome de desgaste profesional o síndrome de estar “quemado”, es la respuesta del trabajador cuando percibe la diferencia entre sus propios ideales y la realidad de su vida laboral. Se desarrolla, generalmente, en las profesiones de ayuda e interrelación social frecuente.)

Aunque en enero pasado entró en vigor la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11, referente a la undécima edición en español) de la OMS, en la que el “burnout” ya está catalogado como padecimiento laboral, el síndrome aún no es reconocido en México.

La STPS se ha adelantado con la creación de la Norma Oficial Mexicana (NOM) 035, cuyo objetivo establece los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo sicosocial, y promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo; el incumplimiento implicaría una multa de hasta 500 mil pesos a cada compañía infractora.

En ese sentido, Montoya Velásquez explica que las empresas tienen la responsabilidad de evaluar en sus trabajadores aspectos puntuales para determinar su bienestar mental y posibles afecciones y trastornos: “Para determinar el bienestar del trabajador se pueden tomar como base signos fácilmente observables”.

Se refiere a cambios de estado de ánimo incomprensibles, entregas tardías, desconcentración o falta de motivación; también cómo se asumen los retos de cada día, si se paralizan por el estrés de tareas diarias, y cómo se toman los contratiempos o imprevistos. Otro aspecto importante es tomar en cuenta el nivel de productividad y las bajas por enfermedad.

En cuanto a los posibles riesgos de “burnout”, recomienda evitar las altas cargas de trabajo, un liderazgo mal enfocado, los horarios laborales rígidos, las incongruencias entre las habilidades y las funciones para el cargo, las políticas de seguridad y salud inadecuadas o inexistentes, y las prácticas ineficientes de gestión y comunicación.

Desde la experiencia de Juan Pablo, tomar en cuenta la salud mental de los empleados tiene que ver con cuidarlos, pero también contribuir en la motivación, productividad, compromiso e, incluso, reducir el ausentismo laboral con incentivos de carácter no económico enfocados en mejorar el bienestar y la calidad de vida de los equipos y las empresas.

El salario emocional será la nueva tendencia organizacional y la clave para retener al talento a partir de este año: más de 40 por ciento de las empresas del mundo buscará mejorar el bienestar de su personal durante 2022, por lo que sin duda ese concepto jugará un papel muy importante en las empresas.

Lo ideal es invertir en salud mental y bienestar del trabajador, con condiciones adecuadas para laborar: un buen clima laboral, relaciones saludables y equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Se estima que por cada peso que invierte una empresa en temas de salud mental, obtiene un retorno de cuatro reflejado en un mejor desempeño y disminución en la rotación laboral.

Cuando un empleado se siente feliz es menos probable que renuncie, y hay mayor probabilidad de que incremente su productividad sin poner en riesgo su integridad física. Las empresas de México y el mundo capaces de incluir programas de salud mental y herramientas de prevención de “burnout” verán reflejado un crecimiento significativo en su organización.

Menudencias
Hay más de 250 proyectos residenciales-turísticos, la mayoría en construcción, en el municipio de Tulum, casi todos dirigidos al negocio de la renta vacacional. “El boom de la construcción no lo detiene ninguna crisis ni pandemia, cada día hay nuevos que suman cientos de unidades residenciales adquiridas por inversionistas norteamericanos, quienes ven un gran negocio en ese destino”, afirmó el experto inmobiliario Andrés Fernández Guerra.

El gobierno controla los precios de la gasolina porque en México las grandes distancias entre casa y la oficina hacen que la mayoría dependa del coche; por ello, una subida causaría gran descontento (recuerda los “gasolinazos”)… eso tiene un costo para el erario, y no es pequeño. Ese subsidio sería de 400 mil millones de pesos en el año, lo equivalente a la construcción de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya juntos.

Wyndham Alltra, la compañía de franquicias hoteleras más grande del mundo, inauguró un hotel más en Cancún (458 llaves), y Scott LePage, presidente regional de la marca, dijo que “seguiremos impulsando proyectos para acercar cada vez más a todos los viajeros”, y Fernando Mulet, vicepresidente de Inversiones y Desarrollo de Grupo Playa Hotels, señaló que el grupo ya opera tres mil (de ocho mil 300 habitaciones) en ocho hoteles en el Caribe mexicano.

El programa “Kuxatur” (turismo vivo), cuyo objetivo es crear nuevos circuitos turísticos en armonía con la naturaleza, financiado con 7.4 millones de dólares del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, ya se trabaja en una estrategia integral de capacitación para actores clave en biodiversidad y su conservación en el turismo. El proyecto se aplica en las reservas de la biósfera de Sian Ka’an y en la Sierra La Laguna, en Baja California Sur; y mediante el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), en Huatulco, Oaxaca.

La guerra Rusia-Ucrania, el aumento de la inflación y los confinamientos por covid-19 en China han provocado que las proyecciones de recuperación del tráfico aéreo de 2019 se registren hasta el segundo trimestre de 2025; es decir, un año más tarde de lo previsto. La consultora Bain & Company estimó que los ingresos mundiales de las aerolíneas serán de 488 mil millones de dólares en 2022, ocho por ciento más que la previsión anterior, pero aún insuficiente.

México posee la mejor legislación anticorrupción en América Latina, pero reprueba en su implementación porque se utiliza para fines políticos, alertó el Consejo de Abogados por los Derechos Civiles y Económicos del Centro Cyrus para la Justicia Internacional. En su reporte “Evaluación Anticorrupción 2022”, señala que los principales desafíos incluyen insuficiente voluntad política —aunque es una de las banderas de López Obrador, recursos económicos y humanos inadecuados, insuficiente independencia judicial, entre otros.

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El lado oscuro de la navidad: una mirada psicológica a la depresión invernal

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Detrás de la mercadotecnia de la época de paz en el mundo, la cifra de suicidios se eleva

Conciencia Saludablemente

Por Psicol. Alex Barrera**

Cada año, cuando el invierno comienza a instalarse y los días se acortan, noto un cambio sutil pero profundo en muchas de las personas, lo cual inevitablemente a mi parecer crea una bruma en todo el ambiente, y es que mientras la gran maquinaria de la mercadotecnia nos vende un espacio de amor, familia y entornos diseñados a modo para fomentar el espíritu de dar y recibir, la realidad es que muchas veces esto es la máscara que oculta, lo que no queremos saber, pero que nuestro cerebro ya sabe. Y no es otra cosa sino la reacción biológica natural que nos alinea con la naturaleza, invierno significa el final.

Y no, no es fatalismo, es la naturaleza terminando un ciclo, es por eso que durante el invierno muchos animales se retiran a descansar, los arboles desojados esperan pacientes para poder reverdecer, la luz del día es menos, y por supuesto los seres humanos experimentamos cambios que desafortunadamente intentamos ignorar debido a que cada día nos alejamos más y más de lo natural, pensando con la soberbia que solo el razonamiento nos puede dar, que si la luz del sol se va, nosotros podemos llenarla con pequeñas luces artificiales, que se venden en aquellos puestos que ocupan miles de esquinas en el país.

Pero dejemos el romanticismo y la filosofía de lado y para no abrumarle entremos de lleno a lo que quiero en este espacio, comentarle a usted, que se toma el tiempo de leer estas líneas y es que, si hablamos de los síntomas del invierno, incluso yo, como especialista en salud mental debo confesar que experimento cierta variación en mi nivel de energía y claridad emocional.

Así pues, le hablaré de las cosas por su nombre, lo que muchas personas experimentamos no se trata simplemente de “mal humor por el frío”, sino de un fenómeno ampliamente documentado: la depresión invernal, también conocida como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Aunque a veces se percibe como una exageración o un invento moderno, la ciencia ha demostrado que es una condición real y prevalente, estrechamente vinculada a los ciclos de luz y a la respuesta biológica de nuestro organismo.

La American Psychological Association (APA) explica que el TAE aparece cuando la disminución de luz solar altera nuestros ritmos circadianos, los cuales funcionan como un reloj interno que regula funciones tan esenciales como el sueño, el apetito, la energía y el estado de ánimo. Cuando ese reloj se desajusta, aumentan la melatonina —la hormona del sueño— y disminuyen los niveles de serotonina, vinculada al bienestar. El resultado es una combinación de fatiga, desmotivación, tristeza persistente, irritabilidad, dificultades de concentración y, en algunos casos, un fuerte deseo de aislamiento social.

Observando desde un ángulo clínico, lo más complejo de la depresión invernal no es sólo la sintomatología, sino la forma en que suele ser minimizada. Muchas personas que pasan por este tipo de situaciones se expresan diciendo: “Debe ser flojera”, “Solo necesito echarle ganas”, “Es normal, a todos nos cae pesado el invierno”. Y aunque es cierto que los cambios estacionales influyen en nuestro ánimo, no debemos normalizar un malestar que interfiere en la vida cotidiana. Reconocer que algo no está bien permite atenderlo y evitar que el evento evolucione hacia formas más severas por ejemplo caer en depresión.

Es importante señalar que algunas personas tienen mayor vulnerabilidad biológica a este trastorno. Investigaciones del National Institute of Mental Health (NIMH) indican que quienes viven lejos del ecuador, en regiones donde el invierno tiene menor exposición solar, presentan tasas más altas de TAE. Además, quienes tienen antecedentes de depresión mayor suelen ser más sensibles a las variaciones de luz. Esto no significa que sea inevitable, sino que debemos prestar especial atención a los primeros síntomas.

En terapia, he observado que uno de los desafíos más grandes es el impacto en la percepción personal: quienes viven depresión invernal suelen sentirse “culpables” de no rendir igual, de no tener la misma energía o motivación que en otras épocas. Explicarles el componente biológico, ese juego de hormonas, luz y ritmos internos, les ayuda a comprender que no se trata de una falla personal, sino de un proceso fisiológico que puede regularse con estrategias adecuadas. Probablemente es por ello que muchas personas no son capaces de aceptar que están pasando por un mal momento, incluso ni siquiera lo reconocer, y tapan este tipo de sentimientos con conductas dañinas que curiosamente son fomentadas con el falso espíritu de la navidad, por ejemplo las compras excesivas, o el descontrol en los hábitos alimenticios.

Aun cuando se supone que la temporada enaltece virtudes como la paz, el amor, y la fraternidad, resulta preocupante observar que la disminución de luz natural y la carga emocional invernal coinciden con un aumento sostenido de suicidios en México, en donde para 2023 se registraron 8 mil 837 suicidios, lo que representa una tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes, una cifra más alta que la de años previos, según el INEGI. Estos datos sugieren que la temporada de oscuridad, soledad o desánimo puede agravar la vulnerabilidad psicológica (especialmente en personas predispuestas) y transformar la tristeza estacional en crisis profundas.

Sobre esto existen métodos que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecer TAE, ninguno de ellos tan efectivo como la atención psicológica profesional. Un especialista de la salud puede evaluar el nivel del problema además el acompañamiento terapéutico brinda herramientas para detectar pensamientos suicidas, regular el estado de ánimo y reconstruir el bienestar emocional en los meses más oscuros del año.

Algunas acciones cotidianas contribuyen significativamente a reducir el impacto del TAE. Por ello, aquí te comparto tres recomendaciones basadas en evidencia para prevenir o disminuir la depresión invernal:

1) Exponte diariamente a la luz solar entre 5 y 10 minutos, siempre con la protección adecuada.
Salir por la mañana, abrir cortinas, caminar un poco o simplemente recibir la luz directa del gran astro ayuda a regular la serotonina y el reloj biológico. Puede parecer un gesto mínimo, pero su impacto es notable cuando se vuelve parte de la rutina, eso sí, no olvides el bloqueador solar y los lentes con filtro UV.

2) Mantén horarios regulares de sueño y actividad física.
Tu cuerpo necesita estabilidad cuando la luz es escasa. Dormir a horas similares y realizar ejercicio —aunque sea ligero— mejora la energía, la regulación emocional y el descanso nocturno. Aun si la noche dura más tiempo que el día es importante mantener la rutina.

3) Cultiva espacios de conexión social, incluso si la apatía te invita al aislamiento.
El invierno tiende a encerrarnos, pero el contacto humano funciona como un amortiguador emocional. Conversar con alguien, compartir actividades o participar en grupos de apoyo contribuye a mejorar el estado de ánimo.

Y, sobre todo, recuerda que la terapia psicológica es un acompañamiento fundamental durante esta temporada. No solo ofrece un espacio seguro para explorar lo que sientes, sino que te brinda herramientas para comprender tus ciclos internos, reorganizar rutinas, manejar pensamientos negativos y fortalecer tu resiliencia. En los meses más fríos del año, cuando el mundo parece apagarse un poco, la terapia se convierte en un punto de luz que ayuda a atravesar el invierno con mayor claridad y bienestar. Y no olvides que el invierno es el final que marca el inicio de algo nuevo, la navidad no sólo es época de dar y recibir, sino que también amerita un tiempo de introspección para disminuir el ritmo y reflexionar sobre lo que finalizamos y como queremos comenzar el nuevo ciclo.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo Humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App

Para más información del tema puede consultar:

Textos de Interes

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5.ª ed.). Washington, D.C.: Author.
(Para la definición clínica del Trastorno Afectivo Estacional como especificador del trastorno depresivo mayor.)

Rosenthal, N. E., Sack, D. A., Gillin, J. C., Lewy, A. J., Goodwin, F. K., Davenport, Y., … & Wehr, T. A. (1984). Seasonal Affective Disorder: A description of the syndrome and preliminary findings with light therapy. Archives of General Psychiatry, 41(1), 72–80.
(Estudio pionero que define la depresión invernal y su relación con la luz.)

Melrose, S. (2015). Seasonal Affective Disorder: An Overview of Assessment and Treatment Approaches. Depression Research and Treatment, 2015, 1–6.
(Revisión general sobre causas, síntomas y tratamiento del TAE.)

Partonen, T., & Lönnqvist, J. (1998). Bright light improves vitality and alleviates distress in healthy people. Journal of Affective Disorders, 46(1), 175–181.
(Evidencia científica del impacto de la luz en el estado de ánimo.)

Rohan, K. J., Roecklein, K. A., & Haaga, D. A. F. (2009). Cognitive-behavioral therapy for seasonal affective disorder: A randomized controlled trial. American Journal of Psychiatry, 166(5), 503–510.
(Estudio que valida la efectividad de la terapia psicológica para el TAE.)

Lewy, A. J. (2007). Circadian misalignment in mood disturbances. Current Psychiatry Reports, 9(6), 517–522.
(Base científica sobre ritmos circadianos y trastornos del estado de ánimo.)

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2023). Estadísticas a propósito del día mundial para la prevención del suicidio.
(Fuente de la cifra: 8,837 suicidios y tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes en México.)

Lam, R. W., & Levitt, A. J. (1999). Canadian Consensus Guidelines for the Treatment of Seasonal Affective Disorder. Clinical & Academic Publishing.
(Guía clínica que respalda intervenciones terapéuticas para depresión invernal.)

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EN LA OPINIÓN DE:

Extorsión: violencia económica que se vuelve trauma emocional 

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Aunque es un delito del que mucho se habla, pocos toman en cuenta la factura a la salud mental que significa no resolverlo.


Conciencia Saludablemente

Por: Psicol. Alex Barrera

La reciente aprobación en el Congreso de la Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar los Delitos en materia de Extorsión marca un antes y un después jurídico en México: la reforma aspira a homogeneizar criterios, perseguir el delito de oficio y endurecer sanciones frente a una práctica que se ha disparado en los últimos años. La votación responde a una urgencia tangible: la extorsión ya no es un daño sólo económico, es una máquina de erosionar vidas. 

Los números lo confirman y, a la vez, ocultan realidades. Según la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE) del INEGI, en 2023 se cometieron 747 mil delitos de extorsión contra unidades económicas, cifra que ilustra la magnitud del fenómeno entre negocios formales.  Cabe señalar que las estadísticas oficiales de carpetas de investigación son mucho menores por no decir engañosas, precisamente es por la altísima “cifra negra” (cantidad de delitos que no se registran en las estadísticas oficiales) que la mayoría de las víctimas no denuncia, es decir las víctimas tienen miedo o desconfianza institucional.  

El impacto económico también aparece con cifras contundentes. Coparmex y diversas estimaciones señalan pérdidas multimillonarias: sólo en 2025, hasta septiembre, las extorsiones han significado una erogación que supera los 21 mil millones de pesos para empresarios, además de multiplicar costos en seguridad privada y obstaculizar la inversión. 

El daño no se limita a lo material. La extorsión induce estrés crónico, ansiedad, insomnio y sensación de indefensión tanto en propietarios como en trabajadores. Pequeños comerciantes describen la extorsión como un “perdón a cambio de sobrevivir”: pagar para continuar operando. Esa lógica genera culpabilidad, vergüenza y un desgaste emocional que se transmite al núcleo familiar y comunitario. Estudios sobre victimización muestran que la repetición del ataque y la impunidad fomentan trastornos de estrés postraumático, depresión y paranoia colectiva, los cuales han sido publicados por ENVE/INEGI y reportes de victimización.  

Las consecuencias secundarias son palpables: zonas enteras ven cerrar negocios ante la imposibilidad de sostener pagos extorsivos o por la pérdida de clientes ante la percepción de riesgo. En Sinaloa, por ejemplo, Coparmex reportó el cierre de alrededor de 2 mil empresas en el primer semestre de 2025 atribuible al clima de inseguridad local; sin embargo, no existe aún una cifra nacional homologada sobre cierres empresariales exclusivamente por extorsión.  

Ese silencio la llamada la cifra negra agrava el golpe psicológico. No denunciar porque temes represalias o porque “las autoridades no harán suficiente” es una doble privación: económica y emocional. La persona queda aislada, sin redes de apoyo formales, normalizando el temor y enquistando el daño. A nivel comunitario, esa normalización mina la confianza social y la capacidad de resiliencia colectiva, además activa un mecanismo de defensa en el cerebro sobre todo porque como miembro de una comunidad el miedo se agrava pues ya no tienes libertad de acudir a lugares recreativos, esto se convierte en una viciosa cadena, que impacta también la economía, pues la extorción desmotiva la inversión, reduce fuentes de ingreso y atemoriza a la comunidad, es decir que el daño es sistémico. 

Frente a este panorama, la ley y las acciones policiales son necesarias pero insuficientes por sí solas. Es imprescindible integrar respuestas que atiendan la salud mental de las víctimas: protocolos de contención, orientación jurídica y fundamentalmente atención psicológica especializada.  

La terapia ayuda a procesar el trauma, recuperar la calma y volver a sentir que se tiene control sobre la propia vida. También permite desarrollar estrategias para manejar el miedo y evitar que este se vuelva permanente. Intervenciones breves, apoyo psicoeducativo y programas comunitarios de resiliencia pueden reducir la ansiedad, mejorar el sueño y favorecer decisiones más seguras, ya sea sobre denunciar o reestructurar la actividad económica. 

La extorsión ataca hogares y tejido económico, pero también hiere la confianza que sostiene la vida cotidiana. Por eso la política pública debe ir más allá de la cárcel para extorsionadores: debe contemplar la reparación integral del individuo y la comunidad, incluida la salud mental para que las personas y comunidades recuperen no sólo su patrimonio, sino su confianza. Si la ley ayer fortaleció la respuesta penal, hoy la prioridad es que la respuesta humana, psicológica y social. llegue al mismo ritmo. Buscar ayuda profesional no es solamente una medida individual: es un acto de reconstrucción colectiva. 

Te interesan los temas de desarrollo humano y bienestar intégrate a https://bit.ly/Kumaneko-SaludyBienestar es Gratis.

**Además de 10 años de experiencia como comunicólogo, ejerciendo el periodismo. Alex Barrera es también psicólogo por la UNAM con profundización en desarrollo humano.
Actualmente brinda terapia clínica con enfoque Biopsicosocial.

Si deseas contactar al especialista o necesitas ayuda terapéutica puedes comunicarte vía Whats App.


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