Catania, Italia — El majestuoso Monte Etna, el volcán activo más alto de Europa, ha vuelto a despertar con una furia que no se veía desde hace años. La erupción, iniciada en la madrugada del lunes 2 de junio, ha causado una impresionante columna de ceniza y lava que alcanzó los 9 kilómetros de altura, obligando al cierre temporal del aeropuerto de Catania y activando protocolos de emergencia en varias regiones del sur de Italia.

Las autoridades italianas han declarado la zona roja en un radio de 10 kilómetros alrededor del cráter principal. Más de 1.200 personas han sido evacuadas de manera preventiva en las localidades de Zafferana Etnea y Nicolosi, mientras equipos de protección civil y vulcanólogos monitorean en tiempo real la evolución del fenómeno.

El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) informó que la actividad sísmica ha aumentado de forma considerable desde el pasado viernes, con una serie de temblores de baja intensidad que precedieron a la erupción. La lava ha fluido principalmente por el flanco sureste del volcán, aunque no se descartan nuevas fisuras que podrían poner en peligro zonas más densamente pobladas.

La nube de ceniza volcánica se ha desplazado hacia el este, afectando el espacio aéreo sobre Sicilia, Malta y partes del sur de Grecia. Varias aerolíneas han cancelado o desviado vuelos como medida de precaución, y Eurocontrol ha emitido una alerta para el tráfico aéreo en el Mediterráneo central.

El primer ministro italiano, en una comparecencia urgente, aseguró que “todos los recursos están siendo movilizados para garantizar la seguridad de la población” y pidió “mantener la calma y seguir las instrucciones de las autoridades locales”.

El Etna, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los volcanes más estudiados del mundo debido a su constante actividad. Sin embargo, esta última erupción ha superado las expectativas de los expertos, reabriendo el debate sobre la preparación ante desastres naturales en Europa.

Fuente: 5to Poder Agencia de Noticias

En una medida sin precedentes desde el inicio del conflicto en Ucrania, Alemania ha dado luz verde a que el ejército ucraniano ataque objetivos dentro de Rusia utilizando armamento alemán. La decisión, anunciada por el gobierno de Olaf Scholz, representa un giro significativo en la postura de Berlín, que hasta ahora se había limitado a suministrar armas defensivas a Kiev.

El Kremlin ha reaccionado de inmediato, calificando la autorización como una “provocación peligrosa” que podría escalar el conflicto a niveles aún más críticos. Dmitri Peskov, portavoz del presidente ruso Vladímir Putin, advirtió que Moscú tomará medidas de represalia contra Alemania, considerándola ahora un actor más directo en la guerra. “Este movimiento demuestra que Berlín ha dejado de ser solo un proveedor y ahora participa activamente en el conflicto”, declaró Peskov.

Desde Kiev, el gobierno de Volodímir Zelenski ha celebrado la decisión alemana como un respaldo esencial en su lucha por defender la soberanía ucraniana. “La guerra no se gana solo en nuestro territorio, sino debilitando los centros de agresión del enemigo”, declaró un alto funcionario ucraniano.

Analistas internacionales coinciden en que este cambio en la política alemana podría traer consecuencias impredecibles. Mientras algunos lo ven como una respuesta lógica ante las continuas agresiones rusas, otros advierten que el conflicto podría escalar y llevar a enfrentamientos más directos entre Rusia y los países occidentales.

La comunidad internacional observa con cautela, y los próximos días serán clave para determinar si esta nueva fase de la guerra desemboca en un recrudecimiento del enfrentamiento o en un acercamiento diplomático. Por ahora, la tensión sigue en aumento y el mundo espera el próximo movimiento en este complejo ajedrez geopolítico.

Fuente: 5to Poder Agencia de Noticias