“Visión Periférica”

Por Cliserio E. Cedillo Godínez*

“La política es escatológica”, dijo ayer Joaquín López Dóriga en su programa de Telefórmula, luego de conocerse a los “senadores traidores” al PRI y a Movimiento Ciudadano, como calificó la muchedumbre a Miguel Ángel Yunes Márques y a Daniel Barreda, respectivamente. La verdad es innegable, la política es escatológica, una mierda, como se pudiera decir en horario nocturno.

Y es que, sin duda, la política es un juego de intereses y componendas. Antes en mis tiempos de jefe de Información en algunos de los “soles” de la Organización Editorial Mexicana (OEM) era muy popular el dicho en los corrillos políticos de que: “Nadie resiste un cañonazo de un millón de pesos”. Ahora, luego de casi 49 años ejerciendo el periodismo, tal vez los cañonazos ya no sean de un millón, sino en múltiplos de diez o a cambio del perdón de los pecados (al menos dos órdenes de aprehensión, contra Miguel Ángel y su hermano Fernando) o de esos que se cuentan en fraudes de cientos de millones de pesos o incluso llegar al secuestro, la extorsión y otras prácticas que nada tienen que ver con lo que se pretende al reformar el Poder Judicial, como se hizo con el padre del senador Barreda.

El poder es el poder, se dice y también es cierto. Y ese poder lo ha sabido explotar al ciento por ciento el presidente Andrés Manuel López Obrador. Es un caudillo popular del Siglo XIX viviendo en Palacio Nacional después de más de 100 años.

Nadie lo puede negar, el presidente de México reúne todas las características de un caudillo, como describen los estudiosos: “líder carismático cuya forma de acceder al poder y llegar al gobierno se basa en mecanismos informales y difusos para lograr el reconocimiento de su liderazgo por parte de las multitudes”. Conocedor de la historia, dicen que gracias a su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, escritora, periodista, profesora e investigadora, López Obrador respondió al clamor silencioso de los más necesitados con soluciones a sus problemas comunes.

Esos caudillos, como AMLO ahora, fueron clave para la dictadura y para las luchas de los partidos políticos del siglo XIX. Tal como ahora, “lo pobres”, que son prioridad para el gobierno, obtuvieron respuesta a sus calladas plegarias, como una pensión de seis mil pesos bimestrales para miembros de la tercera edad, aunque no sean solución definitiva a todas sus grandes necesidades.

Sin temor a equivocarnos, López Obrador es hasta ahora el presidente más hábil de los últimos 80 años. Supo aprovechar su conocimiento de la historia y ser fiel intérprete de los ejemplos, por ello surge cuando la sociedad deja de tener confianza en las instituciones, en los partidos y en sus dirigentes. Es de los caudillos que, según los estudiosos, se ha ganado tal respaldo de sus seguidores que, incluso, puede aplastar a su propio partido: Morena.

Estamos seguros de que, al terminar su gestión, no sacará las manos del gobierno ni de su partido y pésele a quien le pese será “el poder tras el trono”, tal como sucedía en la época medieval donde el consejero, de pie detrás del trono del jerarca, le susurraba lo que tenía que hacer, fuera de la vista común. Y saben ¿por qué? Porque no ha concluido su proyecto que lo lleve a pasar a la historia más allá de ser un caudillo, porque eso ya se lo ganó.

A López Obrador le falta transformar al Poder Judicial, para ello aprovecha los mismos recursos que lo han llevado a conquistar a los más pobres: “El pueblo quiere elegir a sus jueces”. Si, voltean los más necesitados, “los llama el caudillo”, van a participar en la elección de jueces “que solo era privilegio de una élite. Los están tomando en cuenta, aprovechen la oportunidad. Sigan al caudillo, como lo siguen a ciegas aprendices de caudillo como “el compañero” senador Gerardo Fernández Noroña.

La historia consigna a cinco grandes caudillos de la “Tercera Transformación, el Movimiento Armado de 1910”: Francisco Villa, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Francisco I. Madero. Ellos escribieron la historia con sangre y hay veces son recordados hasta con veneración. Esta es la Cuarta Transformación, la de Andrés Manuel López Obrador que “está cambiando al Poder Judicial”. ¿También podrá ser recordado con veneración? Por el bien de México, esperemos no se equivoque.

*Periodista con 48 años de experiencia en diarios nacionales y estatales, así como jefe de Información en estaciones y cadenas de radio, director general de 5to Poder Periodismo ConSentido.

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